VERBITSKY EN ROSARIO.
UN PASEO DE CAMPAÑA IDEOLÓGICO-MEDIÁTICA EN CONTRA DE LA IGLESIA CATÓLICA Y A FAVOR DE LOS KIRCHNER SE TRANSFORMÓ EN UNA DÉBIL Y OSCURA DEFENSA DEL GOBIERNO EN EL TEMA ASESINATO DE MARIANO FERREYRA.
EL DIARIO "LA CAPITAL" DE ROSARIO PUBLICÓ:
Verbitsky: "La práctica de Moyano es diferente a la de Pedraza"
Por Mauricio Maronna / La Capital
Es una de los principales referencias en el periodismo de investigación tras haber escrito "Robo para la corona", "Hacer la Corte" y "El vuelo". Sin embargo, dijo a este diario que no tiene en mente realizar un libro sobre los años de gobierno kirchnerista.
¿Con “La mano izquierda de Dios" se completa la obra que tenía pensada sobre la Iglesia?
—Sí, termina un ciclo de un siglo de historia política de la Iglesia, de 4 tomos. Este abarca del 76 al 83 y tiene un epílogo que cubre hasta el presente.
—Hay una particularidad en el libro referida a monseñor Bonamín, quien tuvo una fuerte impronta en Rosario, con quien usted inicia el libro y retoma su nombre en los capítulos finales.
—En este tomo, una parte importante es el desempeño que tuvo el vicariato castrense, actualmente Obispado Castrense, en el cual Bonamín era el segundo. El fue una presencia constante hasta el 81, y el vicariato fue el principal instrumento de la Iglesia para dar el apoyo institucional y la justificación teológica a la dictadura y a los métodos de la represión.
—¿El caso de monseñor Zitelli, hoy de estricta actualidad en la provincia de Santa Fe, está graficado?
—Claro, mi libro lo toca de cerca. Está narrada esa historia de los capellanes.
—¿Advierte cambios en la concepción de la Iglesia en el período que abarca “La mano izquierda de Dios” respecto a un discurso más funcional hacia la dictadura?
—Haber previsto antes de la dictadura que la Iglesia iba a actuar de esa manera, hubiera requerido artes de adivinación, pero sí está claro que una vez conocido cómo actuó en la dictadura el análisis retrospectivo de su desempeño previo muestra cuáles son las líneas de interpretación de la realidad política, social, cultural, que se desarrollarían para confluir en ese apoyo. No es que ese aval surgió de la nada y en forma sorprendente, fue la culminación de muchos años de preparación.
—¿El paso del tiempo ha hecho cambiar, más allá de las autocríticas, esa concepción?
— Ha habido cambios, pero no son tan profundos como la propia Iglesia Católica planteó. Subsisten conductas con esas definiciones.
—¿Por ejemplo?
—El 25 de mayo de 2010, el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Radrizzani, quien no es precisamente un exponente del ala más conservadora o reaccionaria del Episcopado, entregó al gobierno un pedido de amnistía para Videla, Bignone, Riveros, Acosta y centenares de marinos, policías, penitenciarios e incluso civiles detenidos por crímenes contra la humanidad. Aún hoy, el Episcopado sigue considerando la posibilidad de liberar a estas personas y no respalda el proceso de Justicia. Eso es concreto, muy claro. Y lo hizo de una manera llamativa. La solicitud está entregada por todo el personal bajo arresto, con las firmas incluso, y Radrizzani lo hizo llegar al gobierno con el agregado de una breve nota personal.
—¿No es ostensible la pérdida de peso de la Iglesia?
—Sí. Hay un desfasaje entre las posiciones de la jerarquía eclesiástica y lo que es la sensibilidad y los valores de quienes se declaran fieles.
—Incluso en la cuestión del matrimonio gay la opinión de sus referencias, caso Bergoglio, o sus voceros legislativos, quedaron a la derecha de muchísimos fieles.
—Fue eso lo que sucedió. Tiraron un bumerán que les volvió en forma estridente. .
—Sostiene en su libro que Kirchner se muestra indiferente hacia la Iglesia.
—El poder desde que asumió Kirchner se propuso dejar de ser un poder subordinado a la Iglesia.
——Desde el antikirchnerismo culpan al gobierno por lo sucedido en Avellaneda con el crimen del militante del PO. Y desde el gobierno arrojan sombra sobre Duhalde. ¿Cuál es su opinión?
—Me parece un episodio gravísimo. El gobierno de Kirchner interpretó esa sensibilidad social y dispuso que no se reprimieran las protestas sociales como una política central, que define la propia identidad del gobierno. Por eso es que la oposición y los medios críticos es que le han saltado en este episodio al unísono señalando responsabilidades del gobierno en esta muerte. Entienden que es golpear un núcleo central del kirchnerismo. Este es uno de los activos simbólicos más fuertes que tiene el gobierno, entonces cuestionar eso podría tener una gran eficacia. Si hubiera un elemento para hacerlo. No se ve cuáles son los elementos que podrán comprometer al gobierno. Se leen algunos análisis, donde se dice “si bien no hay ningún elemento que vincule...”. Y luego dicen que “el clima de confrontación y la crispación”. Como si una discusión política apasionada sobre cualquier tema tuviera que ver con disparos a matar.
—¿Y lo que vincula determinadas prácticas gremiales con Moyano?
—La práctica de Moyano con la de la Unión Ferroviaria no tiene nada que ver. Los dos son secretarios generales pero las prácticas son distintas. En la Unión Ferroviaria el conflicto se produce por la tercerización, que consiste en contratar empresas truchas intermediarias para pagarles menos a los trabajadores. Lo que ha conseguido Moyano es incorporar nuevos trabajadores a sus sindicatos con remuneraciones mucho mejores a las que tenían cuando estaban encuadrados en otros sindicatos. Pedraza es el hombre que produce la mayor deflación de un sindicato en la historia: la Unión Ferroviaria, cuando él asume, tiene 130 mil afiliados, en el presente son 9 mil. Ningún sindicato contribuyó más a la desocupación que el de él. Hay testimonios que no dejan dudas del lugar desde dónde provinieron los disparos. No fue un tiroteo entre dos bandos.
FUENTE LA CAPITAL DE ROSARIO
