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Por Diario HOY.- La Cámara de Diputados votará esta semana la Ley de Marina Mercante, que repercutirá en la producción de los talleres de Ensenada. Se creará un fondo para construir buques nacionales y terminar con la dependencia extranjera. Entusiasmo por la resurrección de la industria naval
La industria naval argentina, que supo ser una referencia para Latinoamérica a mediados del siglo XX, pasa hoy por un período de opacidad muy grande. Atendiendo a la necesidad de contar con una fabricación nacional de buques, la Cámara de Diputados convertiría esta semana en ley un proyecto de Desarrollo de la Marina Mercante Nacional y la integración fluvial.
La sanción de una normativa de estas características pondría en funcionamiento las más de 200 empresas que conforman la industria naval argentina, sobresaliendo sobremanera el Astillero Río Santiago (ARS) ubicado en la vecina localidad de Ensenada, que con más de 3.400 empleados se ha convertido en ícono de la actividad en el país. Fundado en 1953 por el expresidente Juan Domingo Perón, el ARS fabricó en sus instalaciones dos naves emblemáticas para la Armada nacional, como lo son la Fragata Libertad y el AIRA “Santísima Trinidad”.
Uno de los puntos que establece la norma que está en la Cámara baja es que se formará un fondo de financiamiento, a través del cual los astilleros nacionales van a tener capital para hacer buques en nuestro país, lo que tendría amplia repercusión en la empresa ensenadense.
En descenso
El proyecto que Diputados trataría esta semana consta de 34 artículos, en los que se busca fomentar la integración regional en las áreas de influencia de los ríos Paraguay y Paraná, conforme a lo establecido en el Acuerdo de Transporte Fluvial por la Hidrovía Paraná-Paraguay, así como del río Uruguay.
Hoy, en la Argentina, el 97% de los buques que circulan por aguas nacionales son extranjeros, a la vez que el 100% de las 135 millones de toneladas que se envían al exterior se hace por barcos de bandera foránea, dando cuenta de una realidad nada beneficiosa para el país.
La falta de una reestructuración de la industria naval hace que se vayan del país alrededor de 6.000 millones de dólares al año en concepto de fletes, por no contar con una flota fluvial para transportar la producción nacional. Esta situación se agrava si se tiene en cuenta que transportar algo por río cuesta unas 35 veces menos que hacerlo por tierra, lo que abarataría los precios de los productos en nuestro país.
A esto se le agrega que de las embarcaciones que bajan y suben con soja, mineral de hierro e hidrocarburos por los ríos de la Argentina, solo un 3% son nacionales.
Futuro optimista