HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

martes, 15 de septiembre de 2009

FAMILIARES DE PRESOS

En los años 1970 y 1971 una de las modalidades represivas e intimidatorias por parte del gobierno de la “Revolución Nacional”, (el general Levingston era presidente de facto), fueron los famosos operativos rastrillo. Eran sin previo aviso, se acordonaba militarmente las manzanas a ser rastrilladas por las tropas y casa por casa iban detectando y arrestando los enemigos del régimen. Como saldo de estos operativos que se hicieron en Rosario, hubo una nueva y gran cantidad de presos políticos en la cárcel de Encausados y demás centros de detención. Presos, precisamente, por no estar “encausados” con ellos. Hubo arrestos totalmente injustificados de personas que no tenían nada que ver, al menos en los asuntos que pretendían reprimir los operativos. Y paradojas de la vida, casi todas esas personas inocentes luego fueron reclutadas, desde la injusticia carcelaria, para la movilización política generalizada y en ciernes. Por lo general se había hecho una inteligencia previa de la zona e iban a realizar el operativo con algunos datos sobre domicilios sospechosos, como gato al bofe. Esos datos a veces provenían de algún mal vecino comedido o pícaro, otras del censo de estudiantes de las propias universidades, delegados de fábrica molestos y antecedentes políticos incriminatorios en general. Nos tocó vivir un operativo en particular. En ese entonces, vivíamos en el Pasaje Argentino entre Ovidio Lagos y Suipacha, a tres cuadras de la cárcel. Alquilábamos un departamento de pasillo con tres dormitorios. Éramos dos parejas, más Susana, viuda del negrito Sarmiento que había fallecido en un accidente de moto. Públicamente, luego del operativo, el ejército informó sobre la inminente fuga de presos políticos con apoyatura cercana. El rastrillo se hizo por la mañana. Ninguno de nosotros se encontraba en el departamento, al cual hicieron percha durante el operativo. La puerta de entrada la barretearon y sacaron del marco. Con picos destruyeron todos los pisos, buscando algún ¡túnel! En las piezas de abajo los pisos eran de parquet. Los arruinaron completamente. Se robaron los “oros” de las chicas-antes se regalaba más-y una cantidad importante de libros de Aguilar, que eran de papel Biblia y caros. Todos los venadenses cursaban Letras en la facultad de Filosofía. Menos Susana, que era de Psicología y yo que estudiaba Historia. Esperaron con un cierto disimulo a que llegara algunos de nosotros. Los primeros fueron mi concuñado y Susana. Unos golpes y en ¡cana! Para colmo habían encontrado una bolsita con clorato de potasio, que servía como detonante de las “Molotov” más elaboradas. Lamber se empeñó en afirmar que simplemente era yeso. Pintor el hombre, tuvo esa ocurrencia que mantuvo siempre. El Lamber se comió más de tres meses y Susana unos cincuenta días. El resto zafamos porque fuimos más tarde. El operativo ya estaba “justificado” y se cansaron de esperar, así que a toda la tropa del rastrillo la hicieron levantar campamento y a otra cosa. Pero dejaron un par de milicos en custodia por unas horas más. Llegué después del mediodía y un vecino que estaba en su puerta, me alertó y rápidamente pude dar el aviso. El proceso de defensa por parte de los abogados lo llevé personalmente. Así como el seguimiento y atención de las visitas de los familiares. Ellos eran los que les llevaban ropa y comida. Las que más venían eran las madres de ambos. Una de Venado Tuerto y la otra de Ceres. Viajaban seguido y a veces se quedaban un día. Para su comodidad, busqué un lugar cercano a las detenciones, para que comieran y descansaran. Uno estaba detenido en Encausados y la otra, en la Jefatura de Policía. En calle Salta y Richieri había un antiguo hospedaje de altos, “Pensión La Tía”. Era su propietaria la vasca Marieta, madre de unos compañeros y amigos, Nelly y Marcial. Fue un personaje inolvidable, en una pensión inolvidable. Por ahí pasaron los más variados aparatos, en general del pobrerío en tránsito. Era una pensión digna de su barrio Pichincha. Tenía comedor para la familia y los pensionistas que así lo requiriesen. Una de esas estadías, fue memorable. Cuando las madres de los presos hicieron sus visitas respectivas, volvieron a la pensión como habíamos quedado. Fui al mediodía para ver como andaba todo y que novedades traían de los compañeros. Estaban en pleno almuerzo de una mesa muy concurrida. De arranque noté el “clima” distinto y alegre. Las madres estaban a carcajada limpia y meta chistes, particularmente con dos caballeros pensionistas. La vasca dueña de la pensión me llamó aparte y muerta de risa me dio detalles de la amable y divertida tertulia. A las madres las entonó durante la comida con unas copas de tintillo. Los hombres eran policías del interior provincial y estando de trámites por Rosario se habían alojado económicamente en lo de “la Tía”. En algún momento del almuerzo les hizo saber, que las madres de los detenidos eran dos “yiros” regalados. Toda la sobremesa fue un prolongado tironeo entre los avances y requerimientos cada vez más audaces de los tiras y las defensas bastante bajas y risueñas de las “familiares de presos”. No hubo caso, la dignidad y honestidad se impusieron, sin por ello renunciar a la coquetería. Comprobamos que hacía rato que no se sentían tan halagadas. Obra maestra de una picardía ilimitada y audaz. El genio que nutrió al genial Olmedo, flotaba en el ambiente. ¡Un verdadero sainete rosarino! "VIÑETAS ARGENTINAS" - JUANCHO CAMINOS - EDITORIAL EMILIANO

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