HANNAH ARENDT

En 1951, Hannah Arendt escribió: "El sujeto ideal de un régimen totalitario no es el nazi convencido o el comunista comprometido, son las personas para quienes la distinción entre los hechos y la ficción, lo verdadero y lo falso ha dejado de existir".

jueves, 8 de junio de 2017

GABRIELA MICHETTI: "EL PAPA ME DIJO QUE SENTÍA QUE MAURICIO MACRI ERA UNA PERSONA DE MUY BUENA MADERA".


      Por Viviana Canosa/infobae.- Con un soplete, Amado Boudou había mandado a pintar de blanco la boiserie de raíz de nogal en la histórica oficina de la presidencia del Senado. Y el escritorio, que desde hacía casi medio siglo ocupaba la amplia oficina del vicepresidente de la Nación en el Palacio del Congreso, estaba arrumbado en el sótano del edificio y había sido reemplazado por una mesa moderna de vidrio y caños cromados. Para coronar la reforma, el vicepresidente de Cristina Kirchner sacó la enorme araña y puso un disonante plafón en el techo. Eso fue lo primero que vio Marta Gabriela Michetti (52) cuando entró a su flamante despacho en el Senado de la Nación, el 10 de diciembre de 2015, el día que asumió como vicepresidenta de la Argentina junto a Mauricio Macri. "Se había adueñado de los salones y oficinas como si fueran propias y no patrimonio histórico de todos los argentinos. Una cosa de un mal gusto terrible que no respetaba el legado y la tradición. Eso era un símbolo de cómo funcionó el Estado durante el kirchnerismo: tomaban las cosas como si fueran suyas y no de la gente", dice.
Ahora Gaby -la llamaré así porque nos conocemos desde hace años- está en su oficina de la Casa Rosada. Dos Granaderos la escoltan por los pasillos, y se quedan firmes en la puerta mientras conversamos. Macri está a pocos metros, en su despacho presidencial. "Nosotros con Mauricio somos realmente un equipo de presidente y vice, no es que uno agarra por un lado y otro por el otro, trabajamos muy juntos". 


 —Desde Alfonsín para acá muchos vices querían que al presidente se le cayera un piano en la cabeza para ocupar ese lugar. ¿No tenés esa ambición de llegar a la presidencia? 

 —Respeto a quienes se ponen esos objetivos, a los que tienen esa ambición, porque no es necesariamente malo. Pero tengo la sensación de que si vos te ponés por delante un cargo, eso termina cercenando el trabajo y la responsabilidad del día a día. 

 —¿Nunca pensaste en "ahora voy a ser…"? 

 —Nunca pensé en ser legisladora, ni diputada, ni vicejefa de gobierno, ni senadora, ni vicepresidente. Todo fue ocurriendo a partir de lo que yo iba haciendo. Y eso es bueno. 

 —Pero vos quisiste ser jefa de la Ciudad y te enfrentaste a Horacio Rodríguez Larreta… y a Macri también. 

 —Fue la única vez que tuve una decisión de ocupar un lugar. Pero no es que mi tarea anterior venía apuntando a eso, sino que en un momento dije: "Me parece que ese es el lugar que tengo que ocupar y me parece que le viene bien al equipo". Mauricio se volcó a apoyar a Horacio con vehemencia, y por supuesto me produjo dolor que se jugara tan fuerte por él. Yo hubiera preferido que estuviera más neutral 

—Larreta era "el niño favorito" de Macri. De hecho muchos dicen que terminaste siendo la vicepresidenta porque Juliana Awada le dijo "es Gabriela, le corresponde". 

 —Primero, tenía la convicción de que podía ser un cambio interesante ocupar ese lugar porque soy mujer y el PRO había tenido dos gestiones conducidas por un hombre. Entonces le dije a Mauricio: "Esto nos va a venir bien aunque genere miedos". Porque las internas en el país siempre son un lío, producen tiranteces, se rompen los partidos, se lastiman todos. Pero yo sabía cómo iba a actuar si perdía. Yo le decía: "No tengamos miedo porque yo sé que si pierdo voy a estar al segundo trabajando por Horacio".

 —Pero Mauricio eligió a Horacio… ¿te dolió?

