Nueva York (Naciones Unidas), 2 Nov. 09 (AICA)
Durante su intervención, el pasado 21 de octubre, en la 64ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre la promoción y defensa de los derechos humanos celebrada en Nueva York, el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, monseñor Celestino Migliore, aseveró que aunque “no hay ninguna religión en el mundo que esté exenta de discriminación”, la cristiana es la más perseguida. Tal y cómo señaló el arzobispo Migliore, “más de 200 millones de cristianos, de varias confesiones, se encuentran en situaciones de dificultad debido a estructuras legales y culturales que conducen a su discriminación”. Ante esta crítica situación, el prelado recordó que en numerosas ocasiones la comunidad internacional reconoció que el derecho a la libertad religiosa “continúa siendo hoy el más violado”. “Actos de intolerancia y violaciones de la libertad religiosa continúan perpetrándose de muchas formas”, por lo que “cada vez se llevan más casos a los tribunales o a los organismos internacionales para los derechos humanos” señaló. En los últimos meses, recordó el prelado vaticano, algunos países de Asia y de Oriente Medio vieron a las comunidades cristianas “atacadas, con muchos heridos y muertos”, e “iglesias y casas presas de las llamas”. Por otro lado, estas acciones, señaló, “fueron cometidas por extremistas en respuesta a las acusaciones realizadas contra algunas personas en base a las leyes antiblasfemia”. En esta línea, monseñor Migliore declaró que su delegación “valora y apoya” la promesa del Gobierno de Pakistán de “revisar y enmendar esas leyes”. Las disposiciones legislativas sobre la blasfemia, dijo, “se convirtieron demasiado fácilmente en una oportunidad, para los extremistas, de perseguir a los que escogen libremente seguir una tradición de fe distinta”, y fueron utilizadas para “fomentar la injusticia, la violencia sectaria y la violencia entre religiones”, añadió. Ante a esta situación, los Gobiernos deben “afrontar las causas profundas de la intolerancia religiosa y abolir estas leyes que sirven como instrumentos de abuso”.