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Marcelo Stiletano |
PROCACIDAD PARA TODOS, LA NUEVA CONSIGNA.
El día después de la clase bailada y explícita de anatomía a cargo de Cinthia Fernández y su "soñador" no dejó nada que sorprendiera demasiado: poco creíbles pedidos de disculpas, revuelo mediático a modo de profecía autocumplida y otra advertencia de imaginables sanciones por parte de los organismos de control.
Cualquier semejanza con lo ocurrido hace un año allí con Silvina Escudero no es pura coincidencia. Es la continuidad de un estado de cosas que nadie está dispuesto a corregir o resolver. El altísimo rating (27,3 puntos) justifica en silencio cualquier medio.
Con el erotismo en la TV abierta se creó un laberinto del que es imposible escapar. Las ficciones aluden al tema casi siempre de un modo forzado o gratuito, y las "investigaciones" periodísticas se regodean en su permanente reducción a la marginalidad.
La alternativa en materia de entretenimiento resulta todavía más problemática. Procacidad para todos es el lema implícito de ShowMatch cada vez que sube la temperatura con expresiones impropias (baile del caño, strip dance, reggaetón) de un modelo globalizado que adaptó a la TV las rutinas de los salones de baile. En el Bailando con las estrellas de todo el mundo se danzan tangos, valses, rumbas, salsa, swing.
Lo que nació como una exhibición viró en la Argentina hacia el exhibicionismo, alimentado a esta altura por un elenco estable de cultores del escándalo. Con el insólito argumento del respaldo a una acción benéfica, muchas veces con niños de por medio. ¿Acompañarían las instituciones que confían en este tipo de ciclos sus campañas solidarias con videos en los que se simula el acto sexual y se denigra la condición femenina, reducida a un mero objeto? ¿Acaso tiene sentido que la ayuda a los necesitados termine sujeta al "éxito" de un circo innecesario?