 —Mauricio se volcó a apoyar a Horacio con vehemencia, y por supuesto que no me gustó y me produjo dolor que se jugara tan fuerte por él. Obvio que yo hubiera preferido que estuviera más neutral. Pero él creía que Horacio tenía mejor perfil para la gestión de gobierno que yo, y que yo tenía perfil para acompañarlo como vicepresidenta. 

 —¿Marcos Peña no aparecía como vice en ese momento? 

 —Más al final, después de la interna. Yo había elegido otra cosa, y eso era feo porque parecía que lo enfrentaba. Finalmente, creo que fue muy bueno para todos. Mauricio se fortaleció como dirigente que puede tener una interna dentro de su partido y no se rompe todo. Se fortaleció el partido. Y se fortaleció la Jefatura de Gobierno de Horacio, porque haber ganado lo puso en un mejor lugar. Todos ganamos. Yo me sentí entera porque hice lo que tenía que hacer contra viento y marea. 

 —Y aquí estás como vicepresidenta. 

 —La verdad es que es un honor y es un cargo extraordinario. 

 —Tu cargo, sin embargo, para la gente es difícil de dimensionar. ¿Cuál es el trabajo? Muchos piensan que el vice toca la campanita en el Senado, que no aporta mucho. 

 —Yo había ocupado la Vicejefatura de Gobierno de la Ciudad, que también tenía esta cosa de cuál es la tarea que realiza. Y ahí hice una pequeña revolución: cambié la Ley de Ministerios, con aprobación de la Legislatura, proponiendo que la Vicejefatura tuviera ámbitos de gestión en el Poder Ejecutivo. Y tomé derechos humanos, discapacidad, tomé el Plan del Bicentenario, el tema de las villas y la urbanización, varios temas de gestión. Y con eso empecé a gestionar y a ayudar al Jefe de Gobierno. Entonces tuve una tarea que fue diferencial a la de los anteriores vicejefes. 

 —Dejaste de ser el vice que acompaña solamente… 

 —Exacto. Fijate que yo he escuchado a muchos en la política decir: "La Vice está buenísima porque es como surfear la ola: estás en lo mejor, te corrés de lo peor". Tuve que trabajar mucho en la administración del Senado que cuando entramos estaba totalmente desmadrad0, al punto tal que había casi 7 mil empleados para 72 senadores 

—Un hacer la plancha… 

 —¡Imaginate! Con mi personalidad es imposible que pueda aceptar una cosa así. Yo lo que quiero es trabajar, generar transformación, ver que lo que hago vale. Entonces aparece esta posibilidad de ser vicepresidenta y veo la misma situación, digo: "Bueno, sos el presidente del Senado pero no sos parlamentario, con lo cual no podés meterte en las disputas, en los debates, ¿no? Tenés algo que ver con el Poder Ejecutivo, pero en realidad no tenés áreas de gestión a cargo. Esto es todo como una nube que hay que armar, que hay que llenar". 

 —¿Y cómo la armaste? 

 —Con una enorme complementación y con una muy, pero muy intensa cercanía con el Presidente. Nosotros con Mauricio Macri somos realmente un equipo de presidente y vice, no es que uno agarra por un lado y otro por el otro y el presidente no se entera lo que hace el vice, que es lo que pasaba. Nosotros lo trabajamos juntos como institución de la Presidencia. 

 —¿Qué fue lo primero que te pidió Macri? 

 —Tratar de ayudar políticamente en el Senado, porque teníamos que sacar leyes muy importantes los primeros seis, siete meses. Y ahí trabajé mucho políticamente con la oposición. Y luego la administración del Senado, que cuando entramos era una cosa totalmente desmadrada, al punto tal que había casi 7 mil empleados para 72 senadores. Una cosa que no se puede concebir en ningún lugar del mundo. 

 —¿Cómo fue el plan de trabajo que armaste con Mauricio?

 —Ayudarlo en los viajes que él no puede hacer, buscar inversiones y abrir mercados para productos argentinos. El año pasado hice siete viajes muy importantes y de hecho ya tenemos alrededor de 3 mil y pico de millones de dólares de inversión. 

 —Pero todo este trabajo tuyo no se conoce y la crítica que se le hace siempre al Gobierno, y me sumo, es por qué comunican tan mal o por qué no comunican lo que hacen. 

