Supongamos que las encuestas de imagen mientan simultáneamente todas y que la medición fuese otra, ninguna o neutra. Supongamos que esto de enterarse por los diarios que a los Kirchner no los soporta más del 75% de los argentinos, fuese una comodidad cómplice de algún proyecto “destituyente”, y que uno debería comprobarlo in situ y personalmente en la microencuesta que solemos hacer para tantas cosas cotidianas y que pueden ser tan veraces y eficaces como ninguna. Pruebe y verificará que quizás las encuestas de las empresas especializadas y que se publican diariamente en los periódicos argentinos acerca de la popularidad de los Kirchner, están siendo excesivamente prudentes. Está en el comentario, en la calle y en la gente. El fastidio se ha instalado y es muy difícil revertirlo desde la posición y el estilo que la sociedad presidencial ha impuesto en la cosa pública. Néstor y Cristina lo saben y lo lamenten o no, lo cierto es que se preparan para una laboriosa ingeniería política que les otorgue un triunfo electoral prescindiendo de las simpatías de la mayoría del pueblo argentino. Casi todos los jefes de estado de la región cuentan con una cierta popularidad que les permite una continuidad personal, o al menos aspirar dignamente a que su corriente política los suceda en el poder. Lula, Bachelet, Morales y Tabaré Vázquez, seguramente son envidiados en algún tramo de sus gestiones por la presidente y su marido. ¿Han hecho algo muy especial todos estos mandatarios en sus respectivas naciones para que esto sea así? Probablemente no. Pero lo que es seguro que no incorporaron el desprecio y la violencia cotidiana como metodología política. Ese comportamiento en tiempos de cajas opulentas, era una cosa. Ahora, hasta se nota en exceso la sobreactuación de un disimulo temporario. Tan es así que a veces no se controlan y les salta la cadena, extemporáneamente. Odiosamente. Hay en curso operaciones de inteligencia, algunas bastante precarias y alevosas, para diversificar la excesiva atención puesta por toda la población, como corresponde, en ellos.
HANNAH ARENDT
En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".
martes, 27 de octubre de 2009
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