Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
La centralidad política de la presidente ha demostrado su eficacia. De hecho, desde hace más de un mes ella se da el lujo de tener inmovilizada a la oposición. Ésta, con un número inferior al oficialismo en ambas cámaras, tiene que aceptar a regañadientes todas las leyes que el cristinismo quiere dejar como herencia como una de las formas de condicionar severamente al futuro gobierno. Es cierto que tanto la UCR como el Frente Renovador ya anunciaron que derogarán muchas de estas leyes express a la que se sumaría pronto la reforma del Código Procesal Penal. Pero tiende a dejar en manos de los numerosos fiscales que nombró el gobierno la iniciativa en las causas de corrupción ya iniciadas o que se pueden iniciar después del 2015.
Un ciclo que recomienza
Así las cosas, el cristinismo se está agrandando por esta centralidad de su jefa y no evalúa un efecto importante de este fenómeno. A medida que los partidos opositores no se plantan ante el avance arrollador del gobierno, en las redes sociales se produce el efecto indignación con la pasividad opositora. A esto se le suma que, ante la ofensiva del oficialismo con su patria o buitres, en general los candidatos presidenciales de la oposición no sólo perdieron protagonismo sino que le cedieron la iniciativa al cristinismo. El resultado empieza a instalarse: la gente pide que se marche nuevamente en forma masiva como el 13 S y el 8 N del 2012 y el 18 A del año pasado. El caso es que, en alguna medida, se está dando en los sectores medios una situación similar a la que se produjera luego de la derrota del Frente para la Victoria contra UNION-PRO el 28 de junio del 2009. Luego de las elecciones de octubre del año pasado, los grupos que activan en las redes sociales esperaban que el oficialismo se inmovilizara, que la oposición pasara a conducir el proceso político y que CFK llegara con la lengua afuera al 2015. Y ninguna de estas tres cosas ocurrieron. Si bien en el plano económico y cambiario el gobierno va de error en error y sin saber cómo salir de la recesión, la inflación y el conflicto con los holdouts, en el campo político la ofensiva del cristinismo es efectiva y avasallante.
Esta huida hacia adelante del cristinismo está causando el recalentamiento de las redes sociales, que convocan a otra marcha multitudinaria que cuestione el avance del gobierno con sus leyes express. Vuelve de este modo al primer plano, como reacción, la movilización espontánea sin micros ni choripán. De más está decir, por otra parte, que el abuso de la cadena nacional irrita a la gente y que esta indignación se traslada a las redes. Por eso los grupos y páginas que organizaron las marchas anteriores coinciden ahora en fijar el 13 de noviembre próximo como fecha para una gran movilización popular. La respuesta está siendo masiva y promete una multitud en cientos de plazas del país. Se viene entonces un fuerte golpe a la decisión presidencial de concentrar cada vez más poder y también una advertencia para la despistada dirigencia opositora.