 —Te tengo que decir con total sinceridad: no soy experta en comunicación. Y para mí es todo un misterio el tema, porque en el siglo XXI es híper complejo llegar a la cabeza de la gente y poder competir con el bagaje de estímulos de información que le llega. Con Durán Barba no tengo la cercanía que tienen Marcos Peña y Horacio Rodríguez Larreta, pero la relación es de respeto mutuo 

—¿Cuál es, entonces, la política de comunicación? 

 —Nosotros hemos decidido ser un gobierno más normal, no un gobierno de cadenas nacionales. Creo que hemos ido mejorando nuestro proceso comunicacional. Es muy complejo hoy poder comunicar tratando de ser un gobierno que no está todo el tiempo poniendo millones y millones de pesos en la comunicación. Pero de a poco lo vamos logrando. 

 —¿Durán Barba a vos te quiere? 

 —Yo tengo una buena relación.  

—Porque viste que hay como amores y odios dentro de Cambiemos. 

 —No tengo una relación tan cercana con Jaime como tiene Marcos (Peña) o, no sé, el propio Horacio (Rodríguez Larreta). Yo tengo una relación más de vernos de vez en cuando, pero de mucho respeto mutuo. 

 —¿Te dice algo de tu rol de vice? 

 —Muchas veces me ha dicho que el rol que yo juego es un rol importantísimo para el partido, para el espacio político, incluso para nuestro Gobierno. Y yo también le he dicho que lo que él ha aportado es una visión que suma a otras cosas que son también muy importantes. 

 —Hace pocos días entrevisté a Lilita Carrió. Yo tenía claro que ella había sido amiga de quien hoy es el Papa, pero me dijo que nunca se confesó con él porque Bergoglio era un hombre y que una mujer nunca debe confesarse con un hombre. ¿Vos te confesaste con Bergoglio? 

 —Sí, yo sí, yo sí, yo sí. Nunca se me hubiera ocurrido esa respuesta, bien de Lilita porque ella es mucho más revolucionaria y transgresora que yo. En esos primeros meses del papado Francisco me dijo que, en algunos momentos, se sintió muy avasallado y muy invadido 

—Me dijo "nunca te confieses con un cardenal". 

 —Qué genial, qué genial… Yo me confesé con él cuando era Arzobispo de Buenos Aires. Nosotros teníamos una relación muy linda, para mí fue un guía espiritual pero también un guía desde el punto de vista humano en las decisiones que yo tenía que tomar. 

 —Se rumoreaba que Bergoglio te decía lo que vos tenías que hacer… 

 —¡Noooo! Eso es la fantasía que se generó en algún momento, como que Bergoglio me decía: "No votes esta ley". Disparates. Nunca lo hizo, jamás hablamos de temas tan puntuales y pedestres, digamos. Siempre era mucho más de marco, más de valores, ¿no? El Papa me dio 4 máximas que ayudan: “El todo es superior a las partes, la unidad es superior al conflicto, la realidad es superior a las ideas y el tiempo es superior al espacio” 

—¿Cómo era una charla tuya con Bergoglio? 

 —Suponete, yo le decía: "Mire Jorge, tengo tal problema, en esta situación me siento con un gris, si voy para allá pasa esto, si voy para acá este valor está en crisis", que es lo que pasa en la política todo el tiempo, es la vida, ¿no? Entonces lo que hacía Jorge era darme, por ejemplo, las cuatro máximas, que después repitió cuando ya era Papa: "Te van a ayudar mucho a tomar decisiones". 

 —¿Cuáles son las máximas que te dio el papa Francisco? 

 —"El todo es superior a las partes, la unidad es superior al conflicto, la realidad es superior a las ideas y el tiempo es superior al espacio". Cuando vos desnudás eso y lo podés entender y vivenciar, es impresionante. Te sirve para la vida, para la política… 

 —Según Lilita, el Papa quería que ganara Scioli. 

 —No, no creo que sea tan… A ver, hay algo que es verdad: él tiene mucha más vinculación y ha tenido mucha más vinculación siempre -esa es su pertenencia, digamos, anterior a su sacerdocio- súper cercana al peronismo, como pasó con el 80% de los curas en la Argentina. Porque el peronismo lo que hace es tomar la doctrina social de la Iglesia y plasmar su doctrina política con esos valores. Entonces, me parece que ahí gran parte de la Iglesia se sintió muy identificada. No creo que el Papa haya preferido que ganara Scioli. De hecho a muchas de las personas que estaban con Scioli él les ponía cierta distancia 

—¿Vos decís que el Papa no prefería a Daniel como presidente? 

