LO QUE VIENE ES PEOR (¿?)

Hace aproximadamente dos años, desde que asumió Cristina Fernández de Kirchner, venimos contabilizando, en forma creciente y ya hoy con entidad orgánica, una postura política que se puede resumir así: “Mirá, yo no estoy con los Kirchner, pero lo que viene es peor.”Un cierto kichnerismo vergonzante suele ocultarse en este tipo de atajos. También suele anidar en ciertos marchitos y cómodos corazones. Sepamos que sobre la base de este pensamiento y actitud, desde el gobierno, que sí lee todos los comportamientos, se diseñan políticas de influencia o neutralización. En esta conciencia está el origen de cierta parálisis, muy conveniente y eficaz para un gobierno que aspira a no cambiar en favor de la justicia. La inmovilidad y conformismo que genera, se verifica principalmente en las llamadas capas medias argentinas, algunos sectores de ella, y que es un conocido trampolín o base de lanzamiento de acciones para el resto de la sociedad. De ese estadio suelen partir operaciones de acción sicológicas de largo aliento. ¿Qué atenta contra estos planes? La odiosa y cruel realidad. Como suele ser difícil reconocer haber sido víctima del cuento del tío o el del “toco mocho”, muchos se demoran estacionados en esa suerte de visión inducida. Es decir, es sabido que en toda estafa, hay un componente de disponibilidad del estafado a creer cualquier cuento. Por ambición, comodidad, egoísmo, etc. el timador arranca en sus propósitos con esa ventaja. La verdadera habilidad del estafador, es saber que piensa la víctima. Lo demás es un montaje escénico. Lo que viene es peor, lo hemos escuchado profusamente en los últimos tiempos. Y lo que verdaderamente ha ocurrido, es que lo que está no para de empeorar un minuto. No hay descanso, siempre se les ocurren cosas más horribles a la existentes. El monstruo no viene, el monstruo ya está hace rato.