Desde el Partido Justicialista, el gremialismo peronista, gobernaciones, diputaciones o simplemente desde algunos arrabales del movimiento, o lo queda de él, fundado por el General Perón, todo el mundo o cualquiera se estaba candidateando a la presidencia de la Nación para sustituir a los Kirchner. El propio Néstor por estas horas está ensayando su propio lanzamiento o el de la reelección de su mujer. Reutemann (en un look renunciero quizás un tanto sobreactuado), Scioli, Solá, Das Neves, De Narváez, Urtubey, De la Sota y Moyano son algunos de los integrantes de una heterogénea lista con serias y patéticas posibilidades de incrementarse en el transcurso del tiempo y la corrosión. Algunas candidaturas son un tanto delirantes, otras desopilantes. Lo cierto es que un generalizado desorden político y sucesorio reina entre las filas de un peronismo residual vaciado de contenidos. Es la situación ideal para alentar las ambiciones desmedidas e imposibles. En todo fraccionamiento de un probable vértice político del peronismo, hay que reconocer las andanzas kirchneristas. O al menos, su rédito. La circunstancia del lanzamiento de Eduardo Duhalde a esas lides presidenciales puede convertirse en el hecho político más importante del año. Tiende a ordenar, encolumnar y bajar humos. Quizás el sentido de la oportunidad le haya caído solito entre las manos y bien aprovechado está. Hay que ver luego si las circunstancias construidas por este hecho dan para, por ejemplo, que Reutemann considere la posibilidad de ser candidato a gobernador por Santa Fe. Y si la masa crítica reunida por el hombre de Banfield, alcanza para resolver la provincia de Buenos Aires en ese mismo sentido. Aunque, si Duhalde avanza en la dirección por él anunciada, es sobre la base de haber reconstruido férreamente su poder político real y potencial en el primer distrito del país. Entre sus más conspicuos aliados, cuenta con el importante y emblemático "Momo" Benegas, secretario general de FATRE y jefe de las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
miércoles, 7 de octubre de 2009
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