 —No, no creo que haya preferido que ganara Scioli. De hecho a muchas de las personas que estaban con Scioli él les ponía cierta distancia. Yo creo que nosotros nos confundimos mucho con Francisco. Y él también como ser humano puede confundirse. Pero creo que la mayoría de los políticos argentinos -Lilita y yo somos unas de las pocas que no lo hicimos- iban a buscar su posicionamiento político al lado de él. 

 —Pero el Papa lo permitía. 

 —En esos primeros meses del papado él me dijo que, en algunos momentos, se sintió muy avasallado y muy invadido. Imagino el atolondramiento y el aturdimiento de tener que recibir al mundo entero y además empezar a conocer todos los problemas del Vaticano. Debe haber sido difícil, por más inteligente y superdotado que sea. Fijate cómo ahora ya la cosa fue empezando a tener otro tono. Y él pudo despegarse más de la política argentina partidaria o electoral y mirar a la Argentina desde otro lugar. “Creo que la mayoría de los políticos argentinos -Lilita y yo somos unas de las pocas que no lo hicimos- iban a buscar su posicionamiento político al lado de Francisco” “Creo que la mayoría de los políticos argentinos -Lilita y yo somos unas de las pocas que no lo hicimos- iban a buscar su posicionamiento político al lado de Francisco” 

—¿Hablaste con él de Mauricio? 

 —Sí, y cada vez que hablé con él sobre Mauricio siempre me dijo que tenía un concepto, una imagen, sin conocerlo profundamente porque nunca tuvieron una relación tan estrecha, de que era una persona de muy buena madera. "Muy buena madera", esa era la palabra que él usaba. Francisco me dijo: “Veo buenas intenciones en Mauricio y sin embargo no las veo en tal persona”, que era otro de los que andaban dando vueltas en la política del cambio 

—¿Nunca te dijo nada malo? 

 —Me dijo que le veía muy buenas intenciones y respetaba eso enormemente porque podía hacer grandes cambios en la política argentina. Nunca me dijo algo malo de Mauricio. Es más, un día me dijo: "Todo esto lo veo en Mauricio y sin embargo no lo veo en tal persona", que era otro de los que andaban dando vueltas en la política del cambio o que venía en teoría a cambiar… 

 —Qué intriga, Gabriela. 

 —Pero no lo puedo decir porque soy muy respetuosa del Papa. 

 —Lilita me lo hubiera contado. —Sí, obvio, tal vez ella sí. Pero yo soy más prudente. —¿Hablás con él? ¿Lo llamás? ¿Te llama? 

 —He estado con él una vez conversando un rato bien largo. Yo me autolimité mucho antes de ir y me propuse tener una relación a través de otra persona, que es Víctor Manuel Fernández, el rector de la UCA, una de las personas realmente cercanas al Papa. Hay muchos que se dicen cercanos y no lo son, y él lo sufre mucho. 

 —Los que dicen ser sus voceros. 

 —Es una cosa horrible. Con esas cosas, pobre, él me dice: "¿Y yo cómo hago, Gabriela? Son disparates". 

 —Otra cosa que se les critica como Gobierno es que no han contado la herencia recibida, como hizo María Eugenia Vidal que dijo "me dejaron una Provincia en quiebra". Mauricio Macri no salió a decir realmente cómo habían dejado el país, en qué condiciones. 

 —Yo creo que en el discurso del 1° de marzo del 2016, en la Cámara de Diputados, Mauricio dice cosas bien duras y da números bien duros. Yo creo que también ahí pecamos de no escuchar, ¿no? Porque la verdad que el discurso es taxativo. Mauricio fue claro con respecto al país que había recibido. El populismo enfermó a la sociedad, porque genera esa cosa del pensamiento mágico: todo se va a solucionar, total el Estado lo va a cubrir, total a mí me van a regalar tal cosa, total yo tengo derecho 

—¿Por qué nos cuesta tanto reconocer la verdad, entonces? 

