Por Clarín.-
Rosario. Le avisaba a la banda “Los Monos” cuando había un operativo y le daba información sobre sus enemigos.
El comisario inspector Gustavo “Gula” Pereyra evitaba el contacto directo con la banda. La tarea estaba a cargo de un hombre al que eligió para que trabaje bajo sus órdenes en la Subsecretaría de Investigación Criminal de la Policía santafesina, una repartición del ministerio de Seguridad provincial.
Hablar con la primera línea de “Los Monos”, la banda narco más fuerte de Rosario, era un trabajo encomendado al suboficial Juan “Chavo” Maciel. El le proveía información sensible a la familia Cantero, el clan que lidera la organización criminal. De acuerdo a las escuchas telefónicas se encargaba también de “juntar” –recaudar dinero de actividades ilícitas– para “Gula”, su jefe.
La historia es una más de las muchas que exponen la aceitada relación entre “Los Monos” e integrantes de la Policía santafesina. Pereyra fue detenido el lunes y quedó procesado. Con él son ya 14 los integrantes de distintas fuerzas de seguridad –12 policías santafesinos, uno de la Federal y uno perteneciente a Prefectura– involucrados en la asociación ilícita montada por los narcos.
En febrero de 2014, cuando se imputó al grueso de la banda, Pereyra fue sobreseído.
El juez Juan Carlos Vienna entendió que las pruebas en su contra eran endebles. En ese momento, las fotos de la casona que se había construido el comisario en Pueblo Esther, al sur de Rosario, habían generado polémica. La vivienda, ubicada frente al río, cuenta con solarium y pileta. En refacciones, habría requerido una inversión 1.250.000 de pesos A un año y medio de la decisión de Vienna, la Cámara de Apelaciones Penal revocó esa decisión y ahora la jueza Alejandra Rodenas ordenó su detención. Así, Pereyra quedó imputado como integrante de la organización narco montada para cometer homicidios, amenazas, encubrimientos, daños, cohechos y tráfico de estupefacientes.
El juez Juan Carlos Vienna entendió que las pruebas en su contra eran endebles. En ese momento, las fotos de la casona que se había construido el comisario en Pueblo Esther, al sur de Rosario, habían generado polémica. La vivienda, ubicada frente al río, cuenta con solarium y pileta. En refacciones, habría requerido una inversión 1.250.000 de pesos A un año y medio de la decisión de Vienna, la Cámara de Apelaciones Penal revocó esa decisión y ahora la jueza Alejandra Rodenas ordenó su detención. Así, Pereyra quedó imputado como integrante de la organización narco montada para cometer homicidios, amenazas, encubrimientos, daños, cohechos y tráfico de estupefacientes.
El expediente marca la estrecha relación entre Maciel y Ramón “Monchi” Machuca, hijo de crianza de Máximo Cantero, padre de los principales integrantes del clan. Machuca está prófugo. Hasta el momento de su fuga, era uno de los que comandaba a “Los Monos” y el encargado de mantener el contacto con los policías.
El suboficial Maciel cumplía un rol clave. En las escuchas se advierte cómo, por ejemplo, informa a Machuca sobre el estado de salud de un enemigo de “Los Monos” que había sido atacado a balazos. El hombre del que hablaban era Diego Demarre, dueño del boliche Infinity Night. A metros de su local cayó muerto Claudio “Pájaro” Cantero, el 26 de mayo de 2013. “Los Monos” lo señalaron como uno de los entregadores. Por eso lo mataron al día siguiente, después de que declarase en los tribunales de Justicia de Rosario.
“Está más pa’ allá que otra cosa. Siete (tiros) le dieron. Está listo prácticamente. ¿El lo entregó (al Pájaro)?”, informa y pregunta Maciel en diálogo con “Monchi”. El narco le responde que sí. El policía va más allá y le sugiere que haga desaparecer el auto con el que se cometió el ataque.
Maciel, que ya fue condenado en un juicio abreviado, era una pieza valiosa por la “calidad y cantidad” de información que proporcionaba y por las acciones que realizaba, concluyó la Justicia. Para la jueza Rodenas, por una cuestión de rango y por la verticalidad con la que se maneja la Policía, no era posible que Maciel actuara sin el apoyo de Pereyra. “Esto permite suponer la existencia de una fuente superior de poder”, indica Rodenas en la resolución que apunta contra “Gula”. Además, asegura que el comisario era “un engranaje indispensable en la asociación ilícita” y que sería “nítida” su participación en la banda.
En las conversaciones que fueron grabadas, tanto Maciel como “Monchi” y otras personas insisten con las referencias a apodos como “Gula” –Pereyra reconoció que lo llamaban así por su baja estatura–, “Enano” y “Jefe del Chavo”.
Para la Justicia, a través de Maciel, Pereyra alertaba sobre allanamientos, entregaba datos sobre policías, realizaba gestiones para que integrantes de la banda pudieran ser liberados de una comisaría o indicaba cuando los móviles se apartaban de zonas donde operaban búnkers de droga.
También, como en el caso de Demarre, proporcionaba detalles sobre otros ataques a los enemigos del banda. El 28 de mayo de 2013, dos días después de la muerte de “Pájaro”, el grupo atentó contra una camioneta Nissan donde creían que viajaba Milton César, señalado como uno de los sicarios que mató a Cantero. Milton no iba en la camioneta. Sí su madre, un hermano y otro hombre, que murieron acribillados. Una vez más, Maciel confirmó el resultado final de la operación.
Pereyra realizó trabajos de inteligencia sobre la banda que negó ante la Justicia. Cercado, cuando avanzó la investigación en su contra, reconoció aquellas tareas. Información en soportes informáticos secuestrados en su domicilio marcaban que contaba con valiosos datos sobre el movimiento delictivo de “Los Monos”.
Las escuchas que desnudan las conexiones
En ninguna de las escuchas que forman parte de la investigación judicial Gustavo “Gula” Pereyra aparece dialogando directamente con miembros de “Los Monos”. Sin embargo, para la jueza Alejandra Rodenas, el que hablaba en su nombre era Juan “Chavo” Maciel, su subalterno.
“Voy a llamar al jefe” o “dejá que en un rato más lo veo al Enano y le pregunto”, son alguna de las alusiones que hace Maciel a Machuca y que la Justicia ve como una clara mención al comisario.
También hay conversaciones entre miembros de la banda narco que lo vinculan a Pereyra con la organización. “¿Y para quién la junta (Maciel)?”, consulta a Ramón “Monchi” Machuca –hijo de crianza de Máximo Cantero y encargado de los contactos con la policía– a un hombre al que apodan “Bruja”. “Para el Gula”, contesta uno de los líderes de “Los Monos”, sin dudar. Luego, Pereyra reconoció que “Gula” y “Enano” eran algunos de los apodos que tenía desde chico, por su baja estatura.
Las escuchas también marcan la estrecha relación que había entre los capos narco y los policías. En las conversaciones no sólo se pasaban información, sino que también se animaban a dar consejos: Maciel le dice a Machuca que haga desaparecer el auto con el que acribillaron a Diego Demarre, señalado como entregador de Ariel “Pájaro” Cantero. “Que no esté más, ¿entendés?”, le dice en referencia al coche. Por ese caso están imputados otro integrante del clan –Ariel Máximo– y dos de sus sicarios.