Por Guillermo Cherashny/El Informador.-
La nueva cadena nacional presidencial de ayer fue otra frustración más, ya que ella primero festejó que un abuelo de 80 años comenzara su carrera universitaria y luego la inauguración de una planta de energía en San Vicente que le sacaron bajo presión a Juan Carlos López Mena, el dueño de Buquebus y que seguramente nunca será terminada en la localidad. Después, sin reconocer la recesion y la inflación, dijo un conjunto de incoherencias económicas, entre las cuales la más importante fue que el gasto público aumentó la sideral cifra del 48%, lo que no estaba en los cálculos de ningún economista. Pero la mayor contradicción, que obviamente CFK no reconoció, es que pese a ese enorme gasto la economía entró en una recesión de entre el 2 y el 3%. Esto sin sumarle los efectos del default, lo que la profundizará seguramente en 2 puntos más del producto.
Planes y más planes
Siguiendo con la retórica de ayer, Cristina reconoció la recesión, aunque la atribuyó a la caída del crecimiento de los mercados emergentes y anunció un nuevo plan denominado Proemplear, que sigue al Proceauto y al Progresar, al que también le aumentó el monto. Y extendió los programas que subsidian a las empresas que suspenden personal, a las cuales el Estado les pagara 2000 pesos por empleado durante un año, como se hizo en el 2009, aunque no quiso comparar con ese año recesivo que motivó la derrota electoral del 28 de junio. Si se compara la situación actual con la que vivía el país en agosto y octubre del 2013, cuando el cristinismo obtuvo el 31% de los votos, se ve claramente que más del 60% de la población critica la política económica y sólo un 25% la aprueba. Así es que el capital electoral del gobierno ha caído mucho y se viene un segundo semestre malo, porque ya no está la cosecha de granos y oleaginosas y por ende se achicará significativamente la entrada de dólares.
Es que el gobierno después de arreglar los juicios del CIADI, Repsol y Club de París, se disponía a acudir a los mercados voluntarios de crédito. Ahora no podrá hacerlo, porque saltó el cisne negro inesperado y la falta de cumplimiento de la sentencia del juez Thomas Griesa impide el financiamiento del exterior. La mala situación económica de hoy se agravará entonces seguramente este semestre. De ahí que el cristinismo abra el paraguas para decir que la recesión y el desempleo, como dijo la presidente, son la consecuencia de que China sólo crecerá el 7% y Brasil, nuestro principal socio comercial, sólo el 1%. Es decir, que el aumento del gasto público al 48% y de la emisión monetaria no son los culpables de la recesión y el desempleo. En síntesis, que el gobierno no tiene la culpa sino la economía mundial. Como siempre, la culpa es de otro.
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