Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
Como recordamos en la nota de ayer, la jueza María Servini de Cubría lleva la causa por el lavado de dinero de la campaña Cristina 2007, aunque señalamos que en esa ocasión sólo se habría lavado dinero de la corrupción política que lideró Néstor Kirchner del 2003 al 2007, etapa en la que se buscaron prestanombres para que se hicieran cargo de las donaciones que tenían su origen en los negociados del Ministerio de Planificación y la Secretaría de Transporte. Sin embargo, algunos nombres clave aparecen en la importación de efedrina para la fabricación de éxtasis, un negocio pequeño para el Chemo Group de Hugo Sigman, que por esas 50 toneladas cobró 20 millones de dólares. Claro que una vez transformada la droga en pastillas de éxtasis, esa producción pasó a valer 200 millones de dólares y una vez puesta en México puede ascender a 2.000 millones. A su vez, si el proceso es la fabricación de Cristal, su valor alcanzaría los 4.000 millones. Una cifra imponente que estaba fuera de alcance de las personas que importaron la efedrina.
Pero todo indica que habría altos funcionarios de la Casa Rosada vinculados al tema con la cobertura de fuerzas de seguridad. Esto aparte de que los hermanos Zacarías retiraban en ambulancias la efedrina que llegaba de la India. Y es harto evidente que Néstor Kirchner estaba atrás de todo esto, en una conexión internacional que incluía al comandante Hugo Chávez y a los hermanos Castro y su conexión con los sanguinarios carteles de la droga mexicana. De ahí que no se equivoque la jueza Servini de Cubría, quien señaló que atrás de los Zacarías había alguien importante de la Casa Rosada, aunque es posible que la jueza se refiera a algún ministro de Néstor Kirchner y no al ex presidente fallecido. Tal vez por esto la magistrada pide las grabaciones de las conversaciones telefónicas entre el Sedronar y la Presidencia. El que se niega a entregarla es el Secretario General Carlos Parrilli, quien no sólo no las pone a disposición sino que dijo que podían ser para Julio Cobos o Sergio Massa, en una respuesta poco seria. Habrá que esperar los resultados de esa pericia para tener en claro qué altos funcionarios de la Rosada avalaban a los hermanos Zacarías.
Cortocircuito
Actualmente hay un cortocircuito entre la jueza electoral y el cristinismo, que la quería “jubilar” de jueza electoral para el 2015, aprovechando el fallecimiento del otro juez electoral clave, Manuel Blanco de La Plata. Pero además Estela de Carlotto quería encubrir a los apropiadores de Ignacio Hurban buscando establecer una desigualdad ante la ley. Así es como Carlotto tuvo la suerte, por su amistad con el General Reynaldo Bignone, de que le entregaran el cadáver de su hija Laura y al mismo tiempo quería perdonar a los apropiadores de Ignacio Hurban y convalidar de ese modo que hay apropiadores que perdonar y otros que hay que condenar, para lo cual pidió que la correcta Servini de Cubría abandonara el caso para poder manejarlo desde La Plata.
Pero al margen de este cortocircuito, está claro que la anulación por la Cámara Federal del desprocesamiento de Héctor Capaccioli y otros recaudadores de la campaña CFK 2007 firmado por Norberto Oyarbide y la investigación de Servini de Cubría sobre los hermanos Zacarías podrán arrojar luz –si no es durante este período presidencial, después del 2015- sobre la verdadera historia de la importación sin control de la efedrina desde la India y la fabricación de éxtasis en nuestro país. Y se podrá conocer también el nombre de los culpables directos y los cómplices de esta gigantesca operación de narcotráfico avalada por un gobierno supuestamente nacional y popular. También entra en juego la estrecha vinculación entre el narcotráfico y las Fuerzas Armadas de Venezuela y de Cuba para mantenerse en el poder con recursos non sanctos.
