HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 21 de octubre de 2010

BRUTAL ASESINATO POLÍTICO

PABLO IBAÑEZ DE ÁMBITO FINANCIERO PUBLICÓ:

Reproches, negocios y la interna sindical
Autopsia política de un crimen que sembró el pánico K

Cristina de Kirchner demoró seis horas en reaccionar. Pasaron siete horas entre que, pasado el mediodía, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, le envió una alerta sobre el crimen de Mariano Ferreyra y el atardecer, cuando la Presidente repudió la tragedia.


Fueron horas dramáticas en el planeta K. Acechó, inevitable, el fantasma de la masacre del Puente Pueyrredón que en 2002 desbarató la fantasía continuista de Eduardo Duhalde. Manifestante muerto, Avellaneda; imposible una secuencia más referencial.

Con el paso de los minutos, los informes policiales aportaron precisiones y detalles que agudizaron el pánico. Hubo, en esos momentos, un solo dato que aportó una mínima dosis de calma: la bala que mató a Ferreyra no había partido de un arma policial.

La pertenencia de los presuntos atacantes, gremialistas de la Unión Ferroviaria de José Pedraza, reinstaló el temor. Son días en que los Kirchner celebran una sintonía pocas veces vista con el mundo sindical. Una semana atrás, ambos compartieron acto con Hugo Moyano y Pedraza.

La oposición no obvió ese detalle. Enlazó al ferroviario con el camionero como nexo con la Casa Rosada. Explotó ese vínculo y lo exprimió al límite para responsabilizar por el episodio al Gobierno.

La contraofensiva fallida de sectores K fue invocar una reunión entre Pedraza y Eduardo Duhalde para sindicar al bonaerense, como ocurrió con el escándalo de San Vicente, el 17 de octubre de 2006, como ideólogo secreto de una conspiración para dañar a los Kirchner.

Fue un manotazo desesperado y erróneo. El encuentro al que hicieron referencias los voceros kirchneristas ocurrió el 15 de septiembre de 2009 y fue publicado, un día después, por un diario económico. Es decir: la cita invocada -pudo haber otras- se realizó un año y un mes atrás.

Traicionados por el archivo, Juan Cabandié y María José Lubertino, junto con otros legisladores del FpV, ahondaron esa línea argumental. «Duhalde se reunió con José Pedraza ayer y hoy un grupo de matones cargó contra trabajadores que participaban de una lucha gremial», dijeron.

La pretensión de vincular al veterano dirigente de la Unión Ferroviaria con el lomense tuvo un formato diferente del que eligió la Casa Rosada: Cristina y su marido, el ex presidente, repudiaron la violencia y se mostraron dolidos por la muerte, pero preservaron al jerarca sindical.

A pesar de los indicios sólidos de que el ataque lo perpetró una banda alineada con Pedraza -que en la línea Roca reporta a Pablo Díaz, a quien los agredidos señalaron como ideólogo de la «emboscada»-, ninguna voz oficial apuntó, siquiera lateralmente, contra el cacique.

Pedraza, se sabe, forma parte del pelotón de los «gordos», grupo históricamente enfrentado con Moyano que, sin embargo, desde hace un tiempo está integrado, no sin matices y tensiones, a la CGT que encabeza el camionero. Es un enlace en las negociaciones.

Forma parte -quizá sea eso lo que lo mantiene cerca de Moyano- del club del Transporte: grupo de gremios vinculados a una actividad que recibe onerosos subsidios del Estado nacional. Algo más: la Unión Ferroviaria participa del gerenciamiento de la línea Roca, a cargo de la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia (UGOFE), promovida por Julio De Vido para administrar los ramales reestatizados.

Esa situación supone una instancia inusual: la Unión Ferroviaria es, al mismo tiempo, gremio y patronal. Por esa razón, se explicaba ayer, los gremialistas del sindicato de Pedraza intervinieron para despegar el corte de vías realizado por los grupos de izquierda.

Esa ambigüedad explica, también, la aireada reacción de Omar Maturano, jefe de La Fraternidad -el otro sindicato ferroviario, también integrado al circuito de los subsidios oficiales-, contra la manifestación de los trabajadores tercerizados.

Hay otra razón: como en el subte y en Kraft, en los trenes las comisiones internas, encabezadas por referentes de izquierda, complican a los sindicatos históricos. Los «burócratas», en el léxico de los rebeldes.

La manifestación de la que ayer participó Mariano Ferreyra estaba motorizada para conseguir la incorporación de empleados tercerizados.

Sindicalistas de la Unión Ferroviaria irrumpieron para desmembrar esa protesta. Un rato más tarde, Ferreyra tenía un tiro en el tórax y una mujer, Elsa Fernández, un disparo en la cabeza.

FUENTE: ÁMBITO FINANCIERO

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