Por Alexis Di Capo/El Informador.- Landau se habría ocupado de que la justicia electoral pise el expediente.
El kirchnerismo y la oposición ya están librando una batalla preelectoral en los juzgados federales electorales, allí donde se decide qué partidos políticos estarán en condiciones de competir en el 2013. Como es obvio, el principal escenario es Buenos Aires. Una de las tendencias que se dieron a partir de la aplicación de la ley 26.571, de Democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electoral, es la drástica reducción del número de partidos vigentes. Esto se debe a que la nueva normativa establece, entre otras nuevas exigencias, que para mantener su personería los partidos deben mantener un piso de afiliados equivalentes al 1,5% del padrón de cada distrito.
Como consecuencia de éste y otros requisitos, aproximadamente el 30% de los partidos caducaron. Esta reducción afecta sobre todo a la oposición, que tiende a repartirse en numerosas alianzas electorales, a diferencia del oficialismo, que actúa monolíticamente a través de los partidos del Frente para la Victoria. En Buenos Aires, entre los partidos que hoy estarían en condiciones de componer una alianza antikirchnerista se cuentan la Unión Celeste Blanca de Francisco de Narváez, el Partido Federal, que fue aliado de aquél en el 2011 y Unión Popular, columna vertebral de la candidatura de Eduardo Duhalde, con serios problemas internos que ponen en riesgo su situación. Cuatro meses atrás, irrumpió en este esquema un nuevo proyecto de partido, Fe, que responde al Secretario General de UATRE, Gerónimo Venegas. La estrategia de este último apunta a sumar los distintos sectores del peronismo disidente pero rechazando en principio una alianza con el PRO, que también pretende capitalizar un significativo caudal de votos justicialistas anti K, que en Buenos Aires se acerca a un significativo 20%.
El caso es que el nuevo armado electoral del Momo estaría en la mira de los operadores judiciales del gobierno, cada vez más interesados en que Fe no llegue a ser reconocido por la justicia electoral con la suficiente antelación como para participar en las primarias y luego en las elecciones generales del 2013. El diputado Jorge Landau, apoderado del PJ nacional y principal operador electoral del gobierno junto con Juan Carlos Mazzón, habrí empezado a jugar fuerte sus influencias en el Juzgado Federal Electoral de La Plata, que conduce Manuel Blanco. La presión de la Casa Rosada habría dado resultado y así fue que, pocas semanas atrás, el expediente de la constitución de Fe cambió de manos dentro del juzgado. Se hizo cargo del mismo la Prosecretaria Liliana Lucía Adamo, que ahora tendrá a su cargo controlar la evolución del nuevo partido y la aprobación de las afiliaciones que presente. Ocurre que Adamo respondería incondicionalmente a Landau y que, según reconocen fuentes cristinistas, a partir de ahora sería casi imposible que el partido de Venegas obtenga su reconocimiento con tiempo para participar de las elecciones del año que viene. Las mismas fuentes precisan que a partir de ahora todos los trámites para la constitución de Fe estarían sometidos a un control extremadamente riguroso y cualquier problema que se detecte podría servir de pretexto para largas dilaciones. La operación de Landau coincide con fin de año y la feria de enero, que ya de por sí marcan una paralización de la actividad judicial hasta febrero.
A mediados de este año, Luis D’Elía acusó que las autoridades le habían impedido a su partido Miles contar con el reconocimiento en Buenos Aires. Pero la furia del líder piquetero no se descargó contra el juzgado federal sino contra la Junta Electoral de Buenos Aires, que es la encargada de habilitar a los partidos para presentar las candidaturas provinciales. D’Elía, insólitamente, acusó a Clarín de haberle boicoteado el partido. En realidad, habría querido decir Daniel Scioli, al que prefirió no acusar directamente. La realidad es que en Olivos más de uno festejó que D’Elía se quedara sin partido en Buenos Aires, porque de ese modo sus pretensiones de negociar con el FpV se redujeron sensiblemente.
