HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

lunes, 25 de noviembre de 2013

Desconfundiendo: La profundización del modelo, es el ajuste tan temido


Por El Opinador Porteño.- Ya que el gobierno, en su anuncio de intento del regreso al mercado de capitales, utilizó el subterfugio "salir del desendeudamiento" (O sea, volver a endeudarnos), nosotros trataremos de aclarar un poco la confusión reinante, desconfundiendo. A partir del cambio de gabinete, las cosas están bastante arduas de comprender, en la Argentina.
La mayor parte de la gente no sabe bien cómo se han reconfigurado los actores, y no sabe qué puede esperar para el corto y mediano plazo. Lo sintetizó muy bien el periodista Marcelo Longobardi en la apertura de su programa radial del Viernes 22 de Noviembre. "Las cosas están muy claras: O vamos para allá, o vamos en el sentido contrario. De ahí no sale". Esto es lo mismo que decir "lo único que tenemos en claro es que acá nadie entiende nada". Tiene bastante razón. Intentaremos realizar un análisis de situación, con el objeto de aportarle al lector algunas claves, que le permitan tener otras herramientas a la hora de evaluar acontecimientos, medidas, y actitudes. Hay tres poderes vigentes en la Argentina de Noviembre de 2013: El poder formal, el poder real, y el poder potencial. 

 El poder formal 

 Es el que aún detenta el gobierno de Cristina Kirchner, que se ha corrido a un costado argumentando sus problemas de salud, y que ha depositado en Jorge Capitanich y Axel Kicillof la toma de las decisiones claves. El contador público Capitanich, ese gran estadista y genio de la economía que teníamos escondido en el Chaco, mientras al país lo manejaba Guillermo Moreno... El teórico marxkeynesiano Kicillof, que dijo que “Seguridad jurídica y clima de inversión son dos palabras horribles” ... La verdad es que tener la economía de la Argentina en manos de estos dos muchachos, brinda tantas seguridades como un preservativo de arpillera. Y resulta exactamente igual de incómodo. Es el gobierno que hace dos años iba por todo, que hace un año se quedó sin reforma constitucional, y que hace un mes se quedó sin apoyo popular. Tiene la obligación de cumplir su mandato hasta diciembre de 2015, pero es víctima del desastroso estado de la economía, que su propia impericia ha provocado. El gobierno de CFK es el primer populismo argentino que debe cumplir tercer mandato consecutivo. Vale decir: Es la primera vez que la falsa fiesta de bonanza inventada la tiene que pagar el mismo que la organizó. Los comandantes del navío de la armada poderosa y conquistadora, yéndose a pique, a estas alturas se conforman con llegar a la costa del 2015 a como dé; mordidos por los tiburones y sangrando, con el otrora brillante ropaje hecho jirones. Como sea, trata de impedir que el país se le prenda fuego, y tener que abandonar el gobierno antes de tiempo.
  
El poder real 

 Es el que tienen los sectores de la producción, los medios de comunicación más importantes, la industria y los grupos económicos. Vale decir: Los que mueven l0s hilos de la Argentina cotidiana sin detentar cargos públicos. Son los que hace ya tiempo quitaron sus expectativas del kirchnerismo, pasando a pensar en el 2015, y depositando sus esperanzas (y sus dineros) en los dirigentes que ganaron las elecciones de 2013, como futuros administradores gubernamentales. 

 El poder potencial 

 Es el que tiene la ciudadanía, que lo ejerció en las calles del país durante las jornadas de protesta del 2012 y de Abril de 2013. Ese poder que primero le dijo al gobierno que la economía la estaban conduciendo muy mal, que luego le declaró el formal divorcio y que abortó cualquier trasnochada idea de eternización en el poder, el 8 de Noviembre de 2012. Es el poder ciudadano que le dio aire a la corte suprema de justicia, para resistir los embates kirchneristas, y el que le regaló a toda la oposición los argumentos para levantarse de su mediocridad y ganar la elección. Un poder tanto o más fuerte que los anteriores, pero que, desde su concepción anárquica, es ejercido antes por obra de la casualidad, que de la estrategia. Está ahí, siempre latente. Nunca se sabe cuando puede ponerse en marcha. Tampoco se sabe bien si alguna vez volverá a ejercer. Es un poder fantasma, que, cuando se pone de manifiesto, se convierte en fantasmagórico, y aterroriza a los abusadores con carnet.  
Lo que está pasando 

 El poder formal, - licuado - , trata de conformar al poder real, - ansioso -. Tiene dos metas a por lograr, pero ambas le pueden traer serios problemas con el poder potencial, el de la gente. La primera es mejorar el tipo de cambio real (dolar oficial), porque el poder real así se lo demanda, para poder funcionar; lo que, al mismo tiempo, le permitiría disminuir parcialmente la sangría de reservas que el Banco Central experimenta. Estas son las ventajas. Pero sabe que tomar esas medidas sin un amplio consenso de los demás sectores puede repercutir en una mayor inflación, lo que vulnera (más) el bolsillo de la gente, y le puede traer aparejadas protestas y disturbios callejeros, algo que necesitan evitar a toda costa, más que nada porque no están en posición de resistirlos, y podría ponerlos a las puertas de un nuevo diciembre de 2001. 

