Ciudad del Vaticano, 26 Oct. 09 (AICA)
Delante de decenas de miles de personas, y acompañado por 244 obispos, 197 de ellos africanos, Benedicto XVI clausuró el Sínodo en la basilica de San Pedro con una solemne misa en la que subrayó que el proyecto de Dios no cambia con el pasar de los años y que siempre es el mismo: "predilección por aquellos que están privados de libertad y paz, por los que ven violada su dignidad como seres humanos". "Pensemos en los hermanos de África que sufren la pobreza, las enfermedades, las guerras, las injusticias, violencias y emigraciones forzadas", afirmó el Papa, y agregó que la fe en Cristo "cuando es bien entendida y practicada" guía a los hombres y a los pueblos a la reconciliación, la justicia y la paz. En esta misma línea, Benedicto XVI dijo que el mensaje de salvación la Iglesia lo transmite conjugando la evangelización y la promoción humana y echando mano de su última encíclica, de carácter social, Caritas in Veritate, dijo que "es necesario reformar" el modelo de desarrollo global, "de manera que sea capaz de incluir a todos los pueblos y no solamente a los que están adecuadamente preparados". "La globalización no hay que entenderla de manera fatalista como si su dinámica fuera producida por fuerzas anónimas, impersonales e independientes de la voluntad humana. La globalización es una realidad humana y como tal se puede modificar según uno u otro planteamiento cultural", aseguró. Por otra parte, Benedicto XVI añadió que la "urgente" acción evangelizadora de África implica un "apremiante llamado a la reconciliación, condición indispensable para instaurar en África relaciones de justicia entre los hombres y para construir una paz ecuánime y duradera en el respeto de cada persona y de cada pueblo". "Una paz que necesita y está abierta a todas las personas de buena voluntad más allá de la etnia a la que pertenezcan, la religión que profesen, la lengua, la cultura o la sociedad de la que formen parte", añadió el Papa, y aseguró a los africanos que la Iglesia se compromete a trabajar con todos los medios a su alcance para que "a ningún africano le falte el pan diario". El Sínodo concluyó con un mensaje en el que los obispos africanos que concelebraron con Benedicto XVI pidieron a los países ricos que traten a África con "respeto y dignidad" y que cambien el orden económico mundial. Finalmente, recordaron que el sida se combate con la castidad y la fidelidad y no con preservativos, a la vez que exigieron que se facilite a los enfermos africanos el mismo tratamiento contra el mal que el que se suministra a los europeos, al considerar que existe una discriminación en este campo. En el mensaje, los prelados denunciaron el fanatismo religioso, abogaron por el diálogo y el respeto recíproco con las otras religiones y condenaron la connivencia entre los políticos corruptos africanos y las multinacionales que están esquilmando los recursos naturales y fomentando las guerras