ECXESOS REVELADORES

Un proyecto para despenalizar el delito de calumnias e injurias, propuesto sorpresivamente por la Presidente Cristina de Kirchner, fue “mejicaneado” por escuchas atentos del equipo presidencial, y que les pagan para robar ideas de la realidad, instantes después del anuncio casi simultáneo de la oposición en esa precisa dirección. Intenta de esta manera contrarrestar con un golpe mediático de democracia “periodística”, los efectos adversos del furioso y ¿justiciero? operativo de la AFIP contra Clarín y América. ¿Nos encaminamos hacia una nueva negociación entre Néstor Kirchner y el grupo Clarín? Este proceso, y que vivimos por estos días, tiene toda la pinta de una mega-negociación y un barajar de nuevo. Eso sí llevado al límite extremo. Como corresponde al multimillonario negocio que está en juego: la renta Argentina. Todo es posible y no sería la primera vez. Claro que ahora todo es más sangriento y costoso para todos. Además, Clarín acaudilla a otros grupos monopólicos de medios periodísticos. Si bien es cierto que uno de los objetivos del matrimonio presidencial era amontonar de cualquier manera a sus nuevos enemigos, a todos, esto ha contribuido para agremiarlos solidariamente entre sí. A los Kirchner les interesa sumarse y sumar actores de peso en la concentración de medios de la Argentina. Todo lo demás suele ser el relleno ideológico de justificación pública. Es similar al módulo de comportamiento en el conflicto con el campo. Los resultados de dicha pelea, habiéndose utilizado todas las armas ideológicas descalificatorias posibles, son cientos de miles de productores verdaderamente comprometidos económicamente y muchos de ellos pendientes de las zanahorias oficiales. Como las vidriosas devoluciones que nunca llegan y desgastan aún más a los gastados rurales. Mientras tanto, las grandes cerealeras y monopolios cárnicos, tienen acuerdos con los Kirchner que los hacen seguir ganando cifras siderales e injustificadas. ¿No es ese un escenario posible con la nueva ley de medios y ante un eventual nuevo reparto entre los grandes, incluyéndolo a Néstor? En ese hipotético resultado, ¿cuál sería entonces el destino de miles de radios y canales de todo tipo y que obligados, han apostado a la propaganda ideológica sobre la “democratización de los medios”? No se puede ser tan ingenuo de pensar que alguien esté dispuesto a resignar así nomás, y frente a una cuasi parodia de clamor popular, de la torta publicitaria multimillonaria del estado y que es el financiamiento más genuino de muchos negocios mediáticos. Viejos y nuevos.