Por Rubén Rabanal/Ámbito.-
El horizonte del Gobierno este año muestra un verano caliente en el Congreso. Cristina de Kirchner se niega a ceder la batuta de la agenda y de la mano de su pasión codificadora y la apertura de la distribución de televisión a las telefónicas ya obligó a los diputados a rediagramar vacaciones y garantizarse pasajes de avión para hipotéticas sesiones en diciembre. A ese show legislativo en medio de las fiestas se le está sumando otra certeza: la realidad económica indica que el Gobierno, como lo desliza hasta Axel Kicillof, aunque luego lo niegue como marca la estrategia que sigue el Gobierno, se pasará buena parte de enero negociando con los fondos buitre un acuerdo.
Las alternativas en ese caso están lejos de las especulaciones recientes. Tras el acuerdo habrá un pedido al Congreso para que apruebe una ley que autorice la emisión de deuda para pagar a los buitres la diferencia entre lo que fija el canje y el resultado de la negociación del monto de la sentencia de Thomas Griesa.
El punto es tan simple como eso. Está claro que el acuerdo como confiesa un kirchnerista, deberá contener un artículo que aclare la derogación de toda norma que se oponga a ese pago, pero nada que signifique un marcha atrás ante el público de todo lo dicho en materia de "patria o buitres". Es decir, el efecto será el mismo, pero evitando que una rendición en Nueva York quede consagrada por ley.
La opción de sesionar en verano ya se discute en los bloques de Diputados y el Senado. El kirchnerismo sabe que la convocatoria a sesiones extraordinarias ya era inevitable con el nuevo código y la ley que el Gobierno llama "Argentina Digital", pero que tiene en su principal objetivo habilitar la competencia en televisión a las telefónicas.
El Senado debatirá los dos temas en las próximas dos semanas, luego emitirá dictámenes y las votará el 19 y 26 de este mes. Imposible adelantar esos temas en Diputados por lo que, si Cristina de Kirchner quiere las leyes, deberá habilitar extraordinarias.
La posibilidad de un acuerdo con los holdouts cuando en enero caiga la cláusula RUFO le aporta otro ritmo al verano. El Gobierno irá a esa negociación sin haber convocado al Congreso; como indica una regla básica eso lo hará con posterioridad. Por lo tanto, fines de enero y febrero pueden ser los momentos calientes para la deuda.
Una reunión del bloque kirchnerista la semana pasada dio cuenta de ese tema. Si hay acuerdo, los acreedores exigirán que se apruebe el nuevo endeudamiento por ley y para eso habrá sesión.