HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

domingo, 18 de agosto de 2013

El comienzo del fin de la era K y la incertidumbre extrema

Por Diario HOY.- Las primarias del 11 de agosto no solamente confirmaron que los sueños de la presidenta Cristina Fernández, de querer reformar la Constitución nacional para eternizarse en el poder, se esfumaron definitivamente. Los resultados de los comicios también comenzaron a poner blanco sobre negro la gravedad de la situación económica y social que se vive en nuestro país, que podría agravarse aún más producto de un gobierno, cargado de soberbia, que se niega sistemáticamente a buscar los mínimos consensos que son necesarios para que la Argentina pueda funcionar con cierta normalidad hasta el final del mandato de CFK en 2015. Por más que el INDEC difunda indicadores mentirosos a diestra y siniestra (se sigue insistiendo, por ejemplo, en que se puede comer con $6 diarios), la realidad -que es la única verdad- indica que la recesión es muy profunda.
Y afecta prácticamente a todos los sectores de la actividad económica. La estrategia de querer tapar el sol con un dedo, de querer aplicar parches de forma sistemática (cepo cambiario, restricciones discrecionales a las exportaciones e importaciones, etc.) para afrontar problemas estructurales, ya no da para más. Y la gente, que decidió mandarle un contundente mensaje al gobierno a través de la urnas, ya no le cree ni una sola palabra de lo que diga CFK como así tampoco de lo que pueda llegar a decir cada uno de los que confirman el círculo de adulones y aplaudidores presidenciales. Por eso, no fue casualidad, que un día después de que la presidenta encabezara el primer acto público tras las primarias, los ahorristas salieron corriendo a intentar conseguir dólares. La verde divisa, en el mercado oficial, en algunos casos llegó a pagarse hasta $10 en lo que se conoce como la cotización blue - blue, es decir, aquella que escapa a los desesperados controles oficiales que impulsa el inefable Guillermo Moreno para restringir al máximo la venta de dólares en las cuevas financieras que forman parte del circuito informal. El llamado modelo kirchnerista se está cayendo a pedazos, y como consecuencia de ello nuestra moneda no vale nada. El peso ya tiene el menor poder de compra del continente, y los índices de productividad están por el subsuelo. Por eso, las economías regionales están al borde de la quiebra, paralizadas, sin posibilidad de reacción producto de un gobierno que se encuentra cada vez más disociado de la realidad. Todo esto no es gratuito: el costo recae sobre el bolsillo de la ciudadanía que debe pagar el precio de la leche más caro del mundo y el kilo de pan a $20. El último índice inflación se ubicó casi en el 3% mensual, uno de los más altos del año. Y todo indica que este parámetro se mantendrá hasta finales de 2013. La incertidumbre extrema, que se vive en el país, constituye una parte importante del combustible que alimentan las expectativas inflacionarias, que terminan deteriorando el poder adquisitivo de la población. Una inflación descontrolada, como la que existe en la Argentina, es una máquina de fabricar pobres e indigentes. Y cuanto más se demore la adopción de medidas de fondo, mayor será el impacto social. Tal como lo viene afirmando nuestro diario, es imposible abordar un problema tan complejo como el incremento del costo de vida sin adoptar políticas que fortalezcan el aparato productivo y el mercado interno. Sin solucionar el problema de la oferta, es decir la cantidad de bienes que se deben empezar a producir para satisfacer las necesidades de la población, la inflación estará al acecho. Precios que suben aceleradamente y salarios que se deterioran solo pueden tener un resultado: un incremento del conflicto social.

Gobernabilidad en riesgo 

 Lo peligroso del escenario que se avecina es que, a los problemas económicos, se le puede sumar un panorama marcado por una creciente ausencia de gobernabilidad. Los intendentes del Conurbano, que constituyen la principal usina electoral del oficialismo, están preparando una fuga en masa. Distintas fuentes, consultadas por Hoy, dieron cuenta que en los últimos días al menos 12 jefes comunales de los distritos más poblados de la provincia levantaron el tubo para avisar que ya compraron la garrocha para pegar el salto. No por casualidad, hay intendentes que están hace más de 20 años en algunos municipios del Conurbano: su mayor capacidad consiste en ser pragmáticos al extremo y acomodarse a los resultados de las urnas. Seguramente, a medida que se acerquen las elecciones legislativas de octubre, la polarización llevará a que la derrota del kirchnerismo sea aún más pronunciada. Asistimos al comienzo del fin de la era K. Estamos ingresando en el poskirchnerismo, un proceso que se avecina complejo, cargado de turbulencias e incertidumbre.

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