 —De una vez por todas nosotros tenemos que reconocer la verdad. Hay una cosa de desgaste de la convicción ciudadana a partir del populismo. El populismo genera magia, esta cosa del pensamiento… de las hadas ¿no? Total todo se va a solucionar, total el Estado va a cubrir, total a mí me van a regalar tal cosa, me van a dar tal otra, yo tengo derecho. Y no se habla nunca… 

 —Y no tengo obligaciones. 

 —… de los esfuerzos que hay que hacer, de las obligaciones que uno tiene, del entusiasmo que hay que ponerle a la tarea y a la vida todo el tiempo, de que no hay atajos. Y entonces cuando vos tenés una época de bonanza, como la que tuvimos en este decenio anterior, pero nos quedamos sin rutas, sin puertos, sin aeropuertos, con una línea de bandera que la vamos a cuidar y ninguna otra le va a hacer la competencia interna… ¿pero qué tiene que ver la línea de bandera? Los importantes son los ciudadanos que tienen que volar, no la línea de bandera como una bandera justamente. El populismo enfermó a la sociedad, nos enfermó. 

 —Pensaba, mientras te veo tan optimista, ¿qué se hace con el narcotráfico, con la policía corrupta? ¿cuánto de todo eso ha quedado y cómo se hace para subsanarlo? 

 —Como se está haciendo. Tenemos una ministra de Seguridad que hoy se está ocupando. ¿Cuánto hace que vos no escuchabas que todas las semanas tenemos un decomiso? Y que se agarró un narcotraficante allá, que se desbarató una banda por acá. Se hace peleando contra eso. Combatiendo eso. Y aliándonos con los países de América Latina para poder hacerlo juntos. 

 —¿Cuál es tu fortaleza?

 —El entusiasmo y la fuerza que le pongo a todo. Creo que nunca me doy por vencida con nada, ni en la vida ni en el trabajo, y le pongo mucha garra, mucho entusiasmo y mucha esperanza a cada cosa que hago. 

 —¿Qué pensás del aborto? 

 —Yo creo que nosotros tenemos que respetar lo que hoy dice la legislación sobre el aborto no punible, que a veces no se respeta. En eso los argentinos ya dimos ese paso y hay que respetarlo. No estoy de acuerdo con la despenalización del aborto porque soy una persona totalmente defensora de la vida 

—¿Y sobre la despenalización?

 —No estoy de acuerdo con la despenalización del aborto por una sencilla razón: soy una persona totalmente defensora de la vida. Y no me gusta esto de tener que decir "Para que esta vida pueda seguir tengo que terminar con estas otras". No me gusta esa dicotomía. Creo que definitivamente los Estados inteligentes, los Estados que trabajan, los funcionarios que se ocupan, tienen toda la responsabilidad para hacer que no ocurran los embarazos no deseados. Ese es el trabajo más fuerte que hay que hacer. Y luego, trabajar para que haya posibilidades mucho más fáciles para la adopción, que la gente vea más naturalmente este tema, que si una chica se embaraza y no quiere tener a su hijo no haya ninguna condena social porque lo puede dar y otra familia lo puede criar. Pero no quiero estar en la disputa entre una vida y la otra, no me interesa. Me gusta defender la vida siempre. 

 —¿Por qué cada vez hay más femicidios? 

 —Me da la impresión de que hay una parte que tiene que ver con que ahora están más expuestos, que antes había más ocultamiento, más sombras sobre muchas de estas cosas. Pero, los femicidios crecen y debe haber multiplicidad de razones. La violencia está desatada, la violencia está en el narcotráfico, en los crímenes, en la falta de expectativas que tienen algunos sectores de la población. Y entonces vos le preguntás a los chicos del Conurbano cuál es su expectativa de vida y te dicen: "25 años". 

—No te puedo creer. 

 —Es así. La vida ya no les vale nada. Entonces, hay sectores de la población que sólo ven una salida en la violencia, en el crimen o en el delito. Y después hay otra serie de cuestiones que vienen desde hace mucho tiempo que son el machismo, la cultura patriarcal. Todas esas cosas que crean un caldo y un cóctel espantosos que van aumentando la posibilidad de que estos crímenes existan. Lilita es molesta para muchos porque metió el dedo en la llaga. Ella introdujo la ética en el ejercicio del poder y ya nadie se puede hacer el distraído 

—Vos trabajás mucho con el tema discapacidad. 

