HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 4 de agosto de 2011

SE ROMPIÓ EL PARAGUAS DEL PROGRESISMO


Tal vez el juez Eugenio Zaffaroni no deba renunciar. Años atrás, hubo en el tribunal otros escándalos mucho más graves, y destituir a un juez es un desenlace extremo. Pero si Zaffaroni piensa continuar en el cargo, tanto por respeto a las instituciones como por la salud de las ideas progresistas que representa, sí debería brindar explicaciones más sólidas que las que dio hasta ayer.

Hasta donde se sabe, Zaffaroni no cometió delito alguno. Pero si fuera cierto que toleró el ejercicio de la prostitución, incurrió en una conducta moralmente muy reprochable, en especial para un juez del máximo tribunal del país. En la Argentina cayó en el olvido que cuanto más alta es la función, más alta la responsabilidad.

"Es paradójico que la Presidenta derogue el rubro 59 y, días después, el juez más allegado al Gobierno quede asociado a la prostitución", dijo con malicia uno de los hombres que más conocen la Corte. Los magistrados, en su intimidad, son más sutiles que ese enojado funcionario, pero el malestar es aun más fuerte. Zaffaroni es un hombre muy inteligente, pero malgastó su imagen y, lo que es peor, deterioró a la Corte.

Por eso, Lorenzetti, cuando ayer pidió que se le brindara a Zaffaroni la posibilidad de dar explicaciones, no buscó darle un fuerte respaldo al juez, sino preservar al tribunal y tomar distancia, a la espera de esas explicaciones.

El episodio Zaffaroni daña por igual al Gobierno, con el que el juez simpatiza, y a la Corte misma. Lorenzetti nunca pondría a todo el tribunal en el mismo barco.

Los políticos y periodistas kirchneristas dicen que se critica a Zaffaroni para pegarle un tiro por elevación al Gobierno. Olvidan que fue el kirchnerismo el que, abusando de la muy legítima y honesta causa de los derechos humanos, levantó como íconos del progresismo a Zaffaroni y a las Madres de Plaza de Mayo.

Naturalmente, el problema que aqueja a Zaffaroni es mucho menos grave que los delitos que se investigan en el caso Schoklender -un contrato firmado por Hebe de Bonafini puede ser determinante para que el fiscal pida su indagatoria, después del 14 de agosto-. Pero el discurso oficial no es puesto en jaque por una supuesta campaña inexistente, sino por Hebe de Bonafini, con su involucramiento en el caso Schocklender, y por Zaffaroni.

Está claro que el discurso oficial dejó de ser una patente de corso para asegurar la impunidad.

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