La embestida de Vila y Manzano contra Bonfatti para quedarse con la empresa de energía.
El flamante gobernador de Santa Fe enfrentó su primer crisis política con la ola de apagones que disparó el calor y que hizo colapsar a la empresa provincial de energía (EPE). El descontento en las ciudades de Rosario y Santa Fe lo obligó a posterga el aumento de luz para tratar de calmar los ánimos. En el socialismo creen que el grupo mediático de Vila y Manzano amplificó la crisis poque pretende forzar la privatización de la compañía.
El gobernador Antonio Bonfatti no había terminado de tomarse el primer cafecito en el despacho que heredó de Hermes Binner, que le estalló su primer crisis política. En las últimas semanas Bonfatti lidia con los masivos cortes de luz que sufren las ciudades de Santa Fe y Rosario y que dejaron al descubierto el notorio deterioro de la Empresa Provincial de la Energía, una de las pocas distribuidoras del país que siguen en manos del Estado.
Con la ola de calor las temperaturas se dispararon por encima de los 35 grados y con la sobrecarga de la red por los aires acondicionados, llegaron los apagones. Y junto con ellos los piquetes y cacerolazos regresaron a Santa Fe como en los días más furiosos de 2001.
La crisis que ya lleva 20 días disparó la previsible respuesta política. La oposición al gobernante Frente Progresista Cívico y Social que lideran Binner y Bonfatti exigió inversiones en infraestructura eléctrica a un ritmo acorde con el boom inmobiliario que vive Rosario desde hace ya largos ocho años.
“Quedó en evidencia que el servicio que presta la EPE es peor que antes”, apretó el jefe de los diputados kirchneristas Agustín Rossi, en una declaración muy funcional a los intereses de los empresarios mendocinos Daniel Vila y José Luis Menzano, que através de sus medios locales –empezando por el diario La Capital- apuntaron fuerte contra la EPE.
En ese marco, este lunes los diputados provinciales del oficialismo dieron un gesto de apoyo a la empresa estatal y se reunieron con su directorio y con el secretario de Servicios Públicos Alejandro Boggiano. De allí salieron con lo que en el seno de la EPE y del gobierno provincial se comenta hace rato: “Hay una campaña de intereses económicos que aprovechan esta coyuntura de altas temperaturas y cortes de luz para reinstalar en la agenda la privatización de la EPE”, lanzó la diputada Alicia Gutiérrez, de la coalición gobernante.
El gobernador Antonio Bonfatti, en un reciente reunión con sus ministros.
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El socialista Raúl Lamberto abonó esa hipótesis y la condenó: “Las experiencias privatistas en Santa Fe han sido nefastas: el Banco Provincial, que terminó costándonos 4 mil millones de pesos para no tenerlo, y Aguas Provinciales, cuya venta significó 10 años de atraso en las inversiones y un juicio millonario ante el Ciadi”.
La visión conspirativa obedece -dicho en off the record por funcionarios provinciales- a la cobertura periodística que los apagones han merecido en el diario La Capital, propiedad del grupo Uno de Daniel Vila y José Luis Manzano, dueños mayoritarios de la distribución eléctrica en Mendoza, a través del holding Andes Energía.
Culpas cruzadas
Como sea, para explicar el colapso de la EPE, el socialismo culpa a los gobiernos de Reutemann y Obeid, cuando en los 90 sometieron a la empresa a un esquema de retiros voluntarios que causó una sangría de personal técnico cuya falta hoy se extraña. Recuerdan además que por aquellos años se congeló la inversión constante que necesita el negocio de la distribución eléctrica por naturaleza. Eran los preparativos para la privatización que finalmente fracasó por falta de oferentes y por la dura resistencia encabezada por la filial local del sindicato Luz y Fuerza.
De cualquier manera, desde el kirchnerismo local –y ya también algunos radicales que integran el frente gobernante- exigen al gobierno que deje de echar culpas al pasado. Pero la solución no es sencilla. El ministro del área, Antonio Ciancio, reconoció que “ni teniendo dos mil millones de dólares hoy los problemas eléctricos se podrían solucionar en un solo año”.
Mientras que la defensa formal estuvo a cargo del presidente de la compañía, Daniel Cantalejo, quien afirmó que durante los gobiernos del socialismo la EPE dejó de arrojar pérdidas. “En 2010 y 2011 hubo superávit. El año pasado se inviertieron 387 millones de pesos y en los cuatro años (del mandato de Binner) fueron 1.023 millones. El 42 por ciento de eso se invirtió en Rosario”, subrayó.
Y comparó su gestión con la tarea que le toca a las principales distribuidoras del país, Edenor y Edesur: “No es lo mismo distribuir energía en Capital Federal que en la provincia de Santa Fe, donde tenemos 50 mil kilómetros de cables a lo largo de 800 kilómetros de una punta a la otra de la provincia. En el pico del problema (el martes 10 hubo récord de demanda, con 1949 Mw), en Rosario sólo hubo 85 subestaciones fuera de servicio, sobre un total de 1.100 que hay en la ciudad. Y en los medios parecía que toda Rosario estaba sin luz”, se defendió.