Y estas son, claramente, las desventajas. La segunda es la necesidad imperiosa de disminuir la inflación, mediante la baja del gasto público y de la emisión monetaria. Ahí tienen el problema de que no pueden dejar de pagar los planes sociales que pagan (porque se les cae del sistema la gente que depende de esos planes), y necesitan entonces eliminar los subsidios a las empresas de servicios públicos, lo que les dará menos gasto estatal pero más problemas para el bolsillo del ciudadano, y un casi seguro traslado a precios que, sin la menor duda, derivará en un aumento aunque sea temporal de la inflación; (un trimestre al 50%? un cuatrimestre al 42%?) . Es esa misma inflación a la que necesitan atacar. Como se ve, no pueden jugar una carta sin correr el riesgo de que les derrumbe el castillo de naipes. 

 Por eso es que Capitanich busca hacer un acuerdo de precios con los sectores productivos, por eso es que se trata de conseguir como sea financiación externa para aumentar las reservas, y por eso es que se decidió no recalentar el clima social, y pasar el tema del controvertido nuevo código civil y la ley de responsabilidad del estado, para el próximo período de sesiones ordinarias. Pero un acuerdo de precios sin políticas de fondo, es tener un Guillermo Moreno con buenos modales. Y conseguir financiación externa sin arreglar con el FMI y el Club de París, es prenderle una vela a San Fracaso. El combo entre un aumento importante del precio del dolar oficial (brusca devaluación del peso, dolar - actualmente en alrededor de 6 pesos -, llevado a cerca de 7.50 u 8), y eliminación de los subsidios a las empresas de servicios, es lo que se denomina ajuste. El ajuste que CFK nunca se animó a hacer, es el que vienen a hacer Capitanich y Kiciloff, mientras CFK juega a la lideresa pediátrica en los patios de la Rosada, y pasea a su perro bolivariano por los jardines de Olivos. Está pasando que el poder formal y el poder real están bastante de acuerdo en llevar adelante estas medidas, pero tienen el problema de que el poder potencial, el de la gente, se les puede volver en contra a ambos. 

 Lo que puede pasar 

 Al poder real (UIA, Clarín, SRA) no le importa demasiado que las medidas tengan repercusión negativa en la población. Ellos solamente quieren (como toda la vida), tener un buen marco para sus negocios , y nada más. Al poder formal, (el gobierno), en realidad tampoco le importaría demasiado la gente, sino fuera que esa gente les puede obsequiar un diciembre de saqueos y violencia, y un verano convulsionado como consecuencia de los aumentos generalizados de precios, y la disminución del poder adquisitivo. Una realidad es que el ajuste hay que hacerlo, pero de forma gradual. Y otra realidad es que no tienen tiempo material de sincerar tarifas en un lapso de 2 años. Necesitan hacerlo mucho más velozmente. Y esa es su encrucijada. Porque si ajustan paulatinamente, se les pueden acabar las reservas antes de ver los frutos de las medidas, pero si ajustan de un saque, se les puede alborotar inadecuadamente el gallinero. 

Tan solo imagine su tarifa de luz, actualmente de , pongamos, 800 pesos, subrepticiamente devenida en 2100 pesos, y traslade el efecto a precios cuando al chino del merca le caigan 20 lucas de luz, aunque por las noches le desenchufe las heladeras. Y luego imagine el mismo escenario pero donde más duele. En los sectores de menores recursos, cuando deban ir a comprar lo necesario a comercios que sufren incrementos notables de sus costos tarifarios. Puede haber quiebras varias de pequeños y medianos comerciantes y empresas de servicios, puede haber demasiado malestar social, o pueden acontecer las dos cosas. Si llevan adelante el ajuste que quieren hacer, es posible, entonces, que el Marzo del regreso a clases venga con nuevas manifestaciones del poder potencial, (el de la gente) y nadie quiere tener, otra vez, a la gente en las calles, puteándolos y, esta vez, muy probablemente, pidiéndoles que se vayan.

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