El conflicto que protagonizaron los principales dirigentes gremiales de la Confederación General del Trabajo, y que hicieran público por estos días, pinta claramente la debilidad política en aumento del gobierno nacional de Cristina y Néstor Kirchner. La disputa larvada por la caja de las obras sociales sindicales y quien detenta la casilla de peaje, de pronto quedó expuesta. Pero es una pelea recurrente, vieja y exponente de quienes son los hijos y quienes los entenados en cada circunstancia política con respecto a la teta del estado. Hoy, la estructura fáctica del poder se ha modificado, por lo tanto también se mueve o empieza a moverse el complejo tablero de intereses del sindicalismo argentino. El repentino buen humor, simpatía y cariño de Hugo Moyano para disimular el mal trago, habla de concesiones importantes a sus contendientes y pares gremiales. Fue una febril negociación desarrollada por gran parte del gabinete nacional para que no se cristalizara la “ruptura” cegetista con vistas al comienzo del flan que va a ser el Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil que se reúne el martes 28 de julio. Esta situación reconoce en la sociedad presidencial, un creciente papel de bomberos de sí mismos. Desde un punto de vista histórico, la querella gremial es habitual y no grave en términos reales. La gravedad es para la jaqueada gobernabilidad de los Kirchner. Ya empezaron a llegar tarde o con lo justo a los siniestros ígneos más acuciantes. De todas maneras, aquella fue una negociación relativamente fácil, porque se trata de gente extremadamente razonable y que saben jugar el juego. No deja de ser una movida clásica y anunciada del gremialismo fuerte, que en algunos aspectos y por demasiado tiempo, la veían pasar por el costado. No se pueden cubrir todos los reclamos que se avecinan con una sola manguera y encima ya no hay chorro, simplemente unas pocas gotas. En pocos días más, empieza a sesionar el Congreso Nacional. No es el nuevo, el cual asume en diciembre y comenzará a funcionar en marzo de 2010, pero ya se van a percibir en la actual legislatura las prefiguraciones de lo que será la minoría automática del oficialismo. Borocotizaciones y deserciones, parecen bastantes previsibles en una legislatura que puede llegar a ser muy adversa al gobierno. Todo va a depender de la capacidad o no de los Kirchner de generar en el corto, cortísimo plazo, una geografía de escape del corsé metálico que se han puesto solitos. Esa geografía solamente reconoce un sendero que la despeja: la generación de política. Y no, seguir fingiendo que se hace política pero se sigue contendiendo sin razón. Del intrincado laberinto en que nos han metido, se sale de una sola manera. Como repetía Jorge Luis Borges, por arriba. Ese arriba, en este caso, es la política mayor. Mientras no puedan desprenderse de sus propias miserias y sobreactuaciones, la política por parte de ellos quedará postergada, o será arrebatada y apropiada por aquellos que se decidan a realizarla por ausencia y como sustitución.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
sábado, 25 de julio de 2009
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