Por infobae.-
El Sumo Pontífice, clave en el acercamiento entre ambos países, recibió en la Santa Sede al presidente cubano. Estuvieron reunidos en un encuentro "estrictamente privado" durante 55 minutos
Después de la gran expectativa que generó este encuentro, el papa Francisco recibió este domingo en el Vaticano al presidente cubano Raúl Castro, con quien conversó en una reunión "estrictamente privada" por casi una hora.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, informó que durante la reunión, Castro la agradeció al Papa su mediación entre Cuba y Estados Unidos.
El Sumo Pontífice jugó papel sumamente importante para facilitar el acercamiento entre ambos países, que retomar el diálogo en diciembre pasado después de varias décadas.
Ambos se intercambiaron presentes. El pontífice le ofreció una medalla de San Martín de Tours, conocido en la tradición cristiana por haber compartido su abrigo con un mendigo. "Hay que vestir a los pobres y promoverlos", subrayó el Sumo Pontífice ante su invitado, a quien también regaló su exhortación apostólica "El Evangelio de la Alegría", el texto base de su pontificado.
El líder comunista, en tanto, ofreció al Papa una obra del artista cubano Alexis Leiva Machado, que firma como Kcho, inspirado en el tema de la inmigración de clandestinos que llegan a la isla italiana de Lampedusa. El cuadro representa una cruz hecha con barcos de naufragados, explicó Lombardi.
El presidente cubano dejó luego el Vaticano, en dirección el Palacio Chigi, la sede de la presidencia del Consejo, en el centro de Roma, para reunirse con el jefe del gobierno, Matteo Renzi.
Según Lombardi, esta entrevista "cordial" y relativamente larga permitió además hablar del próximo viaje de Francisco a Cuba, en septiembre, antes de viajar a Estados Unidos.
Se tratará del primer viaje a este país del pontífice, quien ha desempeñado un importante papel en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, que están dando pasos para mejorar sus relaciones tras décadas de conflicto.
La Iglesia se ha convertido en interlocutor privilegiado del gobierno comunista cubano y Francisco fue mediador entre los presidentes Barack Obama y Raúl Castro para el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, anunciado el 17 de diciembre.
El Papa argentino envió una carta tanto al presidente de Estados Unidos como a su homólogo cubano, en la cual les pedía que terminaran con sus "frías relaciones".
El pontífice intervino en las negociaciones secretas, envió cartas e hizo varias llamadas telefónicas personales, y, con su estilo simple y directo, recibió en octubre del año pasado en el Vaticano a delegaciones secretas de los dos países, según reveló el mismo Vaticano.
La Iglesia católica cubana también jugó un importante papel para propiciar la actual luna de miel entre Cuba y el Vaticano. Así, el cardenal de La Habana, Jaime Ortega, se convirtió en un interlocutor obligado del régimen.
Actor clave en el proceso de deshielo entre Estados Unidos y la isla comunista tras más de medio siglo de conflictos, Francisco se convertirá en el tercer pontífice que visita Cuba en 17 años, después de Juan Pablo II, en enero de 1998, y Benedicto XVI, en marzo de 2012.
En 1998 la visita del papa Juan Pablo II marcó el fin de las disputas entre el gobierno comunista cubano y la Iglesia Católica, que fueron muy tensas tras la revolución de 1959.
El Papa polaco logró en su histórica visita del 21 al 25 de enero de 1998, acabar con las tensiones de medio siglo entre el entonces presidente Fidel Castro y la jerarquía católica, así como estrechar las relaciones entre el Vaticano y La Habana.
Como gesto a Juan Pablo II, Fidel Castro restituyó en 1998 el feriado de la Navidad, que había sido eliminado afines de los años 60.
Durante la gira de Benedicto XVI en 2012, el presidente Raúl Castro restituyó el feriado de Semana Santa.
En marzo pasado, el cardenal Ortega colocó la primera piedra de un templo dedicado a San Juan Pablo II.
El templo será levantado "en un terreno que fue cedido por el Estado" en Antonio Guiteras, un suburbio del este de La Habana, y "es uno de los primeros que se construye desde sus cimientos en el último medio siglo en Cuba", había señalado la Conferencia de Obispos Católicos.
Como parte del inédito diálogo iniciado en 2010 por el cardenal Ortega y el presidente Castro, que sucedió a su hermano Fidel en 2006, el gobierno autorizó la construcción de nuevos templos católicos y comenzó a devolviera la Iglesia en 2013 inmuebles nacionalizados en los años 60.