Por Carlos Tórtora/El Informador.-
La afección cardíaca presidencial pasó ayer a ocupar el centro de la agenda política nacional. Aunque la cuestión está controvertida, en el ambiente político crece la impresión de que la reasunción anunciada para el próximo lunes mostraría a una presidente lejos de poder cumplir plenamente con las obligaciones de su cargo.
Esta convicción quedó abonada por las sugestivas palabras de ayer del Secretario de Comunicación Alfredo Scoccimarro: “La presidenta Cristina Kirchner estará en condiciones de retomar sus actividades formales el lunes próximo”. El término formales parece aludir a serias limitaciones para cumplir con las “actividades reales”, es decir, el grueso de la agenda presidencial.
Especialistas en cardiología consultados ayer opinan que la arritmia que se está monitoreando sería de una clase “no benigna”, que exigiría cuidados muy estrictos para disminuir el riesgo de un infarto de miocardio, a partir de la existencia de una coronariopatía.
Los últimos comunicados oficiales hablan de un retorno gradual a la actividad plena, lo que no se compatibilizaría con las opiniones médicas señaladas, que apuntan a una limitación física permanente. En el comunicado de ayer de la Fundación Favaloro, ésta traspasa explícitamente la responsabilidad a los médicos presidenciales, que serán desde ahora los encargados de informar. Pero el Dr. Facundo Manes seguiría muy de cerca la evolución de la salud de CFK y sus consejos estarían también ligados al tratamiento de los trastornos psiquiátricos de la presidente.
Una versión de fuentes médicas señala que se estaría por decidir el comienzo de sesiones psiquiátricas como parte del tratamiento anti-stress que parece tener importancia decisiva para controlar el problema cardíaco.
Un esquema cada vez más complicado
El correlato político de este cuadro de salud es bastante complejo. Las primeras líneas del gobierno ya habrían asumido que la presidente se dejaría ver poco y que sus intervenciones en la discusión de las medidas a adoptar serían escasas. Esta diluida presencia sería presentada como parte de un programa de recuperación gradual. Una incógnita importante es cómo repercutirá este esquema en el funcionamiento de un gobierno que afronta una emergencia económica reflejada por la pérdida de reservas del BCRA y el alza de la inflación. Según algunas opiniones, podrían acentuarse las tensiones de Guillermo Moreno y Axel Kicillof con Amado Boudou y Hernán Lorenzino y también las de éste con Carlos Zannini y Florencio Randazzo. Ayer trascendió que Cristina habría ordenado que cesen las versiones sobre cambios en el gabinete, porque ella no se dejaría presionar por las operaciones periodísticas de sus allegados.
En una demostración de que, pese a todo, está dispuesta a retener la última palabra, ayer CFK estaba decidiendo quién será el nuevo presidente del PJ bonaerense, ya que hoy vence el plazo para la presentación de las candidaturas.
Si bien la opción parecía estar entre el intendente de La Matanza Fernando Espinoza y Daniel Scioli, no se descartaba un gesto imperial, como la nominación de Julio de Vido.
A todo esto, trascendió también que la presidente recibiría en las próximas horas al hermano del ex presidente venezolano Hugo Chávez y gobernador del estado de Barinas, Adán Chávez Frías, que viajó a Buenos Aires para abrir y cerrar las “Jornadas Internacionales ‘El legado político e ideológico de Hugo Chávez Frías’”, que se llevan a cabo desde ayer y hasta mañana en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, en Corrientes 1543. Según una versión, Chávez sería un enviado de Nicolás Maduro para informar al gobierno argentino sobre los planes del gobierno bolivariano ante la crítica situación económica que afronta Venezuela. La idea sería que ambos gobiernos articulen algunas medidas conjuntas para enfrentar la supuesta conspiración en marcha parta voltearlos.