HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Mandaban cocaína diluida en biodiésel a España

Depósito. El lugar donde la Justicia
interceptó el cargamento de cocaína,
en Dock Sud. Allí cambiaron la droga
por una sustancia similar./Foto Martín Boneto

Por Virginia Messi/Clarín.- Los investigadores detectaron 57 kilos de droga en el puerto de Dock Sud y la incautaron en secreto. Cuando el barco llegó a Europa, detuvieron a 4 españoles. El resto del grupo cayó en Capital y el GBA. En octubre del 2011 –en el marco de un operativo bautizado “Canguro”– el juez federal porteño Sergio Torres detuvo a cuatro colombianos, un peruano y un argentino imputados de traficar cocaína a Nueva Zelanda y Australia a través de mulas , encomiendas y ropa impregnada con droga. La jefa resultó ser una colombiana con antecedentes narco en su país que estaba tramitando un pedido de “refugio” en Argentina.
En paralelo, en Auckland, cayó un campeón de kick boxing local acusado de meter cocaína en su tierra natal desde Buenos Aires y de hacerlo en el estómago de su suegra, que murió no bien llegó a Nueva Zelanda porque una de las cápsulas que había tragado se rompió antes de que pudiera expulsarla. Esa causa, incluido un pedido de extradición para el luchador ya está en la etapa del juicio oral en el Tribunal Federal N° 5 de Capital. Sin embargo, Torres y su secretario, Diego Iglesias, siguieron investigando. Y el pasado fin de semana cerraron la segunda fase del procedimiento. En una operación coordinada con el juez de Instrucción N° 2 de Santiago de Compostela y la Policía Antinarcóticos de España se detuvo a cuatro españoles y tres argentinos por intentar traficar 57 kilos de cocaína de extrema pureza, disimulada en un cargamento de biodiésel.

 Ese envío, según consta en el expediente, era una prueba para testear la ruta. Si todo salía bien, se mandarían volúmenes más importantes. Pero el cargamento –mil litros de biodiésel, 229 de los cuales tenían droga diluida– fue interceptado por la Justicia en el depósito fiscal Orvol S.A ( ubicado en Dock Sud) el 19 de julio pasado. Se llegó a él gracias a las escuchas telefónicas de la causa y al trabajo conjunto de Gendarmería y Aduana/AFIP. Contrariando todo procedimiento, los bidones con el combustible habían llegado al depósito fiscal ya cargados y no pasaron por los controles de rigor. Por orden del juez Torres, la droga, que los narcos habían colocado diluida solo en uno de los “bin” (especie de grandes bidones), fue reemplazada por una sustancia similar, y en agosto el cargamento salió hacia el océano rumbo a España. 

 Todo se hizo en secreto, como entrega controlada, monitoreando la carga hasta que el viernes pasado llegó a su destino final. Entonces comenzaron las detenciones. En España fueron apresados cuatro españoles, dos de los cuales vivían en Argentina y figuraban como dueños del envío. En allamientos en Capital y Gran Buenos Aires cayó el responsable del depósito fiscal de Dock Sud –por donde pasó el biodiésel con cocaína–, uno de los encargados de logística de la banda y la amante de uno de los españoles. Casi fue un éxito total. Sin embargo, faltó cerrar un eslabón importante: aunque lo habían seguido durante 48 horas, la Policía española no pudo detener al colombiano señalado como uno de los máximos responsables del cargamento. Se calcula que aún sigue escondido en Europa. Este hombre, apodado “Toca”, siempre fue difícil de rastrear. Usó un DNI falso argentino para partir rumbo a España a buscar la droga y en nuestro país se movía con muchos recaudos. 

Por ejemplo, daba tres vueltas de manzana antes de decidirse a estacionar el auto y entrar a su casa. Según escuchas de la causa, “Toca” respondía a otros colombianos más pesados a los que aún no se pudo identificar totalmente porque cada vez que se reunía con ellos lo hacían trasladarse hacia un lugar al que llamaban “iglesia”, “casa” o “clínica”. Para que nadie lo siguiera, lo obligaban a apagar su teléfono celular al salir de Capital Federal. Una vez en “la iglesia”, debía entregar el aparato, previa extracción de la batería. Al lugar sólo se podía acceder con una contraseña. Durante la investigación de Torres se siguió una línea que implicaba a otro ciudadano colombiano que ya no estaría en el país. Éste hacía viajes entre Buenos Aires y España con argentinos implicados en la causa. El hombre tuvo una causa abierta por narcotráfico en Perú, por la cual el gobierno incaico pidió en 2005 su extradición a Colombia. El detalle es que, según los registros migratorios de Argentina, su domicilio estaba en Santa Clara del Mar.

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