Gordon Brown impulsa un impuesto global sobre las actividades bancarias.
El premier dijo que se podría llegar a un acuerdo sobre su plan en la cumbre del G-20 que se realizará en junio en Canadá. Aseguró que no busca atacar a los bancos.
Gordon Brown, el primer ministro de Reino Unido, dijo ayer que las economías líderes del mundo están cerca de acordar un impuesto global a los bancos. En Downing Street hay esperanzas de que un trato al respecto podría ser concretado en la reunión del Grupo de los 20 (G-20) que se realizará en Canadá en junio próximo. Brown piensa que la opinión ha cambiado decididamente a favor de un impuesto mundial luego de la decisión tomada por el presidente estadounidense Barack Obama, el mes pasado, de intentar recaudar u$s 90.000 millones aplicando un impuesto a los bancos de Estados Unidos. Un impuesto mundial podría costarle al sector de servicios financieros miles de millones de dólares al año. Sin embargo, el primer ministro británico ha defendido con fuerza que se aplica algún tipo de carga a la banca. “Estoy interesado en la forma en que el respaldo en favor de una acción internacional es cada vez más fuerte”, dijo Brown en una entrevista concedida al Financial Times. El año pasado, el primer ministro planteó la posibilidad de aplicar un impuesto sobre las transacciones de los bancos –apodado impuesto Tobin, por James Tobin, el economista que propuso por primera vez gravar las transacciones monetarias– como una de las opciones para asegurar que la “contribución que los bancos hacen a la sociedad sea adecuadamente capturada”. EE.UU. inmediatamente desechó esa opción, pero el Fondo Monetario Internacional ha estado analizando otras alternativas. Brown cree que el FMI aprobará un impuesto mundial a los bancos antes de su reunión de abril, en Washington. En Downing Street esperan que un principio de acuerdo pueda ser luego acordado por los líderes mundiales en la reunión del Grupo de los 20 (G-20), aunque la implementación del impuesto y los detalles sobre cómo funcionaría podrían demandar más tiempo. “La gente está ahora preparada para considerar el mejor mecanismo por el cual puede considerarse el tema de un impuesto”, expresó Brown. El gobernante cree que el FMI podría proponer un método “algo diferente” al impuesto propuesto por Obama. Otras opciones serían que se graven las ganancias de los bancos, la facturación o incluso las remuneraciones. Sin embargo, el FMI evitaría presentar el impuesto como un “sistema de seguro” debido al riesgo moral que implicaría, ya que los bancos podrían sentirse alentados a pensar que estarían automáticamente cubiertos con el dinero de los contribuyentes si vuelven a tener problemas. Brown –que enfrenta unas elecciones generales en mayo que, según sugieren los resultados de las encuestas, podría perder– insistió en que no está atacando a los bancos o a sus clientes ricos por razones ideológicas. Pero agregó que “los que tienen espaldas más fuertes deberían pagar más”, y señaló que un impuesto semejante recaudaría “una cantidad sustancial de dinero adicional”. De todos modos, sigue estando poco claro cómo se gastaría lo recaudado por el impuesto, aunque Inglaterra insistirá en que los beneficios se acumulen para los gobiernos nacionales, en vez quedar en un fondo internacional de emergencia. Los ingresos podrían ser usados como sistema general para pagar deudas o para gastos corrientes. Es poco probable que sean ahorrados para un fondo de contingencia ante un futuro desastre bancario: los miembros del G-20 esperan evitar esta amenaza por otros medios, como la aplicación de mayores requisitos de capital para los bancos o de nueva regulación para reducir el tamaño y la complejidad de las instituciones financieras. En la entrevista, el primer ministro pareció concentrarse en las cumbres económicas que se realizarán después de la fecha de las elecciones británicas, programadas para el 6 de mayo, lo que confirmaría la impresión de que Brown cree que puede cambiar la tendencia de la opinión pública y revertir sus 10 puntos de desventaja en las encuestas.
FUENTE: EL CRONISTA COMERCIAL