Ya no es novedad que los bancos públicos, empezando por el Nación entregan depósitos de la ANSES en dólares a bancos, casas de cambio y cuevas amigas. Empezaron hace un mes con 20 millones de dólares diarios y ahora, a partir de febrero, aumentaron a 35 millones de dólares por día. Como señalamos en notas anteriores, la diferencia que va entre los $ 5,02 del dólar oficial y los $ 7,81 que marcó el paralelo ayer se repartirían entre los cambistas amigos y los dirigentes de La Cámpora que participan de esta operatoria. De este modo, desde el 10 de enero pasado, los nombrados estarían cosechando pingües ganancias al costo de la permanente pérdida de reservas del Banco Central, que tiene los depósitos en dólares de todo el sistema como encaje en las reservas. La consultora Economía y Regiones, por ejemplo, prevé que para diciembre de este año el blue estará entre 9,20 y 10 pesos. Otra consultora, ACM, lo ve en $ 10,80. Pero lo más grave de todo esto es que se está usando el dinero de los jubilados para tratar de mantener una paridad cambiaria irreal como es la del tipo cambio oficial a $ 5,02.
La obstinación del gobierno en mantenerlo en esta paridad tiene un objeto: evitar una importante caída del salario real que le traería todavía mayores problemas con los sindicatos. Pero con esta política perjudica a productores sojeros y maiceros, así como a las industrias y las economías regionales. Con la brecha cambiaria que ya supera el 55%, sumado a las retenciones, los productores reciben menos de la mitad de la cotización del blue en estos momentos. Esto no sólo dificulta exportaciones sino que puede desatar una nueva guerra con el campo. Si bien no está decidido todavía el paro sojero, se puede aventurar que los productores no querrán vender la soja y el maíz con estos precios, excepto los que estén muy necesitados. Y éstos son unos cuantos, porque el año pasado hubo una sequía que dejó 85 millones de toneladas en total y ahora el gobierno y los economistas oficialistas anuncian una cosecha récord de 110 millones de toneladas, pero están muy lejos de la realidad
Un golpe grave
La cosecha de trigo fue de 8 millones de toneladas, el menor registro del siglo, y hay que tener en cuenta la sequía de enero y lo que corre de febrero con algunas esporádicas tormentas que duraron una hora como mucho. A todo esto se le agrega que la soja se terminó de sembrar a fin de enero y que, por lo tanto, no se podrá cosechar hasta mitad de abril. Quizás el maíz se pueda liquidar desde el 15 de marzo, pero los rindes van a ser mucho menores por la sequía. Ayer la soja subió el 3,2% en Chicago, o sea, a 540 dólares la tonelada. La razón es que los pronósticos que maneja la USDA (el Departamento de Agricultura de los EEUU) indican que la cosecha de soja de la Argentina no viene de 54 millones toneladas sino como máximo de 48 millones y que hasta puede quedar finalmente en 45 millones. Todo esto mientras la brasileña seguramente estará en los 80 millones de toneladas.
También hay bastantes probabilidades de que, a partir del 28 de este mes, la Corte de Apelaciones del segundo circuito de Nueva York convalide el fallo del juez Thomas Griesa ordenando el pago a los holdouts de US$ 1300 millones. El gobierno intentará probablemente recurrir ir al plenario de los 13 miembros que integran el plenario del tribunal neoyorquino de apelaciones. O bien irá detrás de un improbable recurso ante la Corte Suprema de los Estados Unidos. Con estos recursos ganará un poco de tiempo, pero la confirmación de que la Argentina deberá pagar US$ 1300 millones sería un verdadero mazazo al modelo económico. ¿Su efecto sobre la cotización del blue? La llegada de éste a los 10 pesos en abril y no a fin año, como estiman las consultoras citadas anteriormente, no sería entonces un escenario para descartar.
