El gobierno se tomaría los 60 días del acuerdo de precios para decidir cómo será la paridad cambiaria del dólar con el Federal, la futura moneda. La intervención del gobierno en el mercado paralelo esta semana terminó a $ 7,68. Hay que deducir entonces que, si el gobierno dejara de intervenir, el dólar blue podría llegar a 8,50 pesos. Para que no haya mercado blue en el símil del Plan Austral que se está pergeñando, un Federal debería quedar más cerca de cotizarse a 0,85 centavos de dólar. Aunque siguen en estudio las alternativas de 0,75 o 0,80 centavos. Habría también un plan de desagio para los deudores en pesos y en dólares. Como ya analizamos, este cambio le daría rentabilidad a la cosecha, que este año sería mucho menor a la esperada.
La cosecha fina, es decir, el trigo, sólo dio 8 millones de toneladas, el menor registro del siglo. Y en cuanto a la cosecha gruesa -soja y maíz-, no hay constancia de que se hayan sembrado los 35 millones de hectáreas que se difundieron. De éstas tampoco se llegó, como se pensaba, a los 19 millones de hectáreas de soja. El gobierno sigue esperando que el yuyito lo salve de continuar emitiendo tantos billetes en la etapa que se abriría con el nuevo plan económico.
El supuesto enfriamiento de las paritarias
Por otra parte, se sembró un mes tarde, debido a las inundaciones, y ahora la cosecha se ve perjudicada por la sequía de enero y lo que va de febrero. Así las cosas, el rinde bajaría ostensiblemente y con suerte puede esperarse una cosecha total de 90 millones de toneladas sobre las 110 que esperaba el gobierno. Es decir que no habrá cosecha récord y ni siquiera buena cosecha, sino una magra con tendencia a ser mala, bastante similar a la del año pasado, que fue de menos de 85 millones.
Éste es el panorama si continúa la sequía por unos diez días más. Por otra parte, el pronóstico habla de un otoño lluvioso que traería problemas. De algún modo, el cristinismo parece estar ante una versión aggiornada de las 7 pestes de Egipto. La combinación de siembra tardía con cosecha dudosa le puede hacer perder miles de millones. Esto, aun reconociendo que el precio en Chicago puede subir a 620 dólares la tonelada de soja.
Las paritarias son el otro frente tormentoso, aunque el gobierno recibió una buena noticia: que Moyano reclamará el 25% para los camioneros, reconociendo de este modo que su gremio tiene sueldos altos. En cambio, para los sueldos bajos, por ejemplo los docentes, la presión sindical se encamina al un 30%, lo que no deja de ser razonable. Sin embargo, la realidad es que los sueldos docentes son provinciales y a ningún gobernador le cierran las cuentas para pagar semejantes aumentos, salvo que la Casa Rosada le mande los fondos para pagarlos. Se supone, siguiendo la lógica del oficialismo, que la mayor parte de los sindicatos reconozcan el supuesto congelamiento de precios y bajen sus pretensiones del 30%, aceptando entonces el 25%, especialmente los de sueldos altos. Claro está que esta lógica se derrumbaría como un castillo de naipes si el congelamiento de precios fracasa rápidamente, lo que no sería la primera vez que ocurre en la Argentina.
El próximo punto crítico se presentaría el día 61, o tal vez antes, en caso de que el gobierno decida lanzar el Plan Federal con una devaluación grande. Ayer, el gobierno venezolano devaluó el 50% y acá sería lo mismo o tal vez un poco más.
