Por Diario HOY.-
Las máximas autoridades de la Iglesia Argentina darán a conocer un severo llamado de atención por el avance del narcotráfico en el país. Mientras tanto, el gobierno K es cada vez más funcional a los mercaderes de la muerte
Desde hace años, el diario Hoy, prácticamente en soledad, viene denunciando la política del gobierno K que ha convertido a nuestro país en un importante enclave de narcotraficantes.
Distintos carteles, que han tenido su origen en Colombia y México, operan en la Argentina. Y las consecuencias están a la vista ya que nuestro país es el segundo mayor consumidor de cocaína del continente americano, detrás de Estados Unidos, y drogas como el paco le están quemando las neuronas a toda una generación de jóvenes de sectores socialmente postergados.
Esta situación no se le escapa a la Iglesia. Mucho menos desde que está Francisco, nuestro Papa Gaucho, en el trono de Pedro. Por eso, ayer se conoció que la Conferencia Episcopal Argentina difundirá esta semana un documento sobre las drogas, tras expresar “alarma” por el avance del narcotráfico, el enfrentamiento entre bandas que distribuyen la mercancía y la “creciente” tolerancia social al consumo de estupefacientes.
Fuentes eclesiásticas confirmaron que el tema surgió en el “intercambio de ideas” sobre la realidad del país que abrió el lunes pasado las deliberaciones de la 106ª Asamblea del
Episcopado que preside monseñor José María Arancedo (estrecho colaborador del Papa Francisco) y de la que participa un centenar de obispos.
“Alarmados por hechos recientes en las provincias, los obispos decidieron de inmediato la redacción de un documento sobre esta problemática”, precisaron las mismas fuentes durante la segunda jornada del plenario episcopal que hasta el sábado se desarrolla en la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera, de Pilar.
Asimismo, dejaron trascender que la declaración puede estar lista entre “jueves (por mañana) y viernes” y adelantaron que denunciará el avance del “narconegocio”, advertirá sobre la ausencia del Estado en la asistencia a los adictos, rechazará la criminalización de los enfermos y alertará sobre una “creciente” tolerancia social a los estupefacientes.
Acefalía K
El documento, cuya redacción fue encomendada a la Comisión Episcopal de Pastoral Social que preside monseñor Jorge Lozano, también insistirá en el rechazo de la Iglesia a los proyectos legislativos tendientes a favorecer la despenalización de la tenencia de estupefacientes para consumo personal.
En el intercambio inicial, varios obispos informaron sobre los enfrentamientos entre bandas narcos que se dieron en sus diócesis.
Por caso, este fin de semana ya se superaron los 200 muertos en lo que va del año en Rosario por enfrentamientos entre bandas.
En este contexto, el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, advirtió recientemente que es "muy urgente" la situación creada por el "flagelo" de la droga en esta ciudad y exhortó a dar ayuda a las familias de los jóvenes que sufren problemas de adicciones.
La situación que se vive en Rosario, se repite a lo largo y ancho del país, incluido el Gran La Plata (ver aparte) y el Conurbano bonaerense. Por ejemplo, hay barrios enteros manejados como narcotraficantes, donde las fuerzas policiales –es decir, el Estado- no entran y por ello rige la ley de la selva y los códigos mafiosos.
Lejos tener una política de Estado para combatir el flagelo, el gobierno nacional ha decidido ser funcional a los narcos. Por eso, el máximo organismo que se debería encargar de combatir el desarrollo de las drogas, como es la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR), que depende directamente de la Presidencia de la Nación, está acéfalo desde hace varios meses. Más concretamente, tras la renuncia de Rafael Bielsa, en marzo de 2013.
Como si esto fuera poco, la administración K se viene negando, sistemáticamente a instalar radares para detectar vuelos clandestinos que ingresan con la droga a nuestro territorio, y tampoco se modernizan las terminales portuarias que carecen de scanners para poder detectar el ingreso ilegal de este tipo de mercancía.
“Hay que castigar a los embajadores de la muerte”
En diálogo con Hoy, el padre Eduardo Lorenzo, responsable de la parroquia Nuestra señora de Lourdes de Gonnet, valoró el mensaje que está preparando la Iglesia, teniendo en cuenta la realidad que se está viendo en los barrios del Gran La Plata.
“El flagelo de la droga es cada vez más pronunciado, lo veo a diario en mi tarea sacerdotal. De hecho, como capellán del servicio Penitenciario, veo que la gran mayoría de los presos tienen relación con la droga. En ese escenario, querer despenalizar el consumo, como pretenden algunos sectores políticos, es realmente un acto demencial. El Estado tiene que combatir con todo el peso de la ley a los embajadores de la muerte, como son los narcotraficantes, pero no se les puede dar ningún resquicio legal. En tanto, toda la sociedad civil, las instituciones de bien público y las ONG, tenemos que colaborar en intentar ayudar a los que han tenido la desgracia de caer en este flagelo, para que se puedan recuperar. Pero la despenalización jamás puede una solución, y menos en este contexto”.