Un plan en dos etapas
El plan estratégico de La Cámpora tiene dos fases. La primera, el 2021, se consumaría con la presencia, aunque sea minoritaria, en las listas de cada PJ provincial y sobre todo a nivel municipal. La segunda fase, el 2023, sería un salto directo a tomar el control tanto de las estructuras partidarias como de las candidaturas, los municipios que sean posibles y hasta algunas gobernaciones. En el meollo de este diseño, están las intendencias del conurbano, donde La Cámpora se prepara para presentar listas opositoras el año que viene para avanzar con bloques minoritarios de concejales.
Y bien, todo este andamiaje sería posible a través de la vigencia de las PASO. Las mismas facilitan la apertura de listas internas al regular todos los aspectos de la primaria. De no haber PASO, cualquier disidente con la conducción partidaria debe depender de una elección interna totalmente digitada por los hombres del gobernador o del intendente. Esto siempre y cuando no se elijan los candidatos directamente por la convención del partido. En síntesis, sin las PASO se potenciaría el poder de los gobernadores e intendentes a través de los partidos justicialistas y se reducen las chances de La Cámpora de avanzar hacia la hegemonía en el PJ. No es extraño entonces el disgusto de Máximo Kirchner por el proyecto para suspender las PASO que, de sancionarse, podría obligar a La Cámpora a cambiar de planes. De hecho, la movida muestra un interés directo de Alberto Fernández en consonancia con gobernadores e intendentes. ¿Será el embrión del albertismo? Obviamente resta saber qué opina Cristina Kirchner de la suspensión que se proyecta. No hay que olvidarse que la ley 26571 de las PASO es un legado de su primera presidencia y que ella misma defendió calurosamente en su momento al entonces nuevo régimen de primarias, que habría sido ideado por el propio Néstor Kirchner.