Por Ricardo Roa/Clarín.-
Elegido por Francisco; Grabois compara a Macri con De la Rúa. Y dice que Cristina es "una víctima".
Juan Grabois no es sólo el hijo de un conocido dirigente del grupo peronista con el que simpatizaba en los 70 el padre Bergoglio. Es el jefe piquetero al que el Papa eligió para encuadrar a los más pobres .
Francisco apuesta a una Iglesia que crezca entre los pobres. El viejo compañero de ruta de Guardia de Hierro que miraba a los sindicatos como la columna vertebral del movimiento católico ha vuelto su mirada hacia los que están fuera del sistema y hacia las agrupaciones que intentan organizarlos.
El tema sería sólo religioso y terminaría ahí si los militantes de Francisco no disputaran el poder político. Poder político quiere decir presionar al Gobierno en la calle para sacarle más dinero. Y quiere decir algo mucho más peligroso: despreciar el pluralismo y actuar en los bordes del sistema democrático.
El Papa no da votos pero da micrófonos. Agresivo como un adolescente, Grabois acaba de declarar que Macri tiene un vicio: la violencia. Si el presidente propicia la violencia, toda violencia contra él podría estar justificada. Casi como repetir la consigna de guerra de los 70: la violencia de arriba engendra la violencia de abajo.
En esa entrevista de Página 12, Grabois dice que Macri tiene “una necesidad constante de reafirmarse degradando a otros”. Y a renglón seguido degrada al Presidente: “No es un self made man sino el heredero de la fortuna de su padre... que fue un beneficiario de la corrupción del Estado”. Macri es un corrupto por herencia.
En ese plan de psicólogo presidencial señala la debilidad de Macri por la represión y lo compara con De la Rúa. Una de dos: o lo ve de ese modo o espera para Macri el mismo final del ex presidente.
Y como si todo esto fuera poco, Grabois denuncia “la persecución a Cristina Kirchner y a su familia, que además de una inmoralidad es un factor de desestabilización política”.
¿No será que en lugar de persecución son los jueces ahora investigando y que la inmoralidad era no investigar? ¿Y qué tiene de moral la corrupción de la que no hay un día sin una noticia sorprendente?
No habría que darle entidad a Grabois si no fuera porque Bergoglio privilegia a Grabois por sobre el Episcopado para dar su versión de la sociedad. Grabois es un iluminado de otro sector social que devino en lider piquetero. ¿Lo que dice es lo que piensa el Papa? Si el Papa piensa así es grave. Hay una actuación, hay una escenografía conocida que terminó muy mal en el pasado.
El Papa cree que el problema central es el embate del neoliberalismo. Más allá de las etiquetas, puede que estemos en esta disyuntiva: democracia con regla de mayoría y minoría (una invención liberal, ni católica ni marxista, pero comprensiva de los derechos sociales) o violencia de minorías.
La herencia kirchnerista no sólo dejó un agujero gigante por la corrupción. Transformó en estructural la pobreza de un tercio de la población y la manipuló con desfachatadas estrategias clientelares. Pero al menos para Grabois y tal vez para el Papa eso no fue ninguna degradación de nadie.