REALIDAD CONSPIRATIVA

Que pueda haber provocadores del caos y el desorden, nadie lo duda. Es decir, la provocación más eficaz, resultó ser siempre el desgobierno, la desidia y el cinismo. Cóctel explosivo sobre el cual, el detonante que siempre funciona, es al que suele llamarse por mera acumulación de tiempo y en una secuencia letal: cansancio y furia. Millones de argentinos, que diariamente viajan como viajan, tienen la certeza de que se están burlando de ellos. Todos los días se le presentan cuatro fotos terribles: el abandono total del servicio, la muerte en las vías, las explicaciones increíbles de parte del gobierno y los concesionarios y finalmente, el tren bala. Estadísticamente hablando, el componente troskista en la población enardecida que suele incendiar los trenes y las estaciones, ronda alrededor del uno por mil. Es muy probable que ese usuario y simpatizante troskista presente en el andén, haya sido arrastrado contra su voluntad, por la "turba violenta". Relatarlo al revés, desde el gobierno, puede obedecer al cinismo de considerar a la gente como una especie de manada, desbocada en una estampida provocada por un tiro o un grito. También existe el síndrome de autoincriminarse estúpidamente, debido al manejo conspirativo de nerviosa información comprometedora.