DUHALDE IMPIDE QUE HAYA DINERO EN LAS CAJAS Y TAMBIÉN HA ORIGINADO UNA INTENSA OLA DE CALOR.

IGNACIO OLIVERA DOLL para EL CRONISTA COMERCIAL escribió: LAS ASOCIACIONES DEL SECTOR YA PIDIERON IMPRIMIR DINERO DE MAYOR DENOMINACIÓN.

El Central resolvió un asueto repentino por la falta de billetes en bancos públicos. La entidad atribuyó la decisión a un pedido del gremio bancario. Pero en el sector fue interpretada como un intento de evitar, en estos días, el amontonamiento en las sucursales.

El faltante de billetes en los cajeros había tenido su primera imagen reveladora ayer ya muy temprano. Agolpadas en dos sucursales de Caballito y Liniers, del Banco Nación, las largas filas de jubilados soportaban un calor que empezaba a superar los 30 grados, a la espera de un “blindado cargado de billetes” que habían prometido desde la entidad. “El tema se mediatizó mucho. Pero pasó que nos llegó demorada la remesa de dinero”, explicaron desde la institución.

En realidad, la imagen mostró, por primera vez ante las cámaras, el problema que viene afectando a los clientes bancarios desde mediados de noviembre: la escasez de billetes que están sufriendo los bancos públicos ante una creciente demanda de dinero, que les impide abastecer regularmente sus cajeros y los obliga a pedir envíos especiales de efectivo a los grandes bancos privados.

A las 17 de ayer, el Banco Central decidió volver sobre sus pasos y levantar los asuetos que había declarado a principios de esta semana para hoy y el 31 de diciembre. Lo atribuyó a una expresa solicitud del gremio La Bancaria en atención a los empleados del sector. Aunque para los banqueros, en rigor, no respondió más que a una sola razón: el temor que ya se había generalizado, por esas horas, frente al desorden que podía prolongarse y acentuarse en el día de hoy con el pago a jubilados y a empleados públicos en sus sucursales. “Lo que quieren, está claro, es que no haya amontonamiento en las puertas de los bancos en estos días previos a las fiestas y hasta fin de mes”, contó el ejecutivo de una entidad pública. Desde el BCRA, en cambio, volvieron a negar a este diario cualquier vínculo con la escasez: “El pico de demanda de billetes se dio hoy y ayer porque las empresas del sector público pagaron aguinaldo y adelantaron sueldos. Pero el sistema respondió con cierto nivel de razonabilidad”, justificó una fuente. “No va a haber inconvenientes de efectivo el fin de semana porque el mismo gremio se comprometió a mantener las guardias necesarias para cargar los cajeros”, agregó.

La decisión provocó el malestar entre los banqueros privados: “La falta de billetes no era una situación que afectara a todos los bancos por igual. Pero al tomar una medida generalizada, quedamos todos en la misma bolsa. Otro punto que debería evitarse es que se confunda una situación de iliquidez estacional agravada por factores puntuales, con un problema de solvencia, algo que el sistema hoy no tiene”, contó el ejecutivo de un banco privado líder.

Durante las últimas semanas, y ante la falta de respuesta del Banco Central, algunas entidades públicas se vieron obligadas a pedir grandes envíos de billetes a bancos que suelen tener mayor cantidad de efectivo. Curiosidades de la “era desarrollista”: ante estos eventos, el Citi, el Santander y el Galicia estuvieron saliendo al rescate de la banca pública para solucionar sus problemas de liquidez.

El Cronista pudo confirmar también que, semanas atrás, las propias asociaciones de bancos presentaron a funcionarios de la entidad de Marcó del Pont con una propuesta innombrable: sugerir la impresión de dinero de mayor denominación (de $ 200 ó $ 500) como una medida efectiva para resolver la crisis de los billetes. “Se mencionó el tema en algunas reuniones de carácter técnico, pero no quisieron saber nada. Ni lo consideraron”, contó una fuente. En un banco privado advertían ayer que el abastecimiento para el fin de semana no está asegurado: “La carga se hizo a las 15 sólo para llegar bien al viernes, porque teníamos previsto que mañana (por hoy) iba a haber actividad”, se sinceró.

FUENTE: EL CRONISTA COMERCIAL