UNA MUERTE QUE DEJÓ MAL PARADO A MOYANO.
Acusan de mal desempeño a la obra social de los camioneros por la demora en atender a un trabajador. El paro de los trabajadores de residuos afectó casi a la mitad de la ciudad de Buenos Aires.
Bolsas de basura apiladas en las esquinas porteñas por un paro parcial en la recolección y caos de tránsito por un corte de calles en una protesta que duró más de 25 horas. Ese fue el resultado de una jornada que dejó mal parado al líder de la CGT, Hugo Moyano, señalado como responsable de la muerte de un recolector de residuos de la empresa Cliba tras una supuesta negligencia de la obra social de la Federación de Camioneros (Oschoca).
Los familiares de Gustavo González, que murió el jueves pasado a causa de un accidente cerebrovascular (ACV), denunciaron a la obra social de los camioneros por demoras en los traslados y por falta de equipamiento en los sanatorios donde fue atendido González. Moyano se defendió: "Todo vale para criticarme; hasta la desgraciada pérdida de una vida". Y reconoció: "Hubo alguna demora en la llegada de la ambulancia y se rompió la camilla. Pero es una de las obras sociales en la que más nos rompemos el alma para que al trabajador lo atiendan como corresponde. ¿O por qué todo el mundo quiere afiliarse a Camioneros?" Los familiares de González encabezaron las protestas y reunieron a cientos de trabajadores de Cliba. El domingo a la noche, bloquearon la salida de los camiones recolectores en la sede de la empresa, lo que provocó que ayer un 40 por ciento de la ciudad de Buenos Aires amaneciera repleta de basura. La medida duró más de 25 horas y se focalizó en el cruce de las avenidas Figueroa Alcorta y Sarmiento, lo que ocasionó un caos vehicular en la zona durante todo el día. "Moyano, te estoy rogando que vengas a hablar con nosotros", imploró Jésica González, mientras aferraba a su pecho una foto de su hermano Gustavo, de 33 años. Según afirmó la familia de la víctima, Gustavo no recibió la atención necesaria por parte de Oschoca. En un intento de dar una explicación, Moyano recibió anoche en la sede del gremio, en San José 1781, a los familiares. "Se comprometió a investigar el hecho y se puso a disposición de la familia", contó a un vocero del sindicato. Antes, en pleno mediodía, el líder de la CGT había hecho su defensa rodeado de militantes y acompañado por el médico Alejandro Cilento, responsable del Sanatorio Figueroa Paredes, adonde fue derivado inicialmente González. "El paciente llegó en coma profundo", precisó el doctor. "No queremos plata, queremos justicia. Tardaron 16 horas en venir a buscarlo en ambulancia y cuando llegamos a Laferrère, no había un tomógrafo", se quejó Jésica González. Bajo la lluvia y el frío, los trabajadores de Cliba apoyaron a la familia de González y acusaron directamente a Moyano. "Pedimos que saquen a los delegados de Cliba Gustavo Fernández y Bautista Ramírez, porque nos ignoraron y se rieron de nosotros. También a Marcelo Aparicio, de la rama Recolección de Moyano, que fue al velorio de mi hermano y nos preguntó cómo podíamos arreglar esto", acusó Jésica, enfurecida y con lágrimas. Aparicio es el delegado de la rama recolección de residuos del gremio de los camioneros. El informó a LA NACION que los trabajadores que cortaron las calles desconocieron la medida que se había adoptado en una asamblea durante la noche del domingo. En algunos barrios de la ciudad se observaron bolsas de basura acumuladas y contenedores desbordados. La protesta alcanzó a Núñez, Belgrano, Palermo, Recoleta, Once y Retiro, en donde se veían bolsas de consorcio amontonadas sobre la vereda. Moyano sospecha de una maniobra política y mediática para responsabilizarlo por la muerte. "Hay un componente político, más allá de la muerte del compañero. No voy a decir más. Punto", se defendió Moyano, seco y enigmático.
Sospechas sobre Ishii
Las sugestivas palabras del camionero habrían tenido un blanco certero: Mario Ishii, intendente de José C. Paz, donde vivía Gustavo González. Jésica, una de las hermanas de la víctima e impulsora de la protesta de ayer, trabaja en la Secretaría de Acción Social del municipio. Viejo aliado y ferviente defensor de Moyano, Ishii tomó distancia hace unos meses del líder sindical. El intendente hizo pública su versión camaleónica el 12 de mayo, cuando en un acto en su distrito habló de "traición" al referirse al vínculo del Gobierno y los gremios. Ese mismo día, Ishii acompañó a Cristina Kirchner, que amenazó con no postularse a la reelección y acusó a la CGT de actuar de forma "corporativa". Ishii no respondió ayer a las llamadas de LA NACION. El episodio más reciente que avivó la pelea estuvo relacionado con la desafiante decisión de Ishii para dar batalla en las internas del PJ bonaerense, que preside Moyano. El intendente aspira a ser gobernador de Buenos Aires, por lo que pretende enfrentar en las elecciones primarias del 14 de agosto a Daniel Scioli, el candidato al que impulsa mayoritariamente el moyanismo. "¿De qué política me habla Moyano?", explotó Romina Pereyra, la esposa de González. "Lo único que quiero es que me dé una explicación cara a cara", reclamó, angustiada. Avanzada la noche, la situación se calmó, pero el reclamo podría estallar si es que no se aclara la causa de la muerte de González.
