HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

viernes, 9 de noviembre de 2012

¿Y AHORA CÓMO SIGUE?

Por Carlos Tórtora/El Informador Público.-   El 8 N puede marcar el año electoral. Aun antes de concretarse, la gigantesca protesta de ayer le marcó limites a la presidente. Ella decidió no asistir a la Cumbre Iberoamericana de Cádiz. Agenda y salud fueron los pretextos volcados en un comunicado firmado por sus médicos, Luis Buonomo y Marcelo Ballesteros, y que dice: «En forma preventiva, con el fin de evitar un esfuerzo adicional en la agenda de actividades de la Sra. Presidenta de la Nación, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, se ha desaconsejado su concurrencia a la XXII Cumbre Iberoamericana, la cual se llevará a cabo en la Ciudad de Cádiz, durante los días 16 y 17 de noviembre».
La realidad es que CFK no sólo debería afrontar un clima adverso en España luego de la expropiación de YPF, sino que el 8 N determinaría que la prensa extranjera la muestre como una presidente jaqueada por las protestas y el malhumor social, lo que echaría a perder políticamente el viaje y justificaría excusarse. Otro probable efecto de lo ocurrido ayer es que el gobierno optaría por no intentar competir con el 8 N a través de una movilización masiva en respaldo a Cristina a realizarse el 10 D. Después de lo de ayer, cualquier comparación sería perdidosa para el oficialismo, que optaría, en cambio, por organizar una serie de movilizaciones simultáneas, algunas de ellas frente a los edificios del Grupo Clarín. A todo esto, la protesta de ayer tuvo algunas diferencias con relación a la del 13 S, que reflejan ciertas tendencias. La cantidad de gente que se movilizó fue mucho mayor, pero los puntos de concentración más importantes fueron los mismos. Aun en el conurbano, el cacerolazo fue más exitoso allí donde el peso de la clase media es mayor, como en Olivos, Ramos Mejía, Lomas de Zamora y La Plata. En los mensajes, ayer predominó el reclamo de seguridad, justicia y libertad y pasaron más a segundo plano las cuestiones económicas más puntuales, como la inflación y el cepo cambiario, que se hicieron notar el 13 S. En alguna medida, se trataría de una señal de mayor politización del proceso colectivo, o sea, de un compromiso más fuerte con cuestiones que superan las meras reivindicaciones económicas. También se advirtió una diferencia en relación a la conducta de la gente. En el 13 S el clima fue más festivo mientras que ayer los periodistas comentaban que la gente parecía concentraba y se comunicaba poco entre sí. Esto podría indicar cierta toma de conciencia colectiva de que el gobierno permanecerá indiferente a los reclamos y que les negará toda importancia, tal como ocurrió entre el 13 S y ayer. Una última comparación: el 8 N se aleja todavía más que el 13 S del espíritu del “que se vayan todos”, que marcó la etapa 2001-2003. Claramente, hay una actitud de búsqueda de opciones que parte de una comprensible desconfianza hacia la dirigencia opositora, que aun siendo mayoría en la Cámara de Diputados entre el 2009 y el 2011, no consiguió frenar el avance kirchnerista sobre las instituciones. En cuanto a la posibilidad de una tercera movilización, los cálculos oficiales serían bastante simples y señalarían que la protesta acaba de alcanzar su punto máximo. Según este razonamiento sería muy difícil organizar un tercer mega cacerolazo en medio del clima de fin de año y menos aun en enero y febrero, cuando gran parte de la clase media está de vacaciones. Y en marzo el país estaría ya viviendo el clima electoral, con lo cual los caceroleros empezarían a dividirse detrás de las principales figuras de la oposición. Como parte final de esta especulación oficial está el hecho comprobado de que, durante las campañas electorales, las protestas sociales suelen disminuir, ya que la gente canaliza sus inquietudes a través de la lucha política. Sea acertada o no esta evaluación, el éxito del 8 N sería lo suficientemente fuerte como para influir decisivamente en el escenario político. Concretamente, que la pérdida de votos del oficialismo en los grandes centros urbanos podría sentirse todavía más. Sin ninguna convicción, los encuestadores afines a la Casa Rosada repiten mecánicamente que nada ha cambiado y que la gente que ayer salió a la calle forma parte del 46% que en octubre del 2011 no votó por CFK. El razonamiento es falso, porque la baja de cerca de 20 puntos en la imagen positiva de CFK refleja claramente que una buena parte de los votantes independientes ya la abandonaron y que es muy difícil que vuelvan sobre sus pasos. Los ganadores En más o en menos, los presidenciables de centro derecha, esto es, Daniel Scioli y Mauricio Macri, salen fortalecidos en la medida que el reclamo masivo de la clase media privilegia la fórmula justicia, libertad y seguridad y se aleja de las consignas progresistas que predominaron desde el 2001, o sea, mayor intervención del Estado en la economía, derechos humanos y redistribución de la riqueza. Pero en el caso particular de Scioli, su ascenso en el firmamento está lleno de complicaciones. La dirigencia sería consciente de que, si el peronismo gira hacia el centro, nada ni nadie le garantizaría la impunidad a partir del 2015. Con las posibilidades de reelección presidencial cada vez más diluidas, el oficialismo puede, sin embargo, apostar a no ceder ante Scioli, dejando que el peronismo entre en crisis. Una fractura del PJ entre sciolistas y cristinistas dividiría los votos peronistas, haciendo casi imposible que el gobernador bonaerense gane en primera vuelta. Al cristinismo le bastaría con llegar a la segunda vuelta, aun sabiendo que la perderá, para negociar con Macri o quien resulte ganador, desde una posición de fuerza y con importantes bloques de legisladores propios. En el fondo, los temores de Scioli y ahora también de Sergio Massa tienen el mismo tenor: que la presidente los esté entreteniendo simulando que podría negociar con ellos las listas de candidatos para el año que viene. Pero a último momento aparecería el verdadero cristinismo, que expresan Andrés Larroque y Axel Kicillof, y sólo los incondicionales integrarían las listas de candidatos. Entonces a Scioli y Massa sólo les quedaría resignarse o romper lanzas, siendo esto último muy dudoso. Por su parte, Macri surgió como el político más identificado con el 8 N y su partido fue el único que apoyó oficialmente la movilización. Si el PRO está o no en capacidad de captar a la militancia social del 13 S y el 8 N es algo que se verá en los próximos meses.

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