 —Creo que hay que trabajar mucho desde la conciencia y el cuore. Por la atención médica y por la accesibilidad de las barreras arquitectónicas. Pero lo más importante es que una mamá que está embarazada sepa que no tiene que tener terror, que no se le va a acabar la vida si tiene un chico con discapacidad. Es cierto, vas a preferir que no tenga ese problema. ¿Pero sabés qué? Hay tantas maravillas para hacer, para acompañar una vida que tiene esta situación o esta limitación, que después te da la alegría de ver la felicidad que provocás en esa persona que nació diferente. 

 —Me gustaría que me definas a Lilita Carrió. 

 —Creo que le ha hecho mucho bien a la política argentina, nos ha hecho mucho bien a todos. Y sobre todo introdujo, en el momento en que ella apareció con esa fuerza, una variable que nunca más pudo ser corrida: la variable de la ética en el ejercicio del poder. Y eso es trascendente. Y ella la metió, la introdujo, y nunca más eso pudo ser puesto al costadito. Entonces es molesta para muchos, porque es la que metió el dedo en la llaga. A mí me resulta una persona muy valiosa. Y yo la quiero un montón. Hemos tenido mucho contacto, mucha relación, y la verdad es que la respeto un montón. El único tema que discuto con Margarita es por qué no está en Cambiemos. Yo creo que ella tiene mucho más que ver con nosotros que con lo que ella cree que tiene que ver 

—¿Margarita Stolbizer? 

 —Margarita me parece una mujer muy valiosa. Tiene un modo muy lindo de relacionarse porque es sencilla, inteligente, capta todo y comunica bien. Tengo muy linda relación. El único tema que discuto con Margarita es por qué no está en Cambiemos. Yo creo que ella tiene mucho más que ver con nosotros que con lo que ella cree que tiene que ver. 

 —¿Querrá ser como la Lilita de Macri al lado de Massa? ¿La que marca los errores? 

 —Puede ser. Pero yo creo que ahora el país tiene una oportunidad enorme… Hoy la Argentina, por lo menos durante estos cuatro años, necesita dirigentes muy conscientes y muy responsables de entender que la salida es una salida conjunta 

— ¿Y qué respuesta te da Margarita cuando le decís eso? 

 —Todavía nos debemos esa conversación. Si bien tenemos una relación de híper confianza es un tema de esos que vos tenés pendientes y decís "un día nos vamos a sentar, las dos solitas, y vamos a hablar a fondo". A mí me parece que ella sería un aporte fantástico y creo que ella no se da cuenta -tal vez es una soberbia enorme de mi parte-, pero pienso que ella tiene mucho más que ver con nosotros, ¿no? 

 —¿Qué tiene Stolbizer en común con Cambiemos? 

 —Este es un equipo de trabajo plural, que además quiere cada vez más personas que puedan luchar contra la corrupción, fortalecer instituciones, tener más transparencia, y ella es ideal para eso. 

 —De Masa, ¿que pensás? 

 —Siento que él tendría que ser más consciente en este momento del rol que puede jugar, que es el rol de fortalecer la salida de la crisis en la Argentina. Creo que por momentos él lo hace -el año pasado lo hizo y al principio de nuestro gobierno lo hizo mucho más claramente-, pero después ya empieza otra vez con esto de la diferenciación, la crítica. Y la verdad es que si bien es cierto que nosotros necesitamos obviamente una oposición y… Hoy la Argentina, por lo menos durante estos cuatro años, necesita dirigentes muy conscientes y muy responsables de entender que la salida es una salida conjunta. No hay manera de salir con un Gobierno o con veinte tipos o con un partido, no. De crisis tan profundas y de problemas tan estructurales vos salís en grupo, en conjunto, con la Nación, con todos. Lo troncal lo tenemos que hacer entre todos. 

 —Para cerrar, María Eugenia Vidal. 

 —Yo la admiro con toda mi alma. Trato de estar lo más cerca que puedo, de mostrarme compañera y de ayudarla si ella lo necesita. Creo que tiene una tarea gigantesca por delante, y lo está haciendo súper bien. Se para en un lugar perfecto, ¿viste? O sea, en el ejercicio del poder y la contundencia con la que hay que ejercerlo, pero no en la pelea permanente de orejear a ver si vos tenés más o yo tengo menos, y entonces te saco, te pongo. Esa cosa de tanto desgaste. Me encanta, la admiro mucho.

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