Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
Finalmente apareció la Presidente, pero no para anunciar los cambios de gabinete que se conocieron inmediatamente después de su video familiar. No deja de llamar la atención de que anuncios de primer orden como la designación del nuevo jefe de gabinete, Jorge Capitanich, el ministro de economía, Axel Kicillof, y el presidente del Banco Central, Armando Fábregas, fueran hechos por el vocero presidencial, mientras
Cristina aparece minutos antes jugando con su nuevo perrito como Queen Elizabeth en Buckinham. El propósito subyacente de este doble mensaje de ayer podría ser acostumbrar a la opinión pública a que ya no verá a una aguerrida jefa de Estado dando detalles y números de cada tema mientras les imparte instrucciones a todos los funcionarios presentes.
En lo estrictamente físico, la presidente parece estar bien en el video filmado por su hija Florencia, en el cual ratificó su alineamiento con el populismo, ya que se refirió a la visita del hermano de Hugo Chávez, que le regaló un perro símbolo de la independencia de Venezuela.
Si bien no anunció medidas cambiarias, puede ser que lo haga en los próximos días, porque ayer el Banco Central perdió otros 80 millones de dólares de las reservas y desde Nueva York llegó otra mala noticia: la Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York rechazó ayer un pedido de la Argentina para que el fallo adverso que obliga al país a pagar 1.330 millones de dólares a los holdouts sea revisado por el plenario de ese tribunal. Esto, cuando todavía no se pudo acordar con el fondo Elliot en las negociaciones trianguladas a través del fondo Gramercy y el Fintech de David Martínez.
Por su parte, el ex secretario de Hacienda Mario Brodersohn señaló que de los 32.000 millones de dólares de las reservas que quedan, 4.000 millones corresponden a un préstamo del Banco de Francia y otros 7.000 millones son depósitos de los bancos y del público incorporados a las mismas. También hay que apuntar que un importante funcionario del Departamento de Estado se solidarizó con la compañía Repsol ante la confiscación argentina. Al ser consultado por un periodista sobre la propuesta para la nacionalización de la petrolera YPF, el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, expresó su “preocupación” respecto de la iniciativa de enviar al Congreso un proyecto de Ley para expropiar el 51 por ciento de las acciones de la petrolera YPF.
El control es todo
En este contexto, se conocieron en los últimos días facetas de la intimidad presidencial en Olivos. Por ejemplo, Jorge Asís y Luis Majul dijeron que está bien de salud pero mal de ánimo y Nelson Castro fue más optimista: sostuvo que está muy bien de salud, que les hace caso a sus médicos y que recuperó el ánimo. Pero Walter Curia describió que paseando por Olivos se extravió y rompió en llanto. Un psiquiatra y un cardiólogo consultados por este medio sobre el video de 7 minutos difundido ayer, apuntaron los evidentes esfuerzos de CFK por expresar sólo comprensión y equilibrio y un indisimulado nerviosismo en su lenguaje gestual y en la velocidad de sus frases.
Con el riesgo cardíaco como telón de fondo, los médicos coinciden en que la clave está en el control del detonador, que son las explosiones temperamentales típicas de la personalidad de Cristina. La necesidad de regular al máximo las situaciones de tensión y los esfuerzos, que los médicos llaman cambio de hábitos, indican que el papel predominante que su hijo Máximo y en menor medida Carlos Zannini cumplieron las últimas seis semanas continuará largamente. Sólo los nombrados podrían decirle a ella que se abstenga de participar de situaciones políticas que pueden derivar en una crisis cardíaca. En síntesis, que el rol del entorno presidencial ha crecido en consonancia con las indicaciones médicas, lo que implica obviamente una alta delegación de poder. Los pocos que están en posición de indicarle a CFK cuándo debe ausentarse de las reuniones y los actos y a quiénes debe o no recibir, estarían ahora adquiriendo un poder enorme. Los cambios de ayer acompañan en este mismo sentido.
Capitanich y Kicillof sugieren la idea de un blindaje político-económico para paliar los crecientes puntos débiles de la figura presidencial y serían en parte el resultado de la influencia de Máximo. Por otra parte, la delegación en un régimen presidencialista como el nuestro es un arte complejo. Carlos Menem, por ejemplo, se sentía cómodo con ministros poderosos que le permitían hacerse tiempo para viajar y seguir una agenda de alto vuelo. Eduardo Duhalde, para citar otro ejemplo, siempre les dio bastante margen a la iniciativa de sus colaboradores. En cambio Cristina, educada en la escuela de su marido, jamás les dio autonomía a sus ministros y esto iría contra su carácter obsesivo y desconfiado.
La otra cara de esta realidad es su reflejo en la opinión pública. La mayoría de los encuestadores que le dieron sólo 6 ó 7 puntos de ventaja a Sergio Massa sobre Martín Insaurralde en las elecciones del pasado 27 de octubre dicen que la imagen presidencial creció entre 7 y 15 puntos en las últimas semanas.
Con los antecedentes señalados, tenemos derecho a dudar sobre la veracidad de estos datos. Desde su óptica, el sociólogo y encuestador Artemio López sostiene que el Frente para la Victoria estaría a sólo 7 puntos de ganar en primera vuelta si hoy se votara para presidente. El cristinismo, en su versión optimista, apuesta a que la oposición seguirá dividida. Los radicales ya dieron una señal favorable a esto bajándole el precio a su figura presidenciable con mejor imagen, Julio Cobos, impidiéndole que presidiera el bloque de diputados nacionales y eligiendo para ello al cordobés Mario Negri. También agregan que a Sergio Massa le está costando mucho construir un armado territorial fuera de la provincia de Buenos Aires y Horacio Verbitsky calificó de partido vecinalista al Frente Renovador. Siguiendo con este planteo optimista, el cristinismo piensa que con dos cosechas de soja el cristinismo volverá ganar en el 2015 con cualquier candidato que elija la presidente en los dos años que le faltan de su mandato.
Pero es en el plano económico donde está el mayor punto débil del gobierno.
En el agro, el comercio, la industria, los servicios y especialmente en los mercados financieros es donde hay un gran temor por las consecuencias de la pérdida de reservas del Banco Central en el último mes y medio. Como es obvio, es difícil predecir hasta cuándo aguantará el Central este drenaje de divisas. Sin embargo, en general entre los bancos de inversión y los encuestadores hay consenso en que no habrá una crisis macroeconómica y que se podría acordar con los fondos buitres antes de la sentencia de la Corte Suprema de los EE.UU. sobre la apelación argentina a la sentencia que favorece a los holdouts. También hay consenso en que se crecerá más o menos el 2% los dos próximos años. Partiendo de estos consensos, es muy posible que los 5 ó 6 economistas que asesoran a la presidente le recomienden pocos cambios, ya que básicamente todo es casi fantástico, como solía decir ella en los actos públicos. Quedaría pendiente para Kicillof hacer unos retoques, como desdoblar el mercado cambiario para evitar la fuga de divisas mediante el turismo, la compra de autos importados y las compras con tarjeta por Internet. O bien establecer controles más severos a estas actividades y esperar hasta mayo o junio del 2014, cuando entrarán los dólares de la soja.
En este punto aparecen en duda los consensos optimistas señalados. En primer lugar, porque el precio de la tonelada de soja en Chicago alcanza los 470 dólares la tonelada con tendencia a la baja. Es que en Brasil se prevé una cosecha de 90 millones de toneladas, el doble de lo esperado acá, y por tanto, una baja de precios. Además, la cosecha de los Estados Unidos vendría muy buena. Es decir, hay mucha oferta y la demanda sigue igual. Pero para la Argentina, que tiene un déficit fiscal de 125.000 millones de pesos, el precio de 450 dólares aumentaría aún más para el 2014. Un déficit que se está cubriendo con emisión monetaria, que genera más inflación. Por otra parte, de los 45 millones de toneladas de soja que se esperan, hay que señalar que cerca de 10 millones se irán de contrabando, ya que en nuestras fronteras porosas no sólo entran drogas y armas sino que también se va la soja. Este cultivo también está creciendo en Bolivia, Paraguay y Uruguay. O sea que en el 2014 entrarían miles de millones de dólares menos y entonces las posibilidades de un estallido macroeconómico crecerían mucho.
