Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
Celia Kleiman, ex esposa de su colega Hugo Haime, tiene un rol importante en las tendencias que van marcando las encuestas. Por ejemplo, influir en los principales dirigentes políticos con la teoría de que, si CFK termina bien su mandato, la chances de Daniel Scioli de entrar al ballotage son muy importantes y también de ganarlo. Esta teoría fue adoptada por Eduardo Duhalde y Carlos Corach, quienes le dan su valor agregado: que Sergio Massa se baje de candidato a presidente y se lance a gobernador de Buenos Aires para unificar al peronismo. La influencia de Poliarquía apunta en el mismo sentido y no sólo se extiende al cristinismo, al cual le vaticinó una derrota por sólo 3 puntos de diferencia con el intendente de Tigre. Como señalamos al principio, las perspectivas sobre Scioli son óptimas, y también sobre Mauricio Macri.
Da la casualidad de que los gobiernos platense y porteño tienen contratada a Poliarquía y en el caso del PRO se realizan asimismo los focus groups que organiza Jaime Duran Barba con el apoyo de Poliarquía y así lo reflejó el excelente colega de Clarín Julio Blanck, quien tuvo la primicia del trabajo donde curiosamente se reproduce una teoría que los directores de esa encuestadora repiten en privado. La misma dice que, si la recesión que estamos viviendo es leve, o sea del 1%, Massa tiene grandes chances de ganar una presidencial. Por el contrario, si la recesión es más profunda, el ganador sería Macri, porque tiene un planteo económico totalmente contrario al kirchnerismo.
Sin embargo, los datos que procesa Poliarquía, proyectados sin indecisos, le darían hoy a Massa el 34%, a Scioli el 25% y a Macri el 18%, y entre Binner, Cobos y Carrió podrían empatarle al jefe del PRO.
Una estrategia evasiva
Pero lo más sugestivo de los trabajos de Poliarquía es que apuntan a un probable aunque difícil triunfo de Macri si se profundiza la recesión económica. Pero la actuación del jefe de gobierno desde que ganó su reelección en el 2011 no fue de enfrentamiento sino de colaboración con el kirchnerismo. Así fue que no presentó candidatura presidencial en el 2007 y en la Capital, del 46% bajó entonces al 11%, y en el 2008, en el multitudinario acto de la Mesa de Enlace en el Rosedal, el jefe de gobierno brilló por su ausencia para no enfrentarse con el gobierno. Y ya son sabidos los proyectos conjuntos de obras públicas en la ciudad entre constructoras vinculadas a Julio de Vido y las que dirigen Nicolás Caputo y Angelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri. Sólo en el 2009 dio un paso al frente, aliándose con Francisco de Narváez para enfrentar a los K. Y en el 2011, para renovar su mandato a jefe de gobierno de la ciudad, no se enfrentó a los K y volvió a obtener el 46% en la primera vuelta, aunque la mayoría de los votos los obtuvo porque competía con el senador Daniel Filmus, un candidato muy ligado al kirchnerismo. Por tanto, el electorado de la ciudad, mayoritariamente anti K, le volvió a dar el voto. En el 2013, Gabriela Michetti bajó al 39%, contra el 32% de Elisa Carrió.
La perspectiva -hasta ahora- para el 2015 es que, si Michetti u Horacio Rodríguez Larreta se enfrentan, por ejemplo con Martín Lousteau, les sería difícil alcanzar el 46%. En síntesis, el PRO no es visto por la opinión pública como una clara oposición. Esa virtud la tienen sin duda Elisa Carrió y sectores del radicalismo como Oscar Aguad y Ernesto Sanz, pero no Hermes Binner, que se manejó tibiamente frente a la Casa Rosada.
Volviendo al principio, Celia Kleiman de Polldata ya le había anticipado el triunfo de Massa en la provincia al jefe de campaña de éste, Juan José Álvarez. Y ahora, en una encuesta sobre los linchamientos, le dio como resultado que el 81% cree que ocurren por la ausencia del Estado, que es lo mismo que declaró el tigrense, quien fue el primer político que habló del tema apenas se bajó del avión luego de su gira por los Estados Unidos. Otro resultado que obtuvo Kleiman sobre los linchamientos es que el 84% piensa que el problema se soluciona aumentando las penas contra la delincuencia, mientras en una encuesta que Massa le encargó para oponerse al nuevo Código Penal, la respuesta fue que el 72% pedía el aumento de penas y no la baja, como dice el proyecto de reforma. Ahora, después de los linchamientos, esa mayoría se amplió al 84%.
