HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 23 de junio de 2016

EL RELATO SETENTISTA AYUDÓ A GENERAR Y ENCUBRIR EL MODELO DE CORRUPCIÓN K.


     Por Guillermo Kohan/El Cronista.- Buena parte de la sociedad argentina, sobre todo quienes siguen la actualidad a través de la radio y la televisión, está siendo impactada por el espectáculo de la corrupción a gran escala verificada en los años de Néstor y Cristina Kirchner en el poder. No hay antecedentes, desde el retorno de la democracia, de una explosión semejante de procesos y causas gravísimas con pruebas evidentes que se abren ante un cambio de Gobierno. De hecho, para observar algo parecido a lo que vemos hoy, hay que remontarse a los juicios que comenzaron en la administración Alfonsín contra los jerarcas militares. Con la enorme salvedad de que la mayoría de aquellos gravísimos escándalos y alegatos judiciales a principios de los ‘80, se concentraron en las violaciones a los derechos humanos. No tanto en los desfalcos económicos que se cometieron y cómo, en los años del proceso. En democracia nunca se observó esta dinámica. Ni cuando asumió Menem, ni con De la Rúa o Duhalde, se destaparon en escándalos tan impresionantes como los que se ventilan hoy a toda hora en los programas de mayor audiencia. Más allá del devenir de las causas judiciales y de las personas involucradas, donde cabe esperar que la Justicia resuelva sobre culpables e inocentes en tiempos razonables y respetando la Constitución, conviene alguna vez discutir por qué ha sido posible tanta corrupción a gran escala en los años de la era Kirchner. Qué permitió que personajes sin escrúpulos ni preparación manejaran miles de millones del presupuesto. Un modelo donde no solo se recaudó con sobreprecios en las contrataciones del Estado.
La política de subsidios al transporte, el combustible o la energía se fundaba en una calesita de dinero que se le exigía a las empresas para recibir los beneficios. Las licitaciones estaban todas digitadas. Se creaban empresas falsas para ganar concursos y cobrar los fondos del Presupuesto Nacional. Desde constructoras hasta empresas de medios. Un verdadero abuso en las atribuciones de los funcionarios y el Estado para decidir sobre cómo y a quien se contrata. Un claro abuso de Estado. Apenas un grupo de elegidos determinan qué se subsidia y a quiénes, quién compra dólares y quién no, quién puede importar y quién no. El abuso de Estado está en la esencia del sistema que permitió semejante corrupción, nunca vista en los gobiernos democráticos que antecedieron a los Kirchner. Una vez más, hay que remontarse al modelo de abuso de Estado mucho más grave y trágico de los militares a partir de 1976, donde los burócratas directamente decidían sin intervención de los jueces sobre la vida y la muerte de las personas, además de a quién se beneficiaba con los sobreprecios. Tampoco conviene olvidar que el abuso de Estado que permitió la mega corrupción de la era Kirchner que hoy impacta tanto por TV fue respaldada por buena parte de la sociedad y llegó al abrumador apoyo con el 54% de los votos en 2011. Una respuesta sobre qué permitió crear ese Estado tan abusivo y cómo se logró encubrir el modelo de corrupción para hacer política debería buscarse en el relato setentista que tan buen resultado le dio al matrimonio Kirchner en el poder. Por alguna razón que no estamos en condiciones de abordar en esta nota, la sociedad argentina, y sobre todo los medios y la mayoría de los periodistas, perdonaron la violencia política y los crímenes cometidos por las organizaciones armadas de los ‘70, donde sectores importantes del peronismo tuvieron enorme participación y responsabilidad. Posiblemente por el desastre peor que organizaron los militares con la represión. 


El relato de los Kirchner, inventándose un pasado del lado de la JP y los Montoneros, sesgando la realidad histórica entre buenos y malos para profundizar las divisiones, prendió fuerte en sectores de la dirigencia. El relato setentista tuvo gran aceptación a partir de 2003 y cumplió doble efecto. Se reivindicó como nunca el rol cada vez más necesario del Estado, con funcionarios fuertes que tuvieran todo el poder para doblegar a las corporaciones. Guillermo Moreno era el ejemplo. Se demonizó en forma permanente al sector privado. Se instalaron otra vez las ideas nefastas de que los fines justifican los medios, la necesidad de acumular dinero y poder económico para hacer política, y demás abusos contra las libertades que se justificaban, como en los ‘70, en el altar del proyecto. Hace 50 años, la guerrilla cobraba secuestros para financiar la política. Hubo cosas mucho peores que los sobreprecios o las bóvedas de Lázaro Báez y José López. Sin embargo, la sociedad compró el relato que también resultó para acallar las voces críticas. Cualquier objeción se emparentaba con el respaldo a la dictadura. Hasta la crisis con el campo en 2008, la mayoría de los medios respaldaba el estatismo de los Kirchner y no había espacio en las radios y canales líderes para opiniones contrarias al modelo K. Desde 2003 se promovieron escraches contra los economistas que habían participado en los gobiernos democráticos desde 1983. Se instaló el relato setentista de que Martínez de Hoz, Alfonsín, Menem, De La Rúa y Duhalde habían sido lo mismo. La revolución del Estatismo, con funcionarios fuertes que pudieron hacer los que quisieron se estaba consumando. Qué pasará en el futuro con quienes gerenciaron el poder junto a los Kirchner y hoy están siendo tan cuestionados? Los acusados dicen lo mismo de siempre. El argumento setentista que son perseguidos, que hay una ‘cacería‘ contra ellos, que son las corporaciones, que todo es para tapar el ajuste contra el pueblo. Y como la tragedia regresa en la historia convertida en comedia, ahora quienes se procla maron herederos de la juventud combativa de los 70, intentan colocar a Mauricio Macri en el lugar de un Dictador para volver a presentarse como perseguidos. No importa la verdad, cuando ya no hay ni militares ni golpes de Estado y Macri llegó por la voluntad popular. Lo que importa es el relato. Porque les dio gran resultado para llegar al poder y disfrutarlos con creces por 13 años. ¿A los violentos de ayer, a los corruptos de hoy, los volverá a perdonar la sociedad en el futuro?

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