“También la experiencia de la microfinanciación, que hunde sus raíces en la reflexión y en la actuación de los humanistas civiles –pienso sobre todo en el origen de los Montes de Piedad-, ha de ser reforzada y actualizada, sobre todo en los momentos en que los problemas financieros pueden resultar dramáticos para los sectores más vulnerables de la población, que deben ser protegidos de la amenaza de la usura y la desesperación.” Benedicto XVI, Caritas in veritate, Cap.V Tema 65
El origen de las Cajas de Ahorro está vinculado históricamente a las instituciones de tipo benéfico, especialmente a los Montes de Piedad. Éstos surgieron en la Italia del siglo XV, a iniciativa de los franciscanos, quienes otorgaban préstamos prendarios sin interés para satisfacer necesidades más elementales. Inicialmente, tanto las cantidades prestadas como los gastos de administración se nutren de limosnas y donativos que los monjes lograban de algunas personas pudientes. No obstante, estos recursos pronto se manifestaron insuficientes y se hace necesario cobrar intereses, hecho que supuso críticas dentro de la Iglesia Católica. Estas críticas no serían atemperadas hasta que el Concilio de Letrán en 1515 se admitió la posibilidad de establecer un moderado interés por los préstamos prendarios. El Concilio de Trento (1545-1563) proclamó el carácter benéfico de los Montes de Piedad. El más antiguo de los montes españoles es el de Caja Madrid. La plaza de Celenque está presidida por una estatua del padre Piquer, cuyo legado está escrito en bronce en la entrada de la oficina principal de la entidad. "Sean ustedes testigos de que este real de plata que tengo en la mano y voy a depositar en la cajita ha de ser el principio y fundamento de un Monte de Piedad, que ha de servir para sufragio de las ánimas y socorro de los vivos. 3 de diciembre de 1702". En la Argentina algunos antecedentes, hoy desvirtuados, son entre otros: el Banco Ciudad que nació con el nombre de Monte de Piedad el 23 de mayo de 1878, cuando Buenos Aires no había sido federalizada y el contorno total del país estaba aún por definirse. Aunque la Ley 1129 de creación del Montepío se promulgó el 15 de octubre de 1877, recién un año después abrió sus puertas al público. El Monte de Piedad surgió para combatir la usura mediante préstamos de dinero sobre objetos diversos a un interés menor que el de plaza, orientado a actuar sobre las diferencias sociales. Ese objetivo fundacional de “...servir a la clase proletaria, que es precisamente la que más necesita aprovechar de los beneficios de esta institución”, según se lee en el libro de actas del Consejo de Administración correspondiente a la reunión del 10 de junio de 1878. La Casa de la Virreina, que había pertenecido a la familia del Virrey del Pino, de las esquinas porteñas de Perú y Belgrano, fue la sede de la que fuera primer casa de empeño oficial de la ciudad, dedicada a atender a los vecinos de escasos recursos a quienes ayudó a satisfacer sus necesidades y a sobrellevar las crisis económicas suscitadas. Otro ejemplo fue en la provincia de Córdoba, que en Mayo de 1886, asumiendo la gobernación el Dr. Ambrosio Olmos, planteó que ante la autorización del Monte de Piedad para emitir cédulas hipotecarias (otorgada en 1884), sería altamente conveniente elevarlo a la categoría de Banco Hipotecario Provincial. En 1888, el gobernador Echenique acentuó el pensamiento de su predecesor y por Ley el 14 de septiembre de ese año convirtió al Monte de Piedad en Banco Hipotecario Provincial. Pero la quiebra general que debieron soportar las operaciones financieras durante el año 1890, arrastraron también a esta entidad y al borde de la bancarrota, el 6 de Julio de 1895 fue promulgada la ley por la cual pasa la administración del Banco Hipotecario Provincial al Banco de la Provincia, quedando el Monte de Piedad como institución exclusivamente para el empeño de prendas y denominándose en adelante “Monte de Piedad de la Provincia”.