Por Guillermo Cherashny/El Informador.- En noviembre del 2010 publicamos en este medio que la recaudación que realizaba Julio de Vido por sobreprecios y retornos de subsidios de las diferentes áreas bajo su control se canalizaban a través del financista Ernesto Clarens. También señalamos que Clarens llegó a Río Gallegos cuando Kirchner era intendente y que allí fundó Credisol, una financiera que le prestaba a los empleados de la intendencia y después de la gobernación cuando Kirchner se hizo cargo de la provincia. En el 2003, pocas semanas después de que aquel jurara como presidente, Clarens lo contacto con quien pasaría a ser un personaje central en la trama financiera de la familia gobernante: Jorge Brito. El encuentro limó las asperezas entre ambos, ya que unos días antes Kirchner había castigado duramente al dueño del Banco Macro en un programa de Mirtha Legrand.Volviendo A los 90, es decir a la etapa de la gobernación, Lázaro Báez, que era empleado del Banco Provincial fue nombrado en 1995, a instancias de Kirchner, como gerente general de la entidad. Desde allí se fue convirtiendo en el custodio de los dineros ilícitos que recaudaba De Vido en su función de ministro de obras públicas local. Desconfiado de los bancos, a Kirchner le gustaba manejar el dinero en efectivo. De ahí la caja fuerte en su cara de El Calafate que vio el ex vicegobernador santacruceño Eduardo “Chiquito” Arnold.
La red nacional
A partir del 25 de mayo del 2003, la metodología recaudatoria utilizada en Santa Cruz se trasladó a la Casa Rosada. Pero la centralización en De Vido tuvo una sola excepción: el entonces Secretario de Transporte Ricardo Jaime pasó a ser el recaudador exclusivo de los subsidios al transporte que en pocos años se transformaron en una caja gigante. En todo lo demás reinaba De Vido, que también gozaba de cierta autonomía en la gestión de los negociados con Venezuela, vía e acuerdo de intercambio bilateral que habían firmado Hugo Chávez y Kirchner El principal operador del ministro de planificación era Claudio Uberti, hasta que estalló el escándalo de la valija de Antonini Wilson en diciembre del 2007.Desde el 2003, Kirchner recibía los euros de manos de su superministro y se los daba a Lázaro Báez para que los esconda. Este aprovechó las circunstancias para convertirse en el principal beneficiario de la obra publica santacruceña. Completando el cuadro, las grandes empresas de la Cámara Argentina de la Construcción se llevaron su tajada, así como también los contratistas locales vinculados a los gobernadores. En este reparto del botín no hay que olvidar a muchos parientes de los gobernadores que armaron apresuradamente empresas constructoras para poder así participar de la fiesta. Báez era el centralizador de los fondos, pero Clarens tuvo participación decisiva. Por ejemplo, fue el que tuvo la idea de convertir los retornos en billetes de 500 euros, operatoria que se coordinaba desde la oficina que aquel compartía con Báez en el pasaje Carabelas. La mayor parte del producido por la corrupción se transfirió a una docena de paraísos fiscales. Una parte “menor”, estimada en mas de 500 millones de euros siguió otro rumbo. Fue derivada a Santa Cruz usándose un método mucho menos sofisticado que el lavado internacional. El dinero se guardaba en cajas fuertes o se enterraba en casas o chacras de Báez. Pero al poco tiempo del fallecimiento de Kirchner el 27 de octubre del 2010, su viuda le ordenó a Báez que desentierre los euros y los envíe al exterior En este punto aparecen diversos operadores, entre ellos Leonardo Fariña. Los retornos, que empezaron con el 5% en la gobernación de Santa Cruz, como cuenta Estela Kank, socia de Kank y Costilla, fueron aumentando exponencialmente hasta llegar primero al 15% y finalmente al 30.Y están los casos extremos de obras públicas sobrefacturadas entre el 100 y el 200%. La gente informada conocía estos hechos como una especie de leyenda urbana y en general no los creía del todo ciertos. El destape comenzó cuando Leo Fariña se casa con Karina Jelinek y empieza despilfarrar millones de euros como un jeque árabe. Dos años después la investigación de Jorge Lanata trasforma la leyenda urbana en la triste realidad que le pego en la mandíbula a la presidente. Carrió por su parte dijo que Cristóbal López era socio al 50% de Kirchner y ahora de la presidente de la Nación. Un hecho reciente confirma la denuncia. En su ultima reunión, CFK y Dilma Rousseff acordaron que el estado argentino tome 1.000 millones de dólares de sus reservas para comprar los activos de Petrobras en la Argentina. Esto terminaría en que después se le cedería la operatoria de la firma a la petrolera Oil, propiedad de López y de su socia.
