HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 26 de enero de 2014

LA CRISIS CAMBIARIA/EL VIAJE PRESIDENCIAL: Sin agenda, Cristina pasó su primer día en Cuba atenta a la situación local

Cristina Kirchner a su llegada,
 ayer, al hotel Nacional, de La Habana.
Foto: AFP
Por Mariana Verón/La Nación.- Monitoreó por teléfono detalles de la apertura del cepo; aún no se informó sobre actividades hasta el inicio de la cumbre Pasaron varias rondas de trova cubana, una pareja que dio el sí frente al mar vestidos completamente de blanco y cientos de turistas por los jardines del histórico hotel Nacional.
Pero Cristina Kirchner se lo perdió. La Presidenta obvió ayer todo contacto en su primer día en esta ciudad y no se dejó ver, al menos en público. Según comentaron hasta el cansancio fuentes de la comitiva, se quedó todo el día encerrada en su habitación, en contacto con sus funcionarios. En medio de la incertidumbre económica por la fuerte tensión que generó la devaluación del peso decidida por el Gobierno, su paso sin agenda en su primer día en la isla dejó más misterio que certezas sobre su actividad hasta el martes. Prometen que hoy podría haber una "sorpresa", así, enigmáticos. 

 Lo único que se informó oficialmente fue que la Presidenta había hablado por teléfono con el equipo económico, desde el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el ministro de Economía, Axel Kicillof, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, y el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega. El Gobierno debe definir en estas horas, con Cristina fuera del país, la instrumentación de la prometida salida del cepo a la compra de dólares. Tras la brusca devaluación del peso, el tema preocupa a la Casa Rosada. No en vano ayer, después de hablar con Cristina, Capitanich debió insistir con que no impactará en el acuerdo de precios. Aunque en la comitiva hacen esfuerzos por mostrarse confiados, las llamadas de la Presidenta a sus funcionarios dieron cuenta del momento de tensión que se vive puertas adentro. 

La estrategia que diseñó para dar un golpe de efecto con el fin del cepo tendrá su efecto recién mañana, cuando abran los mercados y se conozca la letra chica de la apertura a la compra de dólares. Cristina no sólo adelantó el viaje tres días, ya que la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), por la que fue convocada, recién comenzará el martes, sino que incluso arribó antes de lo previsto. La sorpresa se la llevó el personal que la esperaba en el lobby del hotel y debió apurar el agasajo, para recibirla a las 7 con un ramo de flores. Sucedió que con viento a favor, el Tango 01 pudo llegar sin hacer la escala prevista en Brasil para cargar combustible y, dos horas antes de la hora señalada, la Presidenta ya había arribado. "No tiene actividad", decían unos. "No salió de su cuarto", aportaban otros, para sumarle más incógnita al fin de semana que decidió pasar Cristina aquí. Viajó acompañada por su hija Florencia, que tampoco se mostró. Ambas ocuparon una habitación cada una en el piso 8. 

Con un espacio de oficina y un cuarto, la Presidenta pasó buena parte de la tarde reunida, hasta poco antes de las 20.30, con el canciller Héctor Timerman y su vocero, Alfredo Scoccimarro. La comitiva aprovechó el día libre con escapadas a La Habana Vieja para almorzar y pasear. Estaban el radical Leopoldo Moreau y el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri. El mandatario, uno de los preferidos de la Presidenta, fue el único que habló del dólar, que por estas horas parece ser un tema tabú en la comitiva, cuando LA NACION intentó conocer los detalles de las medidas que tomó el Gobierno el viernes pasado. Eso sí. Urribarri siguió el manual del buen kirchnerista y como ya lo había hecho Capitanich, negó que el Gobierno hubiera tomado la decisión de devaluar, según le dijo a Radio Nacional apenas pisó la isla. Después se fue a correr, rutina diaria para cuidar su salud. 

 El viaje en el Tango fue poco conversado. Cristina saludó a sus invitados y se encerró en la habitación que tiene la nave para dormir. No hubo tertulia en la madrugada. Quien se mostró más relajado fue Timerman, que disfrutó la tarde de sol en el invierno cubano con una temperatura que apenas superó los 25 grados. "Hablen con el vocero", apenas aportó, sentado en una mesa del extenso jardín del Nacional, mirada clavada en el mar Caribe y siempre escueto de palabras. La Presidenta siguió de cerca ayer las declaraciones que desde el foro de Davos había hecho su par brasileña, Dilma Rousseff. Según relató un miembro de la comitiva, Cristina quedó satisfecha con las palabras a pesar de que la mandataria del principal socio comercial del país dijo que seguía muy atenta la crisis argentina. Según contaron allegados presidenciales, Cristina destacó, en diálogo con sus funcionarios, que Rousseff había hablado de un tema estacional y que se mostró cautelosa. Cristina fue la primera jefa de Estado que llegó antes de tiempo. Y aunque tuvo guardia fotográfica de las agencias internacionales, la mirada está puesta en la mandataria brasileña, que mañana inaugurará junto con Raúl Castro el puerto del Mariel, la mayor obra en años del gobierno cubano que promete disputarle terreno al canal de Panamá. 

 LA PRESENCIA DE MOREAU, UNA SORPRESA 

 "Por qué me van a tratar mal si yo los trato mejor a ellos." El dueño de la frase es el radical Leopoldo Moreau, cuando la nacion lo consultó cómo lo trataban sus compañeros ocasionales de viaje. Moreau sorprendió entre la comitiva que acompañó a Cristina Kirchner para esta cumbre. El dirigente contó que había llamado al presidente de la UCR, Ernesto Sanz, para avisarle de la invitación oficial y negó que lo haya hecho para pedir permiso. "No se rechaza una invitación de una presidenta de la democracia", se defendió ante las posibles críticas que podría despertar su presencia. Contó que estaba a título personal y recordó su reunión con Fidel Castro, en abril de 1986, para cerrar el viaje de Raúl Alfonsín a la isla, en lo quesería la primera visita de un presidente argentino a Cuba desde la revolución.

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