Por Diario HOY.-
Acorralado por la Justicia, el empresario K acusa al juez Casanello de dejarse manipular por los medios de comunicación. El ocaso de un símbolo de la podredumbre oficial
El fin de ciclo K se acerca cada día más, de ahí que muchos de sus adherentes comiencen a pensar en maniobras judiciales que les impidan transitar los pasillos de los Tribunales a partir de diciembre próximo. Lázaro Báez, empresario emblema de la corrupción oficial en la última década, intenta evitar que las denuncias judiciales que lo asolan lleguen a buen puerto, de ahí que haya decidido acusar al juez federal Sebastián Casanello de actuar “manipulado” por los medios de comunicación en la causa que se le sigue por presunto lavado de dinero.
En un escrito presentado en el Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal Nº 7, el empresario ligado íntimamente a la familia presidencial, aseguró que Casanello “se dejó llevar por los medios de comunicación para dictar una medida de prueba en esta causa”, dejando entrever que saldría de la propia boca del magistrado las noticias que aparecen en los medios sobre la causa que lo aqueja. Además, Báez aprovechó la oportunidad para afirmar que su empresa Austral Construcciones no recibió "ni una sola factura contabilizada y que incida en sus declaraciones juradas impositivas" que sea apócrifa. Esto último tiene que ver luego de que la AFIP señalara que Calvento SA, empresa bahiense que actuaba en conjunto con la nave insignia del grupo Báez, era considerada "usina de facturas truchas". Las voces defensoras que le quedan a Báez dentro del gobierno nacional son cada día menos, de ahí que sean muchos los que avizoran un futuro complicado para quien fuera el máximo ganador de obra pública en la provincia de Santa Cruz durante la era K.
Temor en ámbitos políticos
En las últimas horas creció la sospecha de que Báez, que está acusado ante la Justicia por presunto lavado, asociación ilícita, sobreprecios y evasión tributaria, entre otros delitos, pueda convertirse en el “nuevo Yabrán” del kirchnerismo y lo induzcan a cometer acciones desesperadas, tal como le pasó al empresario símbolo de los negocios oscuros en los años ’90.
Son crecientes las versiones que hablan de una supuesta reunión de Báez con Máximo Kirchner en Río Gallegos, y que la misma tendría que ver con el hecho de que el poder nacional le “habría soltado la mano” y que de aquí en más tendría que defenderse solo de las causas judiciales que lo acechan en distintos juzgados.
Ya es considerable las preocupación en diferentes ámbitos políticos de que Báez tome una actitud temeraria y pueda quitarse la vida tal como hizo Yabrán en el año ‘98 y las investigaciones por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero que asolan a la familia presidencial, queden en la nada al caerse el principal sospechoso de realizar estos movimientos ilícitos.
El origen dudoso de la fortuna del empresario patagónico, al que muchos consideran un hombre más dentro del entramado de los Kirchner para hacer crecer sus dineros personales, está en el centro de la discusión política, de ahí que el futuro su persona y de las causas que se le siguen en la Justicia sean de suma importancia para el acontecer nacional.