El Papa exhorta a respetar las leyes de Dios en la naturaleza.Ciudad del Vaticano, 8 Dic. 09 (AICA)
Por lo tanto, considera el portavoz vaticano, "debemos preocuparnos por el estado de salud del planeta por todos, pero en primer lugar por los pobres". "El planeta es como un organismo donde los desequilibrios interactúan unos con otros.
Al finalizar el rezo del Angelus dominical con los miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro, el papa Benedicto XVI se refirió a la cumbre sobre el cambio climático que se inicia este lunes en Copenhague, capital de Dinamarca, y alentó a "respetar las leyes de Dios colocadas en la naturaleza y a redescubrir la dimensión moral de la vida humana". Al referirse a la cumbre que se realizará desde hoy hasta el 18 de diciembre, el Santo Padre comentó que en esta reunión promovida por la ONU "la comunidad internacional busca enfrentar el fenómeno del calentamiento global. Auspicio que los trabajos ayuden a generar acciones respetuosas de la creación y sean promotoras de un desarrollo sólido, fundado en la dignidad de la persona humana y orientado al bien común". "La salvaguarda de lo creado postula la adopción de estilos de vida sobrios y responsables, sobre todo en relación a los pobres y las generaciones futuras", dijo luego. En esa perspectiva, concluyó el Papa, "para garantizar el pleno éxito de la Conferencia, invito a todas las personas de buena voluntad a respetar las leyes de Dios colocadas en la naturaleza y a redescubrir la dimensión moral de la vida humana".
Es necesario cambiar de estilos de vida
Por su parte, el padre Federico Lombardi SJ, director de la Oficina de Información de la Santa Sede, señaló que el interés que suscita la Conferencia sobre el cambio climático debe convertirse en un llamamiento a una conversión en los estilos de vida. En el editorial del semanario "Octava Dies", emitido por el Centro Televisivo Vaticano, del que es también director, el padre Lombardi comienza constatando que "hace tiempo a muchos las preocupaciones ambientales y climáticas les parecían un lujo: preocupaciones de los ricos. Otros eran los problemas de los pobres, que debían sobrevivir y satisfacer sus necesidades primarias". "Después comprendimos que no era así. Cuando hay sequía o cuando se dan catástrofes ambientales, los pobres son los primeros en sufrir y en morir. Quien se encuentra en lugares más seguros o posee más recursos para nutrirse o protegerse puede superar mejor el empeoramiento de las condiciones ambientales". Por lo tanto, considera el portavoz vaticano, "debemos preocuparnos por el estado de salud del planeta por todos, pero en primer lugar por los pobres". "El planeta es como un organismo donde los desequilibrios interactúan unos con otros. La alteración de la composición de la atmósfera, la elevación del nivel de los mares, la reducción de las reservas de agua dulce no contaminada, los cambios de las precipitaciones y los huracanes, la erosión de los suelos y la desertización, los daños a la agricultura y a la salud humana. Y todo esto en el fondo depende en gran parte de las decisiones y los comportamientos humanos". La conferencia de Copenhague sobre el clima será un éxito o un fracaso, reconoce el sacerdote, según los compromisos que asuman los gobiernos, sobre todo de los países más grandes. "Se pronunciarán cifras ‘mágicas’ sobre reducciones de las emisiones de gases nocivos y sobre financiamientos por conseguir. Pero al final todo dependerá del comportamiento de todos nosotros, habitantes de la Tierra, demasiado acostumbrados a creernos listos a la hora de descargar la responsabilidad sobre el otro", añade el portavoz vaticano. El Papa en la última encíclica habla justamente de "nuevos estilos de vida", y recuerda que el sistema ecológico se sostiene sobre una buena relación del hombre con la naturaleza pero también con sus semejantes. El de Copenhague es por tanto también nuestro problema".
