Por Federico Fahsbender/infobae.-
Llegó en un auto oficial junto a su pareja, su hija y tres custodios de la Policía Federal. Su única condición: pidió no comer en la mesa. Cómo se negoció la entrevista y la agresión que sufrió a la salida. Para sentarse en la mesa de Mirtha Legrand, Sandra Arroyo Salgado pidió una sola cosa de antemano: que no sirvieran nada de comer. El equipo de producción de Mirtha entendió el código. La mesa suele estar vacía cuando se habla de tragedias. Apenas se sirvió café, algunas masitas, pero la jueza federal no tocó ninguna de las dos. Había tensión al comienzo.Con uñas negras y tacos acharolados de diez centímetros de altura, Arroyo Salgado dio en la noche del sábado su primer reportaje televisivo tras la muerte de Alberto Nisman.
Su nombre había sido una elección obvia para los productores del programa, encabezados por Nacho Viale, cuando se formuló una lista de invitados hace más de un mes. Mirtha estuvo encantada con la idea. La jueza federal escuchó la oferta, pero decidió esperar. Tenía varias instancias públicas por delante, como la presentación del informe de la querella. También lo consultó con sus hijas y su pareja, Guillermo Elazar.
Su nombre había sido una elección obvia para los productores del programa, encabezados por Nacho Viale, cuando se formuló una lista de invitados hace más de un mes. Mirtha estuvo encantada con la idea. La jueza federal escuchó la oferta, pero decidió esperar. Tenía varias instancias públicas por delante, como la presentación del informe de la querella. También lo consultó con sus hijas y su pareja, Guillermo Elazar.
Con ese contexto, Arroyo habló, entre otras cosas, de su a veces difícil relación con Nisman, de sus hijas y de muchas otras cosas. En el piso, la miraban detenidamente Guillermo Elazar, su pareja, y su hija mayor, Iara, de quince años, quien llegó junto a ellos en un auto oficial, con tres custodios de la Policía Federal.
La adolescente se cruzaba de brazos incómoda, arrugando los labios, mientras su mamá hablaba de las amenazas que recibió, y Mirtha mencionaba que Iara había decidido usar otro apellido en el colegio. Elazar se movía inquieto tras las cámaras. "Acá la ves, haciéndole frente a la situación", dijo de su pareja, con cierto orgullo.
Luego del final del programa, Arroyo conversó unos minutos con Legrand. "Qué tremendo para tu hija estar escuchando todo", le dijo Mirtha. A la salida del estudio, un hombre la esperaba, de más de 50 años, aspecto prolijo y visiblemente excitado. El hombre se abalanzó sobre el auto de Arroyo Salgado, empezó a golpear el vidrio, y, mientras corría a la par del vehículo, le gritaba: "Sacá a tus hijas, ¡sinvergüenza!". Iara Nisman estaba en el asiento de atrás.