TREN FANTASMA: KIRCHNER-BINNER

La recomposición del voto “progresista” en la Cámara de Diputados de la Nación por vía del “efectivo conducente” o ¿eran efectividades conducentes la famosa descripción de don Hipólito Irigoyen?, ha envalentonado a más de uno en el gobierno argentino. Una creciente euforia ayudó a romper cierta parálisis pos-electoral y de la cual el primero que se repuso reinstalando la “tribuna del odio” como suele decir María del Carmen Alarcón, fue el mismísimo Néstor Kirchner. Cuando tomó debida cuenta de la no explotación del triunfo que exhibió una oposición raquítica y sin ton ni son, más la permanencia de la billetera del poder en su bolsillo, se dijo: “nada por aquí, nada por allá, ¡saquemos otro conejo!” Binner, uno de los hijos políticos del ya fallecido Estévez Boero, socialista y estanciero, no es ese conejo. Es decir, es una posibilidad que puede crecer. A los socialistas no les disgusta tener un cacho de manija nacional por primera vez en su vida y fantasean con un gran partido de cuadros sostenidos por las arcas nacionales. Como en Santa Fe, donde se han gastado muchos dinerillos en sostener una estructura anacrónica pero hasta no hace mucho eficaz para el asalto al poder. Camine o no camine la fórmula presidencial Kirchner–Binner para el 2011, Néstor Kirchner, va a hacer uso y abuso de la relación con los primos socialistas. Porque convengamos que para el recambio presidencial falta una eternidad y mientras tanto hay muchas leyes que votar, coaliciones que sabotear y dirigentes que coptar. Y Hermes agregaría, ¡y dos años para gobernar sin un peso! Mientras tanto, ¿Cuál será el premio para Solanas? ¿O es meramente conducido desde la vanidad? Bastante baratito, si fuese así. El manoseo al que quizás se sometan Binner y compañía, es un riesgo calculado. En el balance han concluido que les conviene para su gobernabilidad.