HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 10 de noviembre de 2013

Un retorno complicado


Por Carlos Tórtora/El Informador.- El alta neurológica y neuroquirúrgica otorgada ayer a la presidente tuvo finalmente serias reservas en cuanto al tiempo que le demandaría retomar el ritmo de sus actividades, en función de sus actuales complicaciones cardiológicas. Un especialista consultado tradujo esto en los siguientes términos: “se trata de un tipo de arritmia complicado de tratar. Si ella vuelve a sus niveles de anteriores de trabajo, el compromiso para su salud sería muy serio”. En otras palabras, que la expresión “retorno gradual a sus actividades” tendría bastante de eufemismo, porque la presidente estaría bastante limitada por su salud en forma permanente.
El efecto político de esta realidad parece ser inevitable: aumentaría el peso político de las figuras de su entorno y también la conflictividad entre las mismas. La semana pasada trascendieron algunos episodios que tienen que ver con esto. De acuerdo a lo hablado entre Carlos Zannini y el operador de la imagen presidencial, el director de la Unidad Ejecutora del Bicentenario, Javier Grosman, este último preparó su equipo para filmar en Olivos la ceremonia con CFK retomando el gobierno, que luego sería transmitida en diferido. El caso es que el equipo de La Corte, la productora de Grosman, se encaminó a Olivos a preparar la escenografía pero por instrucciones de Máximo Kirchner no se les permitió trabajar. Aparentemente, el episodio se repitió dos o tres días después. Finalmente, el alta con reservas de ayer y el suspenso sobre la reasunción fueron la continuación de una ofensiva del entorno familiar para frenar una peligrosa vuelta al trabajo.

Claro está que la presidente estaría muy nerviosa por las limitaciones médicas que sufre y, por ejemplo, habría tenido una fuerte discusión con su hermana Giselle, que adquirió protagonismo durante su convalecencia de la reciente cirugía. A todo esto, la natural inclinación a la paranoia del kirchnerismo se exacerbó en las últimas semanas por el temor de que trasciendan informaciones no convenientes sobre lo que ocurre en el primer círculo del poder. Esto alcanza a las medidas de seguridad. Por ejemplo, cuando la presidente ingresó a la Fundación Favaloro para operarse, los fotógrafos obtuvieron una toma de ella en el auto con la boca entreabierta y una expresión que podría interpretarse como de dolor. La foto en cuestión habría sido considerada en Olivos como un error imperdonable de la seguridad. Sin contemplaciones, el episodio le costó el puesto a cuatro miembros de la custodia presidencial considerados responsables. A partir de entonces se extremaron las precauciones hasta el más mínimo detalle. 

Cuando la presidente ingresó anteanoche a la Favaloro para su chequeo, lo hizo en el asiento de atrás del auto, con las viseras bajas y el custodio y el chofer tapándola al máximo. La consigna sería que la presidente no debe dar ninguna imagen de debilidad, lo que obligaría al funcionamiento de un estrecho cerco de seguridad y a un importante nivel de control sobre la televisación y las fotos. Así las cosas, el kirchnerismo se desliza hacia un previsible tembladeral que tendrá por ejes los cambios en el gabinete y las respuestas a la pérdida de reservas y el alza de la inflación y el dólar blue. La velocidad con que se puso en marcha la operación para que uno de los financistas más cercanos al gobierno, el mexicano David Martínez, se quede con el control de TELECOM argentina, habla a las claras de cuáles son las preocupaciones centrales en Olivos. Los comicios del 27 del mes pasado desnudaron las debilidades electorales del cristinismo y ahora la idea dominante es asegurarse para el 2015 una enorme cuota de poder aun cuando se pierda el gobierno. 

A partir del reciente fallo de la Corte Suprema, el gobierno se asegura una importante capacidad de negociación con el Grupo Clarín, que sería utilizada para forzar nuevas transferencias de medios al club de empresarios amigos del poder, lo que se complementaría con la compra de Telecom. Después del fallo de la Corte sobre la ley de medios, la Casa Rosada se anotó en los últimos días un nuevo triunfo. La ofensiva de Elisa Carrió para que se discuta en la Cámara de Diputados un pedido de juicio político a Ricardo Lorenzetti, Eugenio Zaffaroni, Elena Highton de Nolasco y Enrique Petracchi cayó en el vacío. Con diversos matices, la dirigencia opositora eludió la confrontación con la Corte, tal vez para no aparecer identificándose con la causa de Clarín. Tanto la UCR como Mauricio Macri y desde ya Hermes Binner, optaron por reclamarle al gobierno que la AFSCA sea imparcial pero soslayaron condenar la sentencia de la Corte. Éste no fue el único beneficio que consiguió el gobierno estos días. La amenaza de un mega cacerolazo para conmemorar el del 8N del año pasado naufragó ante un estado de ánimo social en el cual el desconcierto supera a la indignación. 

 Massa vs. Scioli, para deleite del oficialismo 

 El alivio político del cristinismo también tuvo otras facetas importantes. Sergio Massa puso en el centro de la mira a Daniel Scioli, movilizando a sus intendentes para criticarlo. Personalmente, se puso a la cabeza de cuestionamiento del proyecto de ley de presupuesto provincial en estos términos: “la gente votó un cambio y la ejecución del presupuesto es la misma que el año pasado. Por eso insistimos en que se están aplicando los mismos porcentajes a todos los ítems, sin tener en cuenta que la seguridad, la educación y la inflación cambiaron”. Para que no quedaran dudas, el intendente de Tigre desembarcó en Mar del Plata con la idea de debilitar el principal bastión político empresario del gobernador. 

La polarización Scioli-Massa sería un panorama óptimo para el cristinismo, que temía un acuerdo de gobernabilidad entre ambos. Algunas suspicacias hablan de cierto nivel de acuerdo entre el massismo y el ultracristinismo para debilitar al gobernador. De este modo el tigrense saldría ganando más espacio y los talibanes K crearían condiciones para que el candidato a presidente sea Sergio Urribarri o Jorge Capitanich. Aunque no lo ataca frontalmente a Scioli, el entorno presidencial no le perdona que se haya instalado como el candidato número uno para el caso de que la salud presidencial y la crisis económica marquen el camino hacia una asamblea legislativa. A todo esto, el documento del Episcopado alertando sobre el auge del narcotráfico se ocupó de señalar la existencia de complicidades en la política. Esta conexión puede ser una clave del escenario que se va esbozando para el 2015.

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