HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

viernes, 5 de septiembre de 2014

SEBASTIÁN GRAMAJO, EL PROCESADO QUE PODRÍA COMPLICARLES LA VIDA A LOS FERNÁNDEZ


    Por Guillermo Cherashny/El Informador.- Un reciente fallo de la Sala II de la Cámara Federal de Apelaciones apartó al juez federal Norberto Oyarbide de la causa de la “mafia de los medicamentos” y envió su caso al Consejo de la Magistratura, por haber sobreseído a los ex funcionarios kirchneristas supuestamente vinculados al financiamiento de la campaña presidencial de Cristina Fernández en 2007. La Sala II de la Cámara Federal reprochó a Oyarbide no haber enviado ese tramo de la causa a su par Ariel Lijo, tal y como había ordenado el tribunal de alzada, para, en vez de ello, resolver a favor de los acusados. Entre los beneficiados por Oyarbide estaban Héctor Capaccioli, ex titular de la Superintendencia de Servicios de Salud; Hernán Diez, titular de Lotería Nacional; Sebastián Gramajo, ex legislador kirchnerista; y Gabriel Brito, ex mayorista farmacéutico.
Capaccioli (ex mano derecha de Alberto Fernández), Diez y Gramajo habían estado procesados como funcionarios responsables de reunir los aportes para la campaña que llevó a Cristina Kirchner a la Presidencia en el 2007. Según las pruebas reunidas en el expediente, en la campaña se lavó dinero ligado con la mafia de los medicamentos. Gramajo era el responsable económico-financiero y Diez el responsable político de la campaña de 2007 del Frente para la Victoria. Éste es ahora director de Lotería Nacional y aquél, gerente del Consejo Consultivo de la ANSES. Astutamente, Oyarbide se metió en la causa en la que se investigaba el origen ilícito de los fondos de la campaña Cristina 2007, cuyo jefe era el entonces Jefe de Gabinete Alberto Fernández.
La causa le correspondía, como señalamos, según dispuso la Cámara, a Lijo y la realidad es que, desde lo alto del poder, le habrían pedido a Oyarbide que interviniera. El caso es que Gramajo se encontraría muy deprimido y exigiría salvarse del procesamiento en forma inmediata porque, en caso contrario, estaría dispuesto a prender el ventilador, cosa que de ningún modo harían Capaccioli y Diez, que respetan la ley de la omertà. 


Una larga y compleja historia 

 A todo esto, la Sala II, integrada por Horacio Cattani, Martín Irurzun y Eduardo Farra, intervino circunstancialmente en la causa. Es que el abogado defensor del empresario Gabriel Brito apeló el pago de honorarios y al estudiar el asunto los miembros de la Sala II descubrieron que Oyarbide estaba tramitando un expediente que correspondía a otro juez federal y entonces anularon lo actuado por aquél. Así las cosas, Gramajo está por convertirse en el primer arrepentido del kirchnerismo. Capaccioli, Gramajo y Diez estaban procesados en la causa de la supuesta mafia de los medicamentos y también en la del lavado de los fondos de la campaña Cristina 2007. Por su parte, la jueza María Servini de Cubría llevaba este último expediente. Decimos supuesta “mafia de los medicamentos” porque hasta ahora sólo se detectó, como decimos desde el inicio de esa causa, una falsificación masiva de troqueles de medicamentos robados por piratas del asfalto. Y decimos robo, aunque en realidad algunos gerentes de los laboratorios de CILFA y CAEME se “dejaban robar” por los piratas del asfalto que les entregaban los remedios a las droguerías que falsificaban troqueles y vendían los medicamentos, que de ningún modo eran truchos, como afirmaba Graciela Ocaña. Se trataba, entonces, de medicamentos verdaderos pero robados y con sus troqueles cambiados. 

Por este tema están detenidos Néstor Lorenzo y Marcos Hendler, que dirigían tanto la droguería bancaria como la suya propia, que entregaba también medicamentos al sindicato de camioneros. En medio de todo esto, el gremialista bancario Juan José Zanola se comió el garrón y terminó preso, aunque sería ajeno a la venta de medicamentos robados, procedimiento que ya no es del ADN del sindicalismo peronista. Como decíamos, se “armó” una mafia de los medicamentos”, porque si se seguía el hilo de la investigación habrían caído varios grandes laboratorios y la droguería más importante del país, Scienza. Las malas lenguas dicen que ésta habría aportado 3 millones de dólares y CILFA y CAEME, más conocida como “la industria”, otros 5 millones de dólares para que las imputaciones se centralicen en Lorenzo, Zanola, Capaccioli, Gramajo y Diez, recientemente desprocesados por Oyarbide y de vuelta procesados por la Cámara Federal. Con el actual estado de cosas, si Gramajo prende el ventilador, quedarían seriamente complicados los que manejaron las campaña CFK 2007 y unos cuantos laboratorios que integran CILFA y CAEME. A este contexto se le agregó al poco tiempo el triple crimen de General Rodríguez, cuyas víctimas, Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, aparecen como aportantes a la campaña CFK 2007 sin tener suficiente solvencia, ya que en realidad el grueso del dinero de la campaña provenía del lavado de dinero del kirchnerismo. 

Simplemente había que encontrar prestanombres que se hicieran cargo de las donaciones y algunos de ellos -como los nombrados- estaban vinculados al tráfico de efedrina, así como Luis Abram, recientemente condenado a once años de prisión. Las víctimas del triple crimen estaban recién entrando en el negocio pero los mataron antes de tiempo y no habría sido ajena al hecho la “patota quilmeña”, aunque hasta ahora no hay prueba para vincularlo a Aníbal Fernández, aunque mucho se hable y se lo acuse. Volviendo a Gramajo, si opta por prender el ventilador, tratará de eludir su responsabilidad y, dicen sus íntimos, que complicaría a los dos Fernández. A Alberto, que era jefe de gabinete y de campaña y a Aníbal, entonces ministro del interior. Atrás de todo esto estaría el fallecido Néstor Kirchner y los Fernández habrían intervenido cumpliendo órdenes. Servini de Cubría dijo que detrás de los Zacarías había un alto personaje político y Jorge Lanata, en una nota de Clarín, menciona a un Fernández, aunque no aclara cuál o bien si se trata de otro Fernández, ya que es un apellido muy común.

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