El narcotráfico es el cáncer de Latinoamérica.
Acapulco (México), 28 Ene. 10 (AICA)
Al concluir el Primer Congreso Nacional Mexicano de Sacerdotes que se celebró en Acapulco, el arzobispo de Tegucigalpa (Honduras), cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, presidió una conferencia de prensa en la que advirtió que es necesario combatir frontalmente el problema de las drogas con una estrategia conjunta que vaya más allá del simple uso de la fuerza.
El cardenal Rodríguez Maradiaga aclaró que el narcotráfico es el cáncer de América Latina y que su avance ha provocado un gran daño a los distintos países en donde se asienta. Los "narconegocios", constató, han creado una economía subterránea para reciclar el dinero ilícito que proviene de esta actividad, lo que implica no sólo lavado de dinero sino también corrupción moral. De este modo, indicó, se está trastocando la jerarquía de los valores y una confusión entre los niños y jóvenes. El Cardenal, que es también presidente de Cáritas Internacional y que durante este Congreso propuso la adopción de niños huérfanos de Haití y de seminaristas que quedaron sin centros de formación, dijo que, en medio de esta situación, la legalización de los estupefacientes no es la solución para terminar con este flagelo. Está comprobado que en los países donde se autorizó su consumo no se generó una respuesta positiva ante el consumo, por el contrario, "se incrementó considerablemente el número de personas afectadas", afirmó el purpurado hondureño. "A lo que se llega es que se troncha la juventud y mueren. Tienen que combatirse con todas las fuerzas posibles y no ceder ante este flagelo y en México se combate muy duramente. Es una guerra pero no deben ceder, porque si claudican no tendremos futuro para la juventud, ni los valores que van a fortalecer la familia", dijo el cardenal. En la lucha por el territorio del narcotráfico en México, el año pasado murieron cerca de cinco mil personas, la mayoría de ellas (un 70%), jóvenes menores de 30 años. El arzobispo de Tegucigalpa reconoció que el clima de violencia que se vive en todo el mundo obligó a la sociedad a callar debido a que cualquier intento de denuncia es precedido por una serie de amenazas y reveló que él mismo fue objeto de intimidaciones por este motivo. "Hoy es ponerse en peligro el denunciar estas cosas, pero es nuestro deber porque este flagelo puede acabar con países enteros, cuando esto está minando y empieza a comprar dirigentes, policías, ejércitos ya no hay manera de detenerlo, es sumamente grave", concluyó el cardenal Rodríguez Maradiaga.
