REALIDAD AGROPECUARIA

El conflicto del campo perjudica a los más pobres

San Miguel de Tucumán, 14 Set. 09 (AICA)

“Muchas veces, el trabajador queda excluido del bienestar, de la seguridad social, hay alarmantes desigualdades económicas no resueltas. La Iglesia está preocupada por los que no tienen una ocupación estable y están expuestos a angustiosos interrogantes sobre el porvenir de su familia”. Así lo expresó el arzobispo de Tucumán, monseñor Héctor Villalba, en la homilía de la misa celebrada el viernes 11 de septiembre en la Sociedad Rural de Tucumán, al inaugurarse la Expo-Tucumán 2009. El prelado estructuró su mensaje a partir de la encíclica social de Benedicto XVI: “Caritas in Veritate”, en la que “nos recuerda que las esferas de la economía y de la técnica deben estar vinculadas al bien común y reguladas por la ética”. “La crisis que ha golpeado a la economía mundial -señaló el arzobispo- confirma la necesidad de una relación entre ética y economía. Un modelo en el que los operadores consideren lícito cualquier movimiento éticamente intolerable no puede ser modelo para el crecimiento del mundo. Toda decisión económica tiene consecuencias de carácter moral. Un desarrollo de larga duración no es posible sin la ética”. Tras explicar que “el Papa propone una auténtica conversión social”, que consiste en “asumir solidariamente la responsabilidad por el bien común”, el pastor tucumano subraya que el Santo Padre “nos llama a tomar conciencia de que se sigue produciendo el escándalo de las disparidades hirientes”. “Un mensaje importante que nos trasmite la Encíclica es la invitación a superar la dicotomía entre la esfera de lo económico y la esfera de lo social”, porque “una gestión económica que no incorporase en su interior la dimensión social no sería éticamente aceptable”, indicó el prelado. A continuación se refirió específicamente a la situación por la que atraviesa el sector del campo en nuestro país, que “viene padeciendo, desde hace mucho tiempo, una difícil situación”. Señaló que “la persistencia del conflicto y la incapacidad de resolverlo constituyen un signo de debilidad institucional” y que “circunstancias como éstas, en definitiva, perjudican a los más pobres”. Por ese motivo, exhortó “al diálogo, que es el gran instrumento de construcción y consolidación de